Tras el trabajo de conocimiento, diferenciación e identificación de distintos tipos de olores, tan solo nos quedaba pendiente el olor pestilente. Pese a que se nos ocurrieron algunos ejemplos, no consideramos su pertinencia, además teníamos la certeza de que todos sabrían reconocer ese olor, aun sin mostrárselo.
Ayer, casualidad de la naturaleza, surgió una ocasión. Floreció una planta que anualmente rebrota en nuestro jardín, dejando pasmados a todos los observadores, tanto por su rareza como por su desagradable olor: la flor dragón (por la lengua de fuego y por el pedúnculo que semeja una espada) o planta culebra (por tener el tallo manchado como la piel de una serpiente).
Para ellos un sinsentido, una flor que huele mal.
La
Dracunculus vulgaris, es una planta atrapamoscas, que se introducen en su copa atraídas por el intenso olor. Para la fantasía infantil una planta "carnívora". Dada su toxicidad, tan solo les dejamos observarla desde una distancia prudente. Por lo de ahora, como aun no está madura, el olor no era muy intenso.
Una ocasión para conocer una de la las flores más extrañas y grandes de la naturaleza.
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