Por aquello de que soy Casandra, me voy a permitir un lujo que no siempre está a mi disposición, y este lujo es decir lo que pienso.
Hoy tomando un café me he quedado muda, algo que debo de hacer si no quiero partirme la cara con alguien y ha sido la gota que me ha colmado mi vaso de paciencia.
Llevo días masticando mi indignación por determinados sucesos que van ocurriendo a mi alrededor dentro del mundo del asociacionismo, pero ya no aguanto más.
No comprendo por qué tenemos que dedicarnos a ir cada uno por un lado cuando la mayoría de las asociaciones tenemos objetivos comunes, formas de hacer diferentes, pero objetivos comunes.
No comprendo el empecinamiento de muchos y muchas por actuar desde la prepotencia, no comprendo porque tenemos que denigrar con apelativos "el panchito" los tontos" al referirnos a seres humanos que tienen su dignidad, su derecho de libertad.
No comprendo las políticas neo-liberales que se emplean en detrimento de los más desfavorecidos, sigo sin comprender este mundo capitalista, que solamente jode, con perdón al lector, a los seres humanos.
No comprendo aquellos que manifiestan ser caudales divinos y luego reniegan del que tienen a su lado por ser de color distinto, por querer gozar de su libertad por ser diferentes.
No comprendo por qué cuesta tanto el respeto, la honestidad y la sabiduría, el tener un punto de encuentro desde tú libertad y la mía.
Da la impresión que vivimos en un mundo con los horizontes perdidos, que no nos queda nada, que nos conformamos con todo y por todo.
Yo no estoy dispuesta hacerlo, necesitaré ayuda y mucha, pero pienso que si soy capaz de dejar un grano de arena, una lágrima sentida o una sonrisa de oreja a oreja habré dejado parte de mi y tarde o temprano tendrá sus consecuencias.
Desde aquí, lector o lectora, te animo a no conformarte y si hace falta salir a la calle salgamos todos juntos de la mano para decir !BASTA YA! Queremos un mundo diferente.