Estamos habituados a pagar por los servicios antes de usarlos: al ir al cine o al teatro, antes pagas la entrada, al volar en avión, antes compras el billete, y si vas a la universidad, pagas la matrícula antes de pisar el aula. Parece lógico entonces que el transporte público funcione de la misma manera: primero pagas el billete y luego viajas las veces que corresponda.
Pero el transporte público a veces tiene un factor que el teatro, el avión o la universidad no tienen: no sabes cuánto lo vas a usar. Por ejemplo, si estás en paro y necesitas ir a entrevistas pero no sabes cuándo, o si por tu trabajo no sabes exactamente cuántos días tendrás que coger el metro, o si estás visitando una ciudad y no has planeado cada movimiento al milímetro. En casos como este, en los que las características del servicio no siempre se conocen de antemano, el cobro suele hacerse a posteriori: véanse las facturas de la luz, gas o agua, u otros servicios de transporte como el taxi o bicis de alquiler.
El sistema de pospago tiene un funcionamiento muy simple: el usuario viaja todo lo que lo necesite durante un periodo fijo (normalmente, un mes) y al final de éste, paga la tarifa correspondiente más barata. Si la tarifa más barata es en billetes de diez, pues en billetes de diez. Si es un abono mensual, pues un mensual. Lo importante es que el usuario no tiene que preocuparse por ajustarse a las condiciones de su billete: simplemente viaja y al final el sistema hace las cuentas para cobrarle.
Un sistema más fácil para todos
Hemos visto casos de gente que se beneficiaría de un sistema de pospago porque, pese a no hacer un uso ocasional del transporte público, tampoco lo usan de manera constante y predecible. Pero un sistema de pospago también beneficiaría a quien usa el transporte público a diario. Para empezar, porque en el peor de los casos sigue pagando un abono mensual entre un mes y el siguiente, con la diferencia de que en vez de pagar el mes siguiente paga el anterior. Pero también porque antes de unas vacaciones no tendrá que andar contando los días que necesitará viajar, o si tiene un accidente y se tiene que quedar en casa dos semanas no tendrá que preocuparse por no aprovechar su abono mensual.
Un sistema de pospago logra, sin cambiar las tarifas, que en cualquier caso se pague lo mismo o menos que antes.
Sevilla, un caso práctico
Desde ayer el metro de Sevilla, mediante su sistema Tap&Go, aplica un sistema de pospago mediante la tarjeta bancaria del usuario. Tras darse de alta en la web o la app, el viajero accede a la red de metro validando su tarjeta bancaria, y a final de mes se le cobra en su cuenta el precio correspondiente. El sistema también funciona con usuarios ocasionales no registrados, que entran con su tarjeta bancaria y reciben el cobro al final del día, aplicándose un límite de 4,50 € diarios.
El sistema incluso acepta varias personas viajando con la misma tarjeta, cobrándose los viajes adicionales aparte de los títulos individuales.
El pospago como simplificación del sistema tarifario
El metro de Sevilla tiene un sistema tarifario bastante simple: una línea, tres zonas tarifarias, y cinco billetes: sencillo, ida y vuelta, bono de un día con viajes ilimitados, bono Plus 45 que permite 45 viajes en un mes, y Bonometro, que funciona como tarjeta monedero. Sin embargo, un sistema pospago puede ser aún más útil en redes más complejas, como la de Madrid. Un ejemplo: alguien que suele moverse por la zona A pero que un mes puede necesitar moverse también por Alcorcón, en la zona B1. Dependiendo del número de viajes que haga solo en Madrid, solo en Alcorcón, y entre ambas ciudades, podrá combinar:
- un abono mensual de la zona B1 (que incluye todo Madrid y Alcorcón),
- un abono mensual de la zona A (que solo funciona en Madrid),
- billetes combinados de 10 viajes (que funcionan en toda la red de metro),
- billetes de 10 viajes de la zona A (solo en Madrid),
- billetes de 10 viajes de MetroSur (para la red de metro en Alcorcón),
- billetes sencillos combinados, en la zona A de metro, o en MetroSur,
- billetes sencillos en los autobuses urbanos de Madrid y de Alcorcón e interurbanos entre ambas,
- billetes de Cercanías, que cuestan distinto a los billetes de metro,
- ¡y más! (abonos turísticos, transbús y bus+bus…)
Ante esta situación el cálculo se hace bastante complicado, más aún si no se conoce con exactitud qué viajes se van a hacer. Con un sistema pospago, toda esta complejidad "desaparece": nuestro viajero viaja cuando lo necesita, paga a fin de mes, y sabe que siempre se le aplicará la tarifa más ventajosa. En casos más complejos, por más zonas y municipios, la simplificación es todavía mayor.
En definitiva, el sistema pospago es mejor para todos los usuarios, independientemente de sus hábitos de movilidad. Permite una red más simple, más cómoda y más barata, incluso sin cambiar las tarifas. Si ya lo hacemos con otros gastos que siempre están ahí pero cambian mes a mes, como la factura telefónica, ¿por qué no con el transporte público?
La entrada El sistema de pospago en el transporte público: concepto y aplicación en Sevilla se publicó primero en ecomovilidad.net.