
Las pinturas rupestres son un tipo de arte parietal que se encuentra en las paredes o en los techos de cuevas por todo el mundo. Tiene una larga historia y en algunos lugares, como la cueva de Gabammung, en el norte de Australia, hay pinturas de más de 28 000 años de antigüedad, mientras que otras, en el mismo lugar, se hicieron hace menos de un siglo.
Las siluetas y las huellas de manos son un componente característico del arte rupestre. De hecho, la pintura rupestre más antigua que se conoce es una silueta de mano roja encontrada en la cueva de Maltravieso, en Cáceres. El método de uranio-torio la dató en más de 64 800 años, lo que sugiere que fue realizada por un neandertal ya que esa fecha es anterior a la llegada de
Homo sapiens a la Península Ibérica por al menos 20 000 años. Sin embargo, esta cronología es discutida y hay quien considera que esa pintura tiene una antigüedad de 47 000 años, una edad que la haría mucho más cercana a la presencia de los primeros sapiens en el occidente europeo.

Para crear una imagen positiva de mano positiva, una huella, el artista sumergía su mano en pigmento y luego la presionaba sobre la pared de la cueva. Para hacer una imagen negativa de mano, una silueta, el individuo colocaba una mano en la pared y soplaba el pigmento, probablemente a través de una caña, un hueso o algún otro tipo de tubo hueco. Estas siluetas de mano forman una imagen característica con un área aproximadamente circular de pigmento sólido rodeando la forma incolora de la mano en el centro, que luego a veces está decorada con líneas o puntos. Siluetas y huellas de manos se encuentran en formas similares y por cientos en Europa, Asia oriental, América del Sur y Australia.
Una cosa llamativa es que algunas huellas y siluetas de manos encontradas en el arte rupestre muestran la falta total o parcial de un dedo o más. Su proporción es asombrosamente alta: