Hace hoy siete años echó a andar el blog Innovarte y qué decir que no hayamos dicho ya con motivo de cada uno de sus aniversarios: que no esperábamos estar presentes tanto tiempo, que no contábamos con la acogida que tuvo, que no somos capaces de agradecer todas las palabras de ánimo que recibimos, que no imaginábamos lo que nos iba a suponer esta andadura, que ya no concebimos nuestro trabajo sin Innovarte. Todo cierto y todo ya sabido.
Cada 28 de enero de estos últimos siete años fuimos relatando nuestra sorpresa y nuestro agradecimiento por todo cuanto nos supuso el blog; en cada uno de ellos pensábamos que probablemente sería el último ya que el miedo a aburrir o a aburrirnos es nuestra principal preocupación. Luego vamos andando en el tiempo y hay períodos de abundancia y períodos de sequía, -solemos decir que paros biológicos para regenerar-, hasta que un día vuelven a nosotras las ganas de contar lo que hacemos y vamos tirando de InnovArte.
Cada vez estamos más convencidas de que la imagen de Innovarte, Spiral Jetty, es la mejor metáfora visual de nuestro estado. Esta intervención en la naturaleza realizada por Robert Smithson en el Lago Salado de Utah, muda cada día, siendo más visible o menos visible en función de la altura de las aguas, pero en cualquier caso está ahí desde 1970 y siempre hay alguien que sucumbe fascinado ante esta obra singular del Land Art, de la que sólo se puede apreciar su magnitud desde la lejanía.
Siempre decimos que comenzamos a escribir el blog como un acto de catarsis contra el tradicionalismo e inmovilismo de la escuela infantil, en la que ya se consolidaron tantos rituales sin sentido en tan pocos años que incluso da miedo, en la que a veces parece que sólo se mira hacia arriba tratando de emular aquello que precisamente se le critica a los niveles superiores. Es posible que las primeras generaciones de maestras de infantil (de aquella preescolar), tras casi treinta años de ejercicio ya estemos cansadas de defendernos de las críticas y de las demandas que se nos hacen; es posible, ahora bien, claudicar no es el mejor favor que le podemos hacer a los pequeños. Por ello, Innovarte vuelca sus esfuerzos en las personas que están en período de formación inicial, para que sepan tomar el relevo, pero hay algo que en los últimos tiempos nos está horrorizando: estamos viendo profesorado novel más rancio, más acomodaticio y menos motivado de lo que nunca hubiésemos imaginado. Hace falta una reflexión desde las facultades y desde los procesos selectivos de oposición. Habrá que ver si hay discursos paralelos, por un lado destacamos las metodologías activas y respetuosas con la infancia (incluso las alternativas) y por el otro consolidamos la escuela pobre de expectativas, la escuela llena de aparatos y de un sinfín de programas de emociones pero vacía de recursos, de corazón y de sentir.
Será como la sociedad y la vida misma: soñamos con los ideales y con la utopía pero luego nos conformamos con lo fácil, con aquello que no nos supone mucho esfuerzo ni muchos disgustos.
Pues ya vamos adelantando que a InnovArte aún le queda fuelle para seguir poniendo el punto de mira en esas discrepancias y para mostrar nuestras alternativas a lo que cuestionamos.
Por un año más.
Para facer memoria.