Neurodomingo 2021.39
Las personas cuya mano, ojo, oído o pie preferentes no son todos los de un mismo lado –diestro o zurdo– no tienen una lateralidad homogénea y se dice que tienen una lateralidad cruzada.
Cuando pienso en lateralidad cruzada enseguida me acuerdo de estas Manos dibujando, del genial artista neerlandés Maurits Cornelis Escher (1898-1972). La fama de Escher se debe al asombro que producen sus dibujos y grabados de mundos imposibles, sugerentes y fascinantes, por su precisión y belleza matemática. Estas manos se dibujan la una a la otra con idéntica maestría en un bucle infinito sin principio ni final. No importa si la zurda dibuja a la diestra o viceversa, porque una sin otra no podrían existir.
Como curiosidad, Escher era zurdo , como también lo fueron Miguel Angel, Leonardo, Durero o Holbein. (Absurdo orgullo de zurda ).
Esta aparente abundancia de zurdos entre los grandes genios lleva al error de creer que los zurdos son más inteligentes que los diestros, pero resulta que no. La proporción de zurdos entre los maestros de la pintura, las ciencias o la literatura seguramente es la misma que en la población general, aproximadamente 1 de cada 10 personas.
Sin embargo no sucede lo mismo entre las personas con trastornos del neurodesarrollo, como puede ser el autismo, donde sí hay una proporción más elevada de zurdos y, en consecuencia, de lateralidad cruzada.
Resulta entonces tentador pensar que la lateralidad cruzada es un problema nuclear a atender. Pero, ¿es así? ¿Es la lateralidad cruzada la que causa dificultades en el neurodesarrollo? ¿Se puede corregir? ¿Es necesario? En esta entrada voy a intentar dar respuestas.
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