Por todxs lxs chavalxs que mueren en los centros de menores
Domingo 7 de julio de 2013, 18h.
Metro Ciudad de los Ángeles <L3>
Han pasado dos años desde que Ramón Barrios murió en el centro de menores Teresa de Calcuta. Ramón Barrios era un chaval de Villaverde que estaba cumpliendo una condena de 12 fines de semana por cometer un hurto siendo menor de edad. El segundo fin de semana, una psicóloga del centro acudió a casa de sus familiares a darles la noticia de su muerte. Parada cardio-respiratoria. ¿El motivo de la parada? No se sabe, estaba nervioso, le aplicaron una contención y murió. Fue en el tanatorio, cuando el maquillaje desaparecía, cuando aparecieron los signos de una paliza.
Aparentemente la realidad de estas cárceles para niños/as ha cambiado significativamente desde que hace unos años vieran la luz una serie de casos de malos tratos y muertes, muy comentados en los medios de comunicación. Sin embargo, el que los carceleros/as tengan más cuidado en los métodos de "contención", el que los jueces de menores hagan visitas de "control" a los centros (generalmente, como en el caso del centro de menores de Valladolid (Zambrana), previo aviso al director/a del centro) no ha cambiado que nuestros chavales/as sigan encerrados/as, cumpliendo condenas en cárceles y sometidos/as a la autoridad, y la impunidad, de quienes se encargan de mantenerles encerrados/as, reeducándoles. Por eso queremos recordar con esta manifestación a Ramón, porque su muerte no fue simplemente un "exceso" en la aplicación de unos métodos, ni un fallo en la ejecución de la ley de responsabilidad penal de menores, es decir una ley de enjuiciamiento criminal de niños y adolescentes menores de 18 años, fue la consecuencia lógica de una sociedad que encierra sus problemas, que mira para otro lado para no ver que existen personas, y entre ellas niños/as, que viven privados/as de libertad. Recordar a Ramón, es recordar que todavía existen muchos chavales y chavalas encerradas, que el Estado nos quita la capacidad y la posibilidad de gestionar nuestra vida y nuestros conflictos y después nos encierra. Y encierra a nuestros hijos/as, hermanos/as, compañeros/as, nietos/as, etc. arrebatándoles sus vínculos, sus afectos, sus lugares, su vida.
No creemos en sus leyes, no creemos en su Justicia. La respuesta a los problemas de nuestros chavales/as es la respuesta a nuestros propios problemas, a los problemas de nuestros barrios y pueblos. Y su solución no es, ni puede ser, en ningún caso la cárcel. La cárcel es la solución para los intereses del Poder. La cárcel, también las de niños/as, profundiza en el desarraigo, genera sufrimiento y muerte y perpetúa la marginación y la exclusión.
Quieren barrer los conflictos de esta sociedad debajo de la alfombra para que no se vean, para borrarlos. Para que no nos dé por pensar cuál es el verdadero problema y cómo lo queremos solucionar, nosotros/as mismos. Les encantaría que nadie oyera hablar de Ramón, que nadie supiera que a un chaval de 19 años que estaba cumpliendo una condena en una cárcel le mataron a golpes. Nosotros/as no lo vamos a permitir, seguiremos luchando contra ellos/as, contra sus cárceles y contra su sociedad. Por Ramón, por nosotros/as y por todos/as los/as demás.