Las claves: una educación infantil de calidad y un número reducido de horas
Que los cuidados recibidos en la primera infancia pueden determinar la personalidad de un adolescente es un tema debatido hasta la saciedad. Ahora, un estudio puede zanjar cualquier duda al constatar que, efectivamente, el tipo de atención recibida en los primeros años de vida tiene efectos a largo plazo en el desarrollo cognitivo, los resultados académicos y el comportamiento en la juventud.
"Dos perspectivas diferentes han guiado a muchos de los estudios que examinan los efectos del cuidado de los hijos. Durante por lo menos 50 años, algunos padres y educadores han visto a las escuelas infantiles como un medio para promover las habilidades sociales y académicas antes de la entrada formal al colegio.
Por el contrario, otros, influidos en parte por la teoría del apego, han expresado su preocupación de que la atención no maternal generalizada, especialmente en los primeros años de vida, podría interrumpir vínculos afectivos y dar lugar a problemas de comportamiento", explican los autores de la investigación, dirigida por Deborah Lowe Vandell, de la Universidad de Carolina, en Irvine (Estados Unidos).
Tanto una hipótesis como otra contaban con investigaciones científicas que las respaldaban. Ahora, sin embargo, este ensayo, que representa la última 'entrega' del Estudio de la Atención en la Infancia y el Desarrollo de la Juventud iniciado en 1990, suma nuevas evidencias que constatan la importancia de la 'calidad' de los cuidados, con indepencia de si se proporcionan en casa o en centros de educación infantil. (Sigue leyendo en el desplegable).
Fuente: Patricia Matey. El Mundo.es Salud. Entra en la web del NICHD Study of Early Child Care and Youth Development Bájate el informe de 2006 here.
El ensayo, financiado por el Instituto de la Salud del Niño y el Desarrollo Humano (NICHD, sus siglas en inglés) y publicado en el último 'Child Development' ha contado con la participación de más de 1.300 menores y sus familias de 10 ciudades estadounidenses, a las que se les ha realizado un seguimiento desde el momento de su nacimiento, en 1991, hasta los 15 años.
Los pequeños fueron evaluados cuando estaban en la educación infantil (y tenían 1, 6, 15, 24, 36 y 54 meses de edad), así como cuando pasaron a la escuela (y cursaban primero, segundo, tercero, cuarto, quinto y sexto de primaria). Un nuevo análisis se efectuó cuando cumplieron los 15. Los participantes provenían de todas las clases socioeconómicas. También se incluyeron familias monoparentales y biparentales.
Los datos reflejan que los adolescentes que en su niñez (durante los primeros cuatro años) acudieron a centros de educación infantil de mayor calidad obtuvieron puntuaciones más altas en el desarrollo cognitivo y en los logros académicos que los que asistieron centros infantiles de menor calidad.
"También hemos encontrado que aquellos pequeños que más horas pasaron en las escuelas infantiles durante la infancia eran más impulsivos y adoptaban más conductas de riesgo en la adolescencia que los que menos tiempo permanecían en ellas", rezan las conclusiones del trabajo.
La calidad de los cuidados en escuelas infantiles también influye en el comportamiento posterior. "Los que acudían a centros mejor cualificados tendían a saltarse menos las normas y a tener menos conflictos con sus compañeros que aquéllos que pasaron su infancia en guarderías más mediocres", insisten los autores.
Entre los resultados se subraya "la importancia de la interacción entre los niños y sus cuidadores durante el día", asiente la autora principal del estudio.
"Tal vez los hallazgos más importantes de este informe son los efectos de la calidad en la atención durante la primera infancia en la adquisición de conocimientos académicos y que la cantidad de horas en las guarderías influye en los problemas de comportamiento en la adolescencia, más de una década después de que los niños hayan pasado de infantil a primaria... El estudio es el primero en documentar las relaciones entre la atención infantil ordinaria y el funcionamiento de los niños adolescentes", determinan los investigadores.
La referencia del informe "The NICHD Study of Early Child Care and Youth Development (SECCYD) sobre las ratios es la siguiente:
TABLA 2 Estándares Profesionales para el Cuidado Infantil recomendados por la Academia Americana de Pediatría y por la Asociación Americana para la Salud Pública
Ratios adulto—niño
Niños/as de 6 meses a 18 meses: 3 niños por educador
Niños/as de 18 meses a 24 meses:4 niños por educador
Niños/as de 2 años a 3 años: 7 niños por educador
Tamaño de los grupos
Niños/as de 6 meses a 18 meses: un máximo de 6 niños en el grupo
Niños/as de 18 meses a 24 meses:un máximo de 8 niños en el grupo
Niños/as de 2 años a 3 años: un máximo de 14 niños en el grupo
Formación y educación de los profesionales
Formación postsecundaria incluida la certificación o título universitario en el desarrollo infantil, educación infantil o un campo relacionadoresto del post
copiado del blog recuperar madrid
Que los cuidados recibidos en la primera infancia pueden determinar la personalidad de un adolescente es un tema debatido hasta la saciedad. Ahora, un estudio puede zanjar cualquier duda al constatar que, efectivamente, el tipo de atención recibida en los primeros años de vida tiene efectos a largo plazo en el desarrollo cognitivo, los resultados académicos y el comportamiento en la juventud.
"Dos perspectivas diferentes han guiado a muchos de los estudios que examinan los efectos del cuidado de los hijos. Durante por lo menos 50 años, algunos padres y educadores han visto a las escuelas infantiles como un medio para promover las habilidades sociales y académicas antes de la entrada formal al colegio.
Por el contrario, otros, influidos en parte por la teoría del apego, han expresado su preocupación de que la atención no maternal generalizada, especialmente en los primeros años de vida, podría interrumpir vínculos afectivos y dar lugar a problemas de comportamiento", explican los autores de la investigación, dirigida por Deborah Lowe Vandell, de la Universidad de Carolina, en Irvine (Estados Unidos).
Tanto una hipótesis como otra contaban con investigaciones científicas que las respaldaban. Ahora, sin embargo, este ensayo, que representa la última 'entrega' del Estudio de la Atención en la Infancia y el Desarrollo de la Juventud iniciado en 1990, suma nuevas evidencias que constatan la importancia de la 'calidad' de los cuidados, con indepencia de si se proporcionan en casa o en centros de educación infantil. (Sigue leyendo en el desplegable).
Fuente: Patricia Matey. El Mundo.es Salud. Entra en la web del NICHD Study of Early Child Care and Youth Development Bájate el informe de 2006 here.
El ensayo, financiado por el Instituto de la Salud del Niño y el Desarrollo Humano (NICHD, sus siglas en inglés) y publicado en el último 'Child Development' ha contado con la participación de más de 1.300 menores y sus familias de 10 ciudades estadounidenses, a las que se les ha realizado un seguimiento desde el momento de su nacimiento, en 1991, hasta los 15 años.
Los pequeños fueron evaluados cuando estaban en la educación infantil (y tenían 1, 6, 15, 24, 36 y 54 meses de edad), así como cuando pasaron a la escuela (y cursaban primero, segundo, tercero, cuarto, quinto y sexto de primaria). Un nuevo análisis se efectuó cuando cumplieron los 15. Los participantes provenían de todas las clases socioeconómicas. También se incluyeron familias monoparentales y biparentales.
Los datos reflejan que los adolescentes que en su niñez (durante los primeros cuatro años) acudieron a centros de educación infantil de mayor calidad obtuvieron puntuaciones más altas en el desarrollo cognitivo y en los logros académicos que los que asistieron centros infantiles de menor calidad.
"También hemos encontrado que aquellos pequeños que más horas pasaron en las escuelas infantiles durante la infancia eran más impulsivos y adoptaban más conductas de riesgo en la adolescencia que los que menos tiempo permanecían en ellas", rezan las conclusiones del trabajo.
La calidad de los cuidados en escuelas infantiles también influye en el comportamiento posterior. "Los que acudían a centros mejor cualificados tendían a saltarse menos las normas y a tener menos conflictos con sus compañeros que aquéllos que pasaron su infancia en guarderías más mediocres", insisten los autores.
Entre los resultados se subraya "la importancia de la interacción entre los niños y sus cuidadores durante el día", asiente la autora principal del estudio.
"Tal vez los hallazgos más importantes de este informe son los efectos de la calidad en la atención durante la primera infancia en la adquisición de conocimientos académicos y que la cantidad de horas en las guarderías influye en los problemas de comportamiento en la adolescencia, más de una década después de que los niños hayan pasado de infantil a primaria... El estudio es el primero en documentar las relaciones entre la atención infantil ordinaria y el funcionamiento de los niños adolescentes", determinan los investigadores.
La referencia del informe "The NICHD Study of Early Child Care and Youth Development (SECCYD) sobre las ratios es la siguiente:
TABLA 2 Estándares Profesionales para el Cuidado Infantil recomendados por la Academia Americana de Pediatría y por la Asociación Americana para la Salud Pública
Ratios adulto—niño
Niños/as de 6 meses a 18 meses: 3 niños por educador
Niños/as de 18 meses a 24 meses:4 niños por educador
Niños/as de 2 años a 3 años: 7 niños por educador
Tamaño de los grupos
Niños/as de 6 meses a 18 meses: un máximo de 6 niños en el grupo
Niños/as de 18 meses a 24 meses:un máximo de 8 niños en el grupo
Niños/as de 2 años a 3 años: un máximo de 14 niños en el grupo
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