Los nematodos son uno de los grupos más abundantes de animales. Los estudios sobre su historia evolutiva sugieren que estos gusanos son muy primitivos y que aparecerían ya en el Precámbrico lo que explica su amplia distribución en hábitats terrestres y marinos. Aunque solo se han descrito 20.000
especies, las estimaciones sobre su diversidad indican que podrían existir hasta 10.000.000 de especies diferentes de estos gusanos. Y eso implica habilidades adaptativas sorprendentes, trucos increíbles e incluso dificultades para librarse de ellos, como bien saben muchos agricultores.
Podríamos suponer que con sus estrictos criterios sobre la higiene de la colonia las hormigas no tolerarían la presencia de nematodos en el hormiguero o en sus alrededores y que eliminarían a cualquier individuo que pudiese ser infestado por estos gusanos parásitos; sin embargo, los nematodos han desarrollado una serie de sofisticadas estrategias que les han permitido parasitar con éxito a estos insectos desde hace millones de años, aunque no debemos olvidar que el objetivo final, el importante, es terminar en el tubo digestivo de un ave.
Normalmente los pájaros no comen hormigas.
Son pequeñas, relativamente duras, aportan poco valor nutricional y, además, tienen un sabor terrible, a ácido fórmico, y se defienden con aguijones, mandíbulas y productos químicos. Una hormiga que desee que un pájaro se la coma, si existiera ese caso, lo tiene realmente difícil, a no ser, claro, que engañe al ave.
Myrmeconema neotropicum es una nueva especie de nematodo, un gusano de la familia tetradonematidae que se ha identificado recientemente en la selva tropical de Perú, Panamá y Brasil. Este gusano también manipula a su hospedador para continuar su ciclo biológico y para eso tiene un hospedador intermedio, una hormiga y un destino definitivo, un ave. Al día de hoy, el único hospedador intermedio identificado del nematodo es
Cephalotes atratus, una hormiga sudamericana con el cuerpo negro.
¡Y ahora empieza el show! Tras la infestación por el nematodo, el gáster, esa parte bulbosa que constituye la parte caudal y más voluminosa del abdomen, toma un intenso color rojo, lo que hace que se parezca mucho a los frutos maduros de distintos tipos de plantas, a una sabrosa baya. Lo segundo que sucede es que la hormiga manipulada por el nematodo cambia su comportamiento: levanta el gáster en el aire todo lo que puede, se mueve con una lentitud extrema, reduce su agresividad y se aleja de la zona habitual cercana al hormiguero y se sitúa en zonas muy expuestas, en la copa de un árbol, visible desde distancias considerables. Así, el gáster se parece a uno de los frutos maduros que son tan numerosos en la canopia de los bosques tropicales donde viven el parásito y sus hospedadores, realmente la hormiga infestada por el nematodo parece comida para pájaros.
¿Cómo consiguen los nematodos que el abdomen de la hormiga que es normalmente negro se transforme en ese llamativo color rojo? Una posibilidad es que secuestren pigmentos del exoesqueleto, melanina en concreto, y con eso vayan aclarando el color su superficie y la otra posibilidad es que hagan que el exoesqueleto sea más fino y realmente lo que se ve en su interior son los huevos del parásito.
Un estudio a microscopía electrónica ha comprobado que la cutícula del gáster de las hormigas infestadas es un 23% más delgada que las hormigas sanas (14,8 µm de media frente a 19,2 µm de media). Por otro lado, el gáster no presenta pigmentos rojizos y aumenta considerablemente su volumen. En realidad muestra un color traslúcido ambarino al través del cual se ven los huevos amarillentos del parásito que con unos rayos de sol, parecen de un rojo brillante.
Cuando un ave frugívora se acerca atraída por el vivo color rojo del gáster, este abdomen repleto de huevos del nematodo se desprende con facilidad del resto del cuerpo de la hormiga al igual que una baya madura se desprendería de una rama.
A veces la hormiga está en ramas donde sí hay bayas parecidas en color y tamaño al abdomen hipertrofiado. Imagínate esa bola roja, brillando a la vista, quieta o apenas oscilando como si la moviera el viento. Todo conspira para engañar al pájaro, para que creyendo comer un fruto en realidad esté devorando una bolsa de parásitos. Una vez tragado, los nematodos se establecen en el tubo digestivo del pájaro y los huevos del gusano son expulsados con las heces, junto con otros restos a medio digerir de las comidas recientes del pájaro. Las hormigas sanas recogen esas heces ricas en nutrientes y las llevan al hormiguero para alimentar a sus larvas, que se infestan con la siguiente generación de parásitos y el ciclo vuelve a empezar.
En una pieza de ámbar encontrada en la República Dominicana y que tiene 30 millones de años se ha visto un ejemplar de
Cephalotes serratus rodeado por huevos de
Myrmeconema antiqua. La hormiga tiene un agujero en el abdomen que fue probablemente hecho por un pájaro y muchos de los huevos del nematodo han salido por esa abertura y se ven dispersos en el ámbar.
Los huevos recuerdan por su forma y tamaño los de
M. neotropicum y contienen juveniles del gusano totalmente desarrollados sugiriendo que el ciclo de vida de
M. antiqua era similar al de
M. neotropicum y también implicaba a aves como vectores. La naturaleza, antigua y renovada todos los días.
Para leer más:
- Dáttilo W, Falcão JC, Yanoviak SP, Poinar G Jr, Izzo TJ (2013) The geographic distribution of parasite-induced fruit mimicry in Cephalotes atratus (Formicidae: Myrmicinae). J Parasitol 99(1):155-157.
- Poinar G, Yanoviak SP (2008) Myrmeconema neotropicum n. g., n. sp., a new tetradonematid nematode parasitising South American populations of Cephalotes atratus (Hymenoptera: Formicidae), with the discovery of an apparent parasite-induced host morph. Systematic Parasitology 69(2): 145-153.
- Verble RM, Meyer AD, Kleve MG, Yanoviak SP (2012) Exoskeletal thinning in Cephalotes atratus ants (Hymenoptera: Formicidae) parasitized by Myrmeconema neotropicum (Nematoda: Tetradonematidae). J Parasitol 98(1): 226-228.
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