Hace unos días Ana, mi mujer, estaba bañando a mi hijo Mae (3 años).
Le contaba una historia de cuando ella era pequeña.
En concreto, un accidente que tuvo.
En la historia estaba ella, su primo, su abuela (la bisa como la conoce Mae) y su abuelo (el bisa
Juan).
El bisa Juan falleció antes de que Mae naciera.
Era la única persona que no conocía de la historia.
Así que extrañado le preguntó quien era el bisa Juan y dónde estaba.
Mi chica le contó que el bisa se había muerto antes de que él naciera y que era el papá de la
abuela.
La cabeza le daba vueltas al pobre.
No entendía nada.
Empezó un chorro de preguntas:
- ¿Y cómo se murió?
- ¿Y dónde estaba?
- ¿Y dónde está ahora?
- ¿Qué es un cementerio?
- ¿Cuando te mueres te meten dentro de una caja?
- ¿Y no le dolía cuando le quemaban?
- "Mami, yo quiero ver una foto del bisa Juan y otra de un cementerio".
- "Mami, yo no quiero que nadie se muera…"
Ante tanta pregunta, le dijo Ana le dijo:
- "Espera, tengo un sobre que te va a gustar"
Apareció con un sobre con fotos de todo su árbol genealógico.
Y dentro, la foto del bisa Juan.
Así que cada foto que sacaba, Mae preguntaba si esa persona también estaba muerta.
Los que sí y los que no 😅
Así pasaron un rato mirando las fotos, hablando de ellas y conversando sobre tooodas las
preguntas.
Al acabar, vino a contármelo a mí con la foto del bisa Juan en la mano.
No escatimó en detalles.
Después llamó a su abuela materna para contarle todo lo que había vivido.
Hablar de la muerte.
Eso es lo que tocaba hoy.
Si tienes que hacerlo te aconsejo que lo hagas con naturalidad y sin forzar porque cuando ellos
preguntan es cuando podemos hablar de temas que podrían resultar difíciles.
Y si quieres mejorar la relación y la comunicación con tus hijos,
Aquí te puedo acompañar
Pd: la comunicación que tenemos habitualmente en casa es bastante violenta.
Pd2: puedes ponerle solución. Arriba.
Si quieres darte de baja es aquí.
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