Vivimos en sociedades desiguales cuya condición sine qua non son las crisis sociales, medioambientales, políticas y económicas. Esto se evidencia, entre otras cosas, en la explotación desenfrenada de los recursos naturales, en la degradación de los ecosistemas, en la precarización de las condiciones de vida y en la vulneración de los derechos de gran parte de la población; sin embargo, mientras todo esto ocurre, en distintos territorios del planeta se están llevando a la práctica formas de coexistencia que buscan ser más armoniosas con su entorno humano y ambiental. En distintas escalas, estas demuestran que otros mundos son posibles: mundos con condiciones ecológicas y sociales más justas y sostenibles, en los que todas y todos podamos vivir de manera digna, libre, feliz, equitativa y armoniosa.
En base a estas condiciones desafiantes de la contemporaneidad, el propósito del modelo ChanGo se direcciona justamente a construir procesos colectivos para enfrentar y resolver las situaciones de injusticias sociales y ambientales existentes en el planeta, comenzando desde lo local, como espacio primario de interacción socioambiental. Para eso, el modelo se centra en la transformación de las instituciones educativas (con etapa de escolarización obligatoria principalmente); para, desde allí, poner en práctica las tres herramientas de transformación social que nos llevan a conformar territorios más justos y sostenibles: la educación, la gobernanza y los medios de vida.
Pero, ¿por qué razones el modelo tiene su punto de partida en las instituciones educativas? En primer lugar, porque trabajar desde las escuelas nos permite influir sobre una multiplicidad de territorios y personas, lo que posibilita institucionalizar y dar sostenibilidad a los cambios y transformaciones que se propongan alcanzar a nivel comunitario. A su vez, de acuerdo a un experto en educación, de entre todos los agentes educativos, la escuela tiene un peso específico del 20% en el proceso de desarrollo de la infancia hasta la adultez (Entrevista 1). Además, la escuela pública cumple un rol fundamental en garantizar la accesibilidad y la defensa de los derechos de la niñez, así como en el control y seguimiento de cuestiones clave en relación al desarrollo integral de los niños y las niñas (Carneros Revuelta, Guerrero Huerta y Bustamante Ganda 2020).
Es decir, la escuela es clave por su presencia en casi todos los territorios, siendo la institución para la socialización de conocimientos más accesible y cercana a la población. Dada la universalización y obligatoriedad de la escolarización, todas las personas, independientemente su condición, pasan por la escuela; la gran presencia de esta institución la hace muy influyente en la definición del futuro de la niñez y adolescencia. Esta centralidad en la vida de las personas y de los sistemas sociales la provee de la legitimidad necesaria para convocar y organizar a los diferentes agentes relacionados con el territorio. Este aspecto de la escuela, junto con el hecho de que esta cuenta con la financiación de servicios y personal mínimo, la hace una institución crucial para dar sostenibilidad a la estrategia del modelo ChanGo.
De este modo, el modelo ChanGo utiliza a la educación como una de las tres herramientas vitales para construir territorios justos y sostenibles. El horizonte es transformar el sistema educativo convencional, el cual legitima las injusticias y reproduce las desigualdades mediante prácticas obsoletas, a-científicas, violentas, adulto-centristas, homogeneizadoras, patriarcales y excluyentes. Frente a estas condiciones, es imperante llevar a cabo cambios reales en la escuela para democratizarla con relaciones en horizontalidad, incorporando el respeto a la diversidad, la innovación, la equidad de género, la ecología, entre otros elementos que aseguren la consecución de justicia social y ambiental, y a la mejora de la calidad de la educación.
Se hace necesario entonces impulsar y promover modelos alternativos de educación, especialmente en las instituciones públicas, con el objetivo de alcanzar una educación justa y de calidad para todos los niños y niñas, sin importar su ubicación geográfica, clase social, edad, género, etnia, etc. Urge la promoción de prácticas y procesos educativos más justos y enfocados en la solución de problemas, que formen agentes de cambio: personas activas, conscientes, empáticas, críticas y que cuenten con las herramientas necesarias para organizarse, generar cambios y construir territorios justos y sostenibles.
Otra herramienta fundamental para la transformación territorial es el desarrollo de medios de vida sostenibles. En base al propósito de construir territorios en los que las personas tengan la posibilidad real de desarrollar una vida plena y digna, es primordial promover medios de vida que brinden a las comunidades un bienestar integral, sin que esto implique el perjuicio de otros ni del entorno natural. En este sentido, un medio de vida justo y sostenible se fundamenta en una gestión responsable de los recursos locales que no socave el entorno natural ni las opciones de subsistencia de otros, tanto en el presente como en el futuro.
La actual situación de emergencia socioambiental exige tomar conciencia de que no podemos continuar objetivando la naturaleza a través de una racionalidad económica instrumental. Por ello, el desarrollo e impulso de los medios de vida debe necesariamente partir de un modelo de producción que resuelva necesidades sociales y ambientales a través de una agenda de desarrollo con perspectiva local. De nada sirve que, con el propósito de generar ingresos en la comunidad, implementemos modelos económicos que pudieran poner en riesgo la seguridad alimentaria, la salud o la calidad de bienes comunes como el agua o el aire. Es por esto que el objetivo de esta herramienta no se centra solamente en mejorar los ingresos de las comunidades, lo cual obviamente es algo imprescindible, sino también en asegurar armónicamente otros aspectos del bienestar y la calidad de vida.
Por último, para alcanzar cambios profundos que generen mejoras sociales, ambientales, sanitarias, culturales, etc., el modelo ChanGo utiliza como tercera herramienta a la gobernanza. Para tales cambios es indispensable el fortalecimiento de las gobernanzas locales, entendidas como formas de gobierno amplio e inclusivo que propicia la participación, organización, cooperación y el establecimiento de consensos a la hora de la toma de decisiones. De este modo, la gobernanza vigoriza las instancias de incidencia pública como asambleas, veedurías, sillas vacías, etc., y también las instituciones que garantizan derechos, como comités, asociaciones, redes y otras.
La gobernanza es un principio transversal para cualquier proceso socioambiental sostenible. Siguiendo esta premisa, el diseño de un modelo de gobernanza viabiliza la cohesión territorial a través de un manejo justo y sostenible de los ecosistemas, lo cual es asegurado por una gestión horizontal, multinivel y cooperativa. Los procesos de consenso y toma de decisiones cuentan con un alto grado de participación de actores endógenos al territorio, pero participan también todas las entidades relacionadas al mismo, todos con el fin de definir a cualquier proyecto o iniciativa de acuerdo con las formas de vivir, sentir y pensar de quienes habitan el territorio.
Esta apuesta por una educación justa y de calidad, por medios de vida sostenibles y por gobernanzas locales amplias y equitativas, surge no sólo de reflexiones teóricas o de discusiones académicas. De hecho, ha sido el propio transitar fáctico del modelo el que ha marcado el ritmo y ha dado los soportes textuales, prácticos y sensibles del por qué es oportuno optar por estas tres herramientas como fundamentos de la transformación socioambiental. Es así que ChanGo es una propuesta innovadora e integral cuyos testimonios dan cuenta de un impacto real, como lo podemos leer a continuación:
"En cuanto al proyecto, realmente es saludable lo que se está haciendo por mejorar los distintos sectores en el campo educativo. Justamente en la isla tenemos un proyecto muy importante, el cual es muy saludable, de ver que se va a intervenir en las instituciones en cuanto a cerramientos del perímetro escolar, para que los padres sientan un poco más de tranquilidad frente a la situación preocupante de inseguridad que se está viviendo acá en la provincia actualmente. Yo sí considero que la educación, la escuela, debe estar vinculada a la problemática social, de ahí que yo pienso que este proyecto nos va a contribuir muchísimo a que la escuela se involucre en los problemas sociales y contribuir significativamente a todas sus mejoras" (Líder comunitario de la Isla Luis Vargas Torres, Esmeraldas).
"Las aulas estaban un poquito deterioradas, los materiales educativos también. Entonces con el apoyo de la fundación hemos trabajado muchísimo, estamos con aulas muy hermosas, materiales didácticos, mobiliarios. La institución está bien remodelada para el próximo año lectivo. Los padres de familia también están muy contentos de ver ese cambio. Muy agradecidos por el trabajo, en beneficio de la niñez, de los sectores vulnerables y olvidados. Estamos, yo como líder y docente de la institución educativa, estoy muy contenta porque llegaron justo cuando estábamos necesitando" (Líder educativa del Centro Educativo Comunitario Bilingüe Inti Ñan, Urcuquí, Imbabura).
Puedes el resultado de este proceso colectivo en http://www.modelochango.com
PARA CITAR: CARNEROS, S., PAREDES, S., ZAMBONI, V. (COORDS.) (2022). REPENSANDO EL MODELO CHANGO. FUNDACIÓN VUELTAS: QUITO
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