virilibre la otra colaboradora del blog, es una persona que podemos compararla en su forma de ser (aúnque las comparaciones son siempre odiosas), con la diosa griega de la justicia, y para que conozcais algo de su personalidad os cuento.
En la mitología griega, Temis (en griego Themis, que significa ‘ley de la naturaleza’ más que ‘autoridad humana’) es mencionada por Hesíodo entre los seis hermanos y las seis hermanas (donde también está Crono) hijos de Gea con Urano, Tierra con Cielo. Entre estos Titanes del mito primordial, pocos fueron venerados en santuarios específicos en la época clásica, y Temis era tan antigua que los seguidores de Zeus afirmaban que fue con él con quien tuvo a las tres Parcas. Un fragmento de Píndaro, sin embargo, cuenta que las Moiras ya estuvieron presentes en las nupcias de Zeus y Temis, y que de hecho brotaron con Temis de los manantiales del Océano que circundaba el mundo, y le acompañaron por el brillante camino solar a ver a Zeus en el Olimpo. Es más seguro que con Zeus concibió a las Horas, las encarnaciones la oportunidad —la rectitud del Orden desplegándose en el Tiempo— y a Astrea. Temis estuvo presente en Delos como testigo del nacimiento de Apolo.
Temis, la del ‘buen consejo’, era la encarnación del orden divino, las leyes y las costumbres. Cuando se le hace caso omiso, Némesis trae el justo y colérico castigo. Temis no era colérica: ella, ‘la de preciosas mejillas’, fue la primera en ofrecer a Hera una copa cuando volvió al Olimpo afligida por las amenazas de Zeus. Temis presidía la correcta relación entre hombre y mujer, la base de la familia legítima y ordenada, y la familia era el pilar del dimos. Los jueces eran a menudo llamados themistopoloi, ‘sirvientes de Temis’. Tal era la base del orden en el Olimpo también. Hera se dirigía a ella como ‘Señora Temis’.
Vivió casi siempre en la Tierra pero durante la edad de hierro, llena del espanto que le causaron los grandes crímenes que se cometían, se trasladó al cielo donde ocupó el lugar del zodiaco llamado Virgo.
La equivalente romana de uno de los aspectos de la helénica Temis, como la personificación del derecho divino de la ley, fue Iustitia. Sus orígenes están en las abstracciones civiles de la forma de pensar romana, más que en la mitología arcaica, por lo que intentar comparaciones no resulta productivo. Representada como una mujer impasible, con los ojos vendados y llevando una balanza y una cornucopia, la imagen esculpida a la entrada de los juzgados es Iustitia, y no Temis. Se la sitúa sobre un león para señalar que la justicia debe estar acompañada de la fuerza.
En la mitología griega, Temis (en griego Themis, que significa ‘ley de la naturaleza’ más que ‘autoridad humana’) es mencionada por Hesíodo entre los seis hermanos y las seis hermanas (donde también está Crono) hijos de Gea con Urano, Tierra con Cielo. Entre estos Titanes del mito primordial, pocos fueron venerados en santuarios específicos en la época clásica, y Temis era tan antigua que los seguidores de Zeus afirmaban que fue con él con quien tuvo a las tres Parcas. Un fragmento de Píndaro, sin embargo, cuenta que las Moiras ya estuvieron presentes en las nupcias de Zeus y Temis, y que de hecho brotaron con Temis de los manantiales del Océano que circundaba el mundo, y le acompañaron por el brillante camino solar a ver a Zeus en el Olimpo. Es más seguro que con Zeus concibió a las Horas, las encarnaciones la oportunidad —la rectitud del Orden desplegándose en el Tiempo— y a Astrea. Temis estuvo presente en Delos como testigo del nacimiento de Apolo.
Temis, la del ‘buen consejo’, era la encarnación del orden divino, las leyes y las costumbres. Cuando se le hace caso omiso, Némesis trae el justo y colérico castigo. Temis no era colérica: ella, ‘la de preciosas mejillas’, fue la primera en ofrecer a Hera una copa cuando volvió al Olimpo afligida por las amenazas de Zeus. Temis presidía la correcta relación entre hombre y mujer, la base de la familia legítima y ordenada, y la familia era el pilar del dimos. Los jueces eran a menudo llamados themistopoloi, ‘sirvientes de Temis’. Tal era la base del orden en el Olimpo también. Hera se dirigía a ella como ‘Señora Temis’.
Vivió casi siempre en la Tierra pero durante la edad de hierro, llena del espanto que le causaron los grandes crímenes que se cometían, se trasladó al cielo donde ocupó el lugar del zodiaco llamado Virgo.
La equivalente romana de uno de los aspectos de la helénica Temis, como la personificación del derecho divino de la ley, fue Iustitia. Sus orígenes están en las abstracciones civiles de la forma de pensar romana, más que en la mitología arcaica, por lo que intentar comparaciones no resulta productivo. Representada como una mujer impasible, con los ojos vendados y llevando una balanza y una cornucopia, la imagen esculpida a la entrada de los juzgados es Iustitia, y no Temis. Se la sitúa sobre un león para señalar que la justicia debe estar acompañada de la fuerza.
VIVA TEMIS Porque esperamos que tenga esa fuerza para favorecer a GEA y controlar con su eficaz serenidad a Casandra.
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