viernes, 27 de abril de 2012

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¿Hacer lectores o fomentar la competencia lectora?

by Ángeles Abelleira e Isabel Abelleira
Hay debates obstinados en negar la realidad y buscar culpables en todos los sitios menos donde están. Mentalicémonos, el papel de las familias y de la sociedad -tanto por ausencia como por presencia- es fundamental en la formación de hábitos de sus hijos y conciudadanos. Con esta afirmación no estamos restándole importancia a la función de la escuela, sino, y en el caso que nos ocupa, eximiéndola de la responsabilidad que todo el mundo le echa encima.
De un tiempo a esta parte, escuchamos nombrar en varias ocasiones a unos nuevos chivos expiatorios: los mediadores de lectura (asociándolos en este caso a docentes e integrantes de equipos de bibliotecas). Argumentan en estas tesis que si las inversiones hechas en las bibliotecas escolares (económicos, humanos, infraestructuras, recursos y formación) fracasan es porque los "mediadores" entre la lectura y los niños/as y los jóvenes/as no atinan con la selección de fondos, con las recomendación de lecturas, con las estrategias y con la concepción del provecho educativo de la lectura. Ahora ya hay quien habla de la necesidad de la creación de los "comités de selección", es decir, un micro grupo dentro del macrogrupo, del subgrupo del equipo de dinamización; cada vez enredamos más en burocracia y no mejoramos mucho. Suponemos que será la nueva tendencia. Como esto va por modas, los oradores, formadores, expertos, y otros visitantes de congresos, agotados los filones anteriores, dieron con este.
Aquí hay mucho de lo que hablar; cuestiones aun sin contestar, directrices escolares erráticas, confusas campañas institucionales, informes y estudios interesados ..., por ello vayamos por partes:
1º Estamos totalmente de acuerdo que lo primero que habría que preguntarle a las personas que quieren participar en los equipos de biblioteca es si leen. Sería esta una premisa básica para pertenecer a este equipo, y no otras que se ven tales como la amistad entre miembros del grupo o la puntuación para el concurso. Es paradójico pero cierto, hay gente que está en el equipo y no lee un libro al año, otros que no saben de criterios de selección adecuados al alumnado al que se están dirigiendo, otros que no saben hacer un registro bibliográfico. Hay de todo; incluso hay muchas personas que saben bien lo que tienen entre manos.
2º Hace tiempo que apuntamos que la relación entre titiritadas y formación de lectores es escasa o nula. Hay quien piensa que se trata de organizar "romerías"en la biblioteca y con eso ya se hacen lectores. Es posible que se cumplan otros objetivos pero la incidencia en el tema que nos ocupa es irrelevante.
3º La dotación es importante, la variedad de fondos también, pero lo  es sobre todo, la sincronía entre el latido del centro y la selección de publicaciones. Hay muchos cuartos malgastados. Si la biblioteca es el corazón del centro, tendrá que ser acorde con la fisonomía y funcionamiento del cuerpo que lo alberga; aquí no hay compatibilidad para los trasplantes de órganos ajenos, ni humanos ni artificiales.
4º Las recomendaciones de lectura, a veces más que hacer lectores, espantan a los existentes. Esto se acentúa más según se va escalando por los distintos niveles educativos. Es bien conocido el debate y tiranteces entre los que abogan por los clásicos y los defensores de la literatura de más rabiosa actualidad. Habrá que buscar el punto justo adecuado a los intereses de los usuarios, no a los de los gestores.
5º Se confunden y se solapan las funciones de una biblioteca pública y de una biblioteca escolar, o incluso de la de aula. A veces se pretende realizar el mismo servicio de préstamo en el centro que en la biblioteca del ayuntamiento que hay dos calles más para allá, y ofreciendo el mismo "producto" no hay clientela para todos, pese a que luego los chicos van a hacer los deberes a la biblioteca pública y le preguntan a los bibliotecarios dónde tienen que buscar la información. Cada cual a lo suyo.
6º Ya cansa la comparación con Finlandia y los resultados PISA en lectura (es curioso pero nadie quiere parecerse la Corea que en los últimos años alcanza mayores puntuaciones); ni aquí somos como en Finlandia, ni pensamos como ellos, ni leemos como ellos, por lo tanto el intento de traslado de las estrategias finesas sería otro estrepitoso fracaso. Pensemos que ellos también tienen sus defectos que parecemos no querer ver, o PISA no muestra.
7º Hay que poner la lectura en nuevos soportes, pero eso no va a hacer que ganemos lectores, en la actualidad leerán los mismos que ya leen en papel. Con todo, es importante que se faciliten canales, ahora bien, su ausencia no va a ser el motivo de que no haya lectores. Además no confundamos lectores con jugadores. Y cuidado también negocio que acompaña toda esta nueva tendencia.
8º Leer puede ser una fuente inagotable de placer ... o de sufrimiento; de conocimiento bueno ... o nocivo; de crecimiento ... o de reduccionismo. Hay buenas lecturas ... y lecturas perniciosas, hay quien le gusta leer ... y a quien no, y tan sólo eso no determina que sean buenos o malos ciudadanos, personas, estudiantes, hijos, hombres o mujeres. Sería lo recomendable, sería enriquecedor, pero hay a que asumir que hay quien no le gusta leer.
9º Debemos saber que detrás de esto también hai muchos intereses comerciales y de mercado, que hay mucho negocio, que hay muchos libros publicados, financiados y expuestos en bibliotecas que por el mero hecho de leerlos no le van a producir ningún beneficio al lector ni la literatura.
10º Y antes de nada, cabría preguntarse para que queremos que lean los chicos. A lo mejor no todos y todas esperamos lo mismo, por ello las acciones que se adopten pueden hasta ser contradictorias. Sabiendo eso, es posible qué sepamos en qué invertir fondos, esfuerzo y personal.
No queremos finalizar sin reconocer todo el trabajo bien hecho que hay en las bibliotecas escolares pero también recordar, para tener muy presente, que la función de la escuela más que hacer lectores es lograr que adquieran una competencia lectora; que no es lo mismo. Y eso, a veces, se deja en pos de otras acciones más lucidas, al tiempo que más banales para el objetivo que nos compete a los docentes.
Recomendamos la lectura del número extraordinario de la Revista de Educación, Sociedad lectora y educación, que pese a no ser reciente, consideramos puede resultar muy interesante, ya que luego cuenta con artículos de Teresa Colomer, Álvaro Marchesi,Gabriel Janer Manila, Víctor Moreno y muchos otros expertos en lectura, educación, bibliotecas y competencia lectora.
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