UniDiversidad. El blog de José R. Alonso. |
Posted: 10 Feb 2020 01:51 AM PST
![]() Mike Wazowski, en la película «Monstruos S.A.», daba esta contundente instrucción a su pupilo James P. Sullivan mientras lo entrenaba para asustar. Es incuestionable que una voz atractiva puede captar nuestra atención de la manera más absoluta. Todos tenemos la experiencia de haber escuchado absortos a un locutor que hace vibrar las palabras, que utiliza los silencios de forma oportuna, que juega con la cadencia como si fuera música y que usa las inflexiones del lenguaje matizando volumen y color. También hemos sufrido lo contrario: narradores pésimos y de discurso plano que nos hacían cabecear entre bostezo y bostezo, incluso con el contenido más apasionante. En nuestros años de estudiantes hemos conocido la motivación que nos contagiaba el profesor de discurso ágil, de palabras claras, que vocalizaba y pronunciaba con naturalidad y pasión. La voz es una herramienta poderosa si la utilizamos bien, y nuestro objetivo es provocar emociones positivas en el cerebro del que escucha. ![]() Cuando tenemos público, y con mayor razón cuando contamos con un público cautivo como el del aula, es imprescindible la empatía del orador con su audiencia. Usar la voz de la forma más adecuada es mostrar un respeto amable hacia el que escucha, es facilitarle la tarea de aprender. La voz engancha cuando en el discurso se aúnan continente y contenido. La voz además es nuestro rostro auditivo, nos da identidad, y es capaz de activar en el que escucha creencias sobre la personalidad del que habla, independientemente del mensaje. Incluso cuando no vemos al dueño de la voz, ésta es tan evocadora que pone en marcha la imaginación del oyente. ![]() ![]() A veces son efectos muy sutiles los que provocan las voces en nuestra percepción de una persona. Pueden influir incluso en el atractivo sexual, en la credibilidad política, en lo que se merece cobrar a final de mes o en si la dueña de esa voz es buen partido para nuestro sobrino. Pensemos en la manera en que la voz determina el género del narrador. Es evidente que el tono es la característica más obvia, una asociación con una larga historia evolutiva. ![]() Otra característica fácil de apreciar en una voz es la edad del locutor. Al envejecer tendemos a hablar más despacio, y eventualmente la disminución del tono muscular hace que se produzcan sonidos más débiles y con cierto jadeo al hablar. ![]() Con todo, ¿podemos atrevernos a describir la apariencia física de alguien por su voz? Ya vimos que había descripciones detalladas en el experimento de las lecturas por la radio, incluso la de un locutor detective de policía con voz potente del que dijeron que debía ser un hombre grande y robusto, con una melena rebelde, de esas difíciles de peinar, aunque en realidad era delgado y calvo ¡un trasplante capilar gracias a su voz! En otro experimento se intentó que los participantes emparejaran fotos de rostros con sus voces. El resultado no fue mucho mejor que cuando se hacían las parejas al azar. ![]() Tales asociaciones implícitas basadas en estereotipos podrían incluso estar impulsando cambios a gran escala en la forma en que hablamos. ![]() Sin embargo, el rasgo que más influye en nuestros juicios sobre una voz son los acentos. Durante el estudio de Pear, por ejemplo, la mitad de las personas que respondieron estaban convencidas de que el detective de policía calvo que leía la escena de los patinadores de Dickens era un granjero, presumiblemente porque hablaba con un acento más rural. Estas percepciones afectan a la valoración de prestigio, atractivo e inteligencia del dueño de la voz. Sin embargo, al igual que otros estereotipos, las creencias basadas en el acento pueden influir de manera injusta en decisiones importantes en lugares como los juzgados. En un estudio basado en una grabación de voz se demostró que era más probable que las personas juzgaran a un sospechoso como culpable si hablaba con acento regional de Birmingham, la ciudad donde se sitúa la acción de la familia de gángsteres de la serie Peaky Blinders ![]() Vemos que persisten los prejuicios y hay muchas personas que recurren a lecciones de dicción, no solo para eliminar las huellas de un acento, sino para que su voz les defina con lo que ellos consideran coherente con su personalidad. Si dedicamos tiempo de entrenamiento descubriremos que nuestra voz es más flexible de lo que podríamos imaginar. Hay límites fisiológicos, pero son bastante amplios y, quizás, el mayor obstáculo sea psicológico. Nuestra voz ha crecido con nosotros desde que aprendimos a hablar y es parte de nuestra identidad, como nuestro rostro. De alguna manera, cambiarla significa convertirse en una persona nueva y no es algo fácil. ![]() Si retomamos la idea del inicio del texto de que la voz tiene un poder enorme, podemos reflexionar sobre la gran cantidad de tecnología, apoyos y herramientas con los que contamos en el aula, que deben ser eso, apoyos y recursos. Sin quitar el valor educativo de estos medios, el mejor canal de transmisión de conocimientos sigue siendo la voz. Por esto es importante que también nuestros alumnos aprendan a hablar, a exponer sus ideas con claridad y transparencia, con un contenido asimilado y bien estructurado. Y, como hemos querido resaltar, con una voz que se puede cuidar para facilitar la escucha de lo que quieran compartir con su audiencia. Referencias O'Callaghan T (2013) Voice Almighty. En Being Human (New Scientist: The Collection 2:3) pp. 44–47. Disponible en newscientist.com . |
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