sábado, 22 de enero de 2022

GSIA, Infancia y Adolescencia





GSIA, Infancia y Adolescencia


Jugar en la calle para salvar el planeta. Jugar en entornos naturales debería ser un derecho de la infancia.

Posted: 06 Jan 2022 03:30 PM PST

Hoy la infancia tiene menos oportunidades de conectar con la naturaleza que las que tuvieron otras generaciones. Una tendencia que es necesario revertir por su salud y la del planeta.la naturaleza no es un lujo estético para urbanitas sino un factor indispensable para nuestro bienestar.

DAVID F. SABADELL

Trepar a los árboles, bañarse en ríos, recoger piedras o comer moras parecen actividades propias de la infancia
Sin embargo, cada vez está más lejos de la realidad. Hoy en día, los niños y niñas pasan menos tiempo del recomendado al aire libre y su contacto con el medio natural es, a menudo, escaso. La recomendación de jugar más de una hora al día en espacios abiertos no la cumplen el 82 % de los y las niñas españolas y ello a pesar de que es importante para su desarrollo físico, mental y social. Durante el confinamiento de 2020 los más pequeños estuvieron semanas sin poder salir a la calle y en muchas ciudades los parques infantiles estuvieron cerrados durante meses. En el medio rural, donde parece que las cosas deben ser diferentes, la ausencia de servicios públicos obliga a pasar bastante tiempo al día en un autobús o un coche para poder llegar al colegio.
Los tiempos han cambiado y el vínculo que nos une a la naturaleza parece estar más roto que nunca. Esto afecta especialmente a las generaciones más jóvenes. En 2005 el periodista y escritor, Richard Louv, publicaba el libro "Los últimos niños en el bosque" en el que introducía el concepto "Trastorno por déficit de naturaleza" y reivindicaba la necesidad de recuperar el contacto directo con el medio natural para garantizar un mejor desarrollo social, emocional y físico de las niñas y niños. Este autor ha estudiado la ruptura generacional con el medio natural, de manera que las más jóvenes han ido perdiendo la cercanía que las generaciones mayores tuvieron en su infancia con la naturaleza.
Que hayamos llegado a este punto tiene que ver con varias cuestiones, pero sin duda es reflejo de un sistema de valores que nos ha hecho creer que podemos vivir de espaldas a ella. Parece, como señala Louv, que jugar en la naturaleza es improductivo. La relación disfuncional que tenemos con el medio ambiente también la investiga Lucy Jones en su libro "Perdiendo el Edén". Esta autora británica nos recuerda que la naturaleza no es un lujo estético para urbanitas sino un factor indispensable para nuestro bienestar. Como no podía ser de otra manera, la infancia ocupa una parte importante del libro.
La ausencia de vínculo con el medio natural tiene repercusiones sobre nuestras vidas y afecta de manera importante en la infancia. La relación con la naturaleza y el juego al aire libre en las etapas tempranas de la vida facilitan el desarrollo y el aprendizaje. El juego creativo se estimula más en las zonas verdes y es beneficioso para el crecimiento emocional, social y psicológico. También se ha relacionado el contacto con el medio natural con la reducción de los niveles de estrés y el aumento de la confianza. Y teniendo en cuenta lo sedentario que es nuestro modo de vida actual salir al campo implica una actividad física muy beneficiosa. 
Además, Jones plantea que de la misma manera que pasar tiempo al aire libre sirve para que niñas y niños fomenten sus relaciones sociales, como miembros de su comunidad, también es necesario para que tomen consciencia de que forman parte de una comunidad más grande: la Tierra. Y esto, en su opinión, es una cuestión de salud pública porque es necesario conocer y amar la naturaleza, entender nuestra ecodependencia, para poder protegerla.
No es tan fácil crecer al aire libre
Sin embargo, salir a jugar a la calle (y no digamos al campo) resulta bastante complicado. En el diseño de las ciudades (donde vive la mayoría de la población) se ha prestado muy poca atención a las necesidades de las más pequeñas. Teniendo en cuenta que el 80 % del espacio público de la ciudad está destinado a los coches (aparcados o en movimiento) y que las ciudades de nuestro entorno están diseñadas para facilitar el tráfico a motor, resulta fácil comprender por qué la ciudad no está diseñada para la infancia. De la misma manera, también es fácil entender que hayan surgido movimientos como la "revuelta escolar" para reclamar espacios más saludables y vivibles. 
La OMS recomienda que en las ciudades haya entre 10 y 15 m2 de espacio verde por habitante y que estén a menos de 300 metros de distancia de su hogar. El Instituto de Salud Global de Barcelona ha realizado una clasificación en la que analiza la disponibilidad de zonas verdes en diferentes ciudades europeas. Su estudio arroja la conclusión de que el 62 por ciento de las personas de los lugares estudiados viven en sitios con menos acceso a zonas verdes que lo que recomienda la OMS. Además, como señala Jones en su libro, las personas que viven en zonas con bajos ingresos tienen aún menos posibilidades de acceder a zonas verdes, más aún si es necesario desplazarse para ello.
Las escuelas no están preparadas para hacer frente a esta necesidad de naturaleza. Cuanto más edad se tiene, más tiempo de estudio se pasa dentro del aula (las clases en el exterior son excepcionales o directamente inexistentes) y hay que dedicar más tiempo a las tareas escolares. Si pienso en los colegios de la ciudad en la que vivo, a todos se puede llegar en coche hasta la entrada y unos cuantos están situados junto a vías con mucho tráfico. En sus patios apenas hay árboles y, desde luego, el patio escolar es de cemento. El Real Decreto 132/2010 que recoge los requisitos mínimos que deben cumplir los centros escolares sólo establece que cuenten con un patio de recreo, sin necesidad alguna de que cuente con zonas verdes. Es evidente que no es lo mismo jugar en un espacio verde que en uno árido. Más, cuando en muchos casos, el tiempo de recreo es el único rato al día que muchos menores pasan al aire libre.
Lucy Jones duda en su libro de si nuestra sociedad está decidida a impedir que los niños jueguen en la naturaleza al aire libre. Una afirmación devastadora en tiempos de crisis ambiental y que se traduce no solo en la pérdida de experiencias sino también de conocimiento. El analfabetismo ecológico, fruto de la desconexión con la naturaleza, recuerda Jones, hace aún más peligrosas las consecuencias derivadas de la pérdida de biodiversidad y de la crisis climática.  
Es difícil proteger algo que ni conoces, ni amas y menos aún cuando se educa en la idea de que la naturaleza es ajena, sucia, peligrosa. Richard Louv reflexiona en su libro sobre la idea de que las generaciones más jóvenes son más conscientes de los problemas globales que amenazan a nuestro planeta, como la pérdida de biodiversidad o la crisis climática, pero han perdido intimidad y experiencias directas en el medio natural. Justo al contrario que las generaciones mayores (como la suya) que pasaron su infancia jugando al aire libre, pero no eran conscientes de la conexión global. Así quizá no sea tan casual, que muchas de las activistas y ecologistas adultas lo sean por "inspiración temprana", llamadas a proteger lo que amaron de peques.
Jugar en entornos naturales debería ser un derecho de la infancia
Se hace necesario facilitar poder jugar más en espacios verdes al aire libre y aumentar el conocimiento de nuestro entorno. Naciones Unidas establece que una de sus Objetivos del Milenio sea proporcionar acceso universal a zonas verdes y espacios públicos, ya que ofrecen "oportunidades para mejorar la salud y la calidad de vida de todos los habitantes de las ciudades". Existen iniciativas que Lucy Jones narra en su libro, como es el caso de Suecia, que ha puesto en marcha iniciativas para el juego al aire libre con el objeto de que se recupere el "juego simbólico y la recuperación contemplativa". Otro ejemplo que muestra como hay un interés por recuperar los espacios de juego naturales son las escuelas de bosque en Reino Unido, dedicadas a aprender y jugar en un área natural. Las reglas del juego que cuenta Jones en su experiencia en una de ellas: "Nada de pelear con palos. Nada de niños por un lado, niñas por otro. Sed amables y considerados. No os metáis en la boca nada que no sepáis qué es".
Una de las niñas entrevistadas por Richard Louv para su libro, Lorie, reclama: "Tendríamos que tener los mismos derechos que tenían los adultos cuando eran pequeños". Las oportunidades de conectar con la naturaleza son mucho menores para los y las niñas de hoy en día que lo que era hace unas décadas. Así que es necesario encontrar maneras de que puedan volver a disfrutar de los juegos en el exterior, investigar y estar en el campo, y hacerlo de forma autónoma.
Esto pasa por rediseñar las ciudades, en las que las zonas verdes no sean un trozo de césped, sino un espacio seguro y saludable en el que recuperar la conexión con la naturaleza independientemente del lugar en que vivas o la renta disponible. Pero no solo hay que recuperar los espacios, sino también el momento. Es necesario facilitar los tiempos de juego al aire libre, como una parte vital del desarrollo infantil, concediéndoles la importancia que merecen y ocupando su momento dentro de sus actividades diarias, incluso en la escuela.

El niño que levantaba la mano.

Posted: 05 Jan 2022 03:30 PM PST

La participación es fundamental en el desarrollo integral de las niñas y niños.

Presidente de UNICEF España. 

España acaba de dar un paso de gigante para avanzar en el cumplimiento de los derechos de una parte especialmente sensible de la sociedad: la creación del Consejo Estatal de Participación Infantil y Adolescente, un hito en el avance de la Convención sobre los Derechos del Niño
Se trata de un órgano permanente y estable de consulta, representación y de participación de las niñas, niños y adolescentes, adscrito al Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030. A partir de ahora, 8,3 millones de niñas y niños tendrán un foro de participación en el que expresar libremente sus ideas. El Consejo nace con el fin de ser portavoz e interlocutor de la infancia ante las instituciones públicas y su puesta en marcha da respuesta a una demanda que las organizaciones de infancia vienen reclamando desde hace tiempo.

No son pocos los motivos por los que es necesaria la apuesta por la participación infantil: La Convención sobre los Derechos del Niño señala que todas las niñas y niños tienen derecho a ser escuchados, a expresar su punto de vista libremente sobre todo asunto que les afecte. El de la participación es un derecho transversal que facilita el ejercicio del resto de los derechos recogidos en esa Convención y hace referencia a estar informado, involucrado y tener influencia sobre las decisiones y asuntos que afectan a su vida.

La participación es factor fundamental en el desarrollo integral de las niñas y niños. La experiencia de participar es algo personal e intransferible, promueve habilidades de protección, resiliencia, comunicación y fomenta la iniciativa, el pensamiento crítico y los sentimientos de compromiso y responsabilidad. Es un mecanismo de gobernanza y capacidad democrática. Mediante el ejercicio del derecho a la participación, los niños y niñas experimentan un rol activo y útil en la familia, en sus centros, en su comunidad, en su país. Pero es que, además, la participación implica o facilita las relaciones de poder más equitativas entre los adultos y la infancia. Esto no supone que los niños deban asumir responsabilidades que les corresponden a los adultos, pero el desarrollo saludable de la infancia depende también de que se les permita relacionarse con el mundo, tomar decisiones de manera independiente. ¿No son los niños, niñas y adolescentes expertos de lo que necesita la infancia y la adolescencia? En ese caso la sociedad debe tener en cuenta sus propias visiones. El derecho a ser escuchado o a la participación es un elemento esencial que da legitimidad, coherencia y fomenta el respeto de los derechos humanos en cualquier proceso, iniciativa, política o ley. Y para que sea real debe garantizarse con políticas apoyadas con inversión suficiente.

Las niñas, niños y adolescentes tienen hoy más cerca la participación real en la construcción de la sociedad en la que viven y cuyo futuro representan. La niña o el niño que levante la mano en ese Consejo tendrá que ser escuchado para avanzar en la creación de un entorno político, social y cultural donde se fomente la ciudadanía y donde los adultos y la infancia puedan tomar decisiones conjuntamente para el bien común.

La nueva publicidad infantil entra en los hogares a través de vídeos divertidos y cotidianos protagonizados por niños reales de carne y hueso.

Posted: 05 Jan 2022 12:00 PM PST

Niños 'influencers'( niños influyentes) y regalos de Navidad: 
¿dónde está el límite de la nueva publicidad de juguetes?. 
¿Niños Trabajadores en la Publicidad?. ¿...en la publicidad dirigida a sus coetáneos?

Llega la Navidad un año más y con ella la publicidad de juguetes. Más allá de los anuncios tradicionales, la nueva publicidad infantil entra en los hogares a través de vídeos divertidos y cotidianos protagonizados por niños reales de carne y hueso. Este artículo analiza el papel que están ocupando los kid influencers –niños influencers– en Youtube, por qué resultan tan atractivos y ofrece evidencias de su influencia.

El objetivo es hacer una llamada a una mayor regulación de este tipo de publicidad y, sobre todo, al fomento de una educación digital publicitaria en familia y en la escuela, la mejor y más útil herramienta que tenemos a nuestra disposición.


Los reyes del consumo de medios infantil

Youtube se ha convertido en el rey del consumo infantil, por encima de la televisión tradicional e incluso de las plataformas de streaming. Durante el confinamiento de 2020, el 78 % de los niños veían con asiduidad vídeos de Youtube. Ahora es la plataforma favorita de los niños entre 5-14 años, que pasan en ella una media de 85 minutos al día.

Dentro de este medio de comunicación es creciente la presencia de los llamados kid influencers. Son niños y niñas que graban actividades cotidianas (jugar, comer…) en vídeos de formato corto y divertido. Muchas veces, ayudados por sus padres y con contenido de marcas incluidos. Estos influencers tienen millones de visualizaciones e incluso están doblados en múltiples idiomas.

No consuma noticias, entiéndalas.

Algunos de los kids más populares en Youtube son El mundo de Ryan, con 30 millones de suscriptores (y que ha dado el salto a la televisión: en España lo podemos ver en Clan TV) o Sis and Bro, con más de 16 millones. En español, son muy conocidas Las Ratitas (24 millones de suscriptores) o Dani y Evan (3,16 millones), que han sacado incluso libros de sus aventuras.

Esta plataforma basa sus recomendaciones en algoritmos e insiste en el contenido que sabe que gusta a cada niño. Así, hace que nuestros hijos puedan pasar horas "pegados" a una pantalla viendo a otros niños abrir sobres sorpresa o jugar con sus juguetes en bucle. Horas y horas de los mismos impactos. Pero ¿saben los niños identificar que muchos de esos vídeos son publicidad?, ¿influyen en sus decisiones de compra?, ¿debemos ponerles límites?

Influencia probada: "Quiero eso"

La influencia de la publicidad en los niños es uno de los temas más trabajados desde la comunidad científica. 
Las investigaciones nos dicen que los niños a partir de cinco años empiezan a distinguir la publicidad tradicional de otro tipo de contenido. Pero hasta los 9-11 no comprenden correctamente la intención persuasiva de estos mensajes. Además, los niños en edad escolar pueden diferenciar la publicidad, pero no muestran resistencia cuando el mensaje persuasivo viene de sus redes de confianza o celebridades. Es decir, les influye más un contenido que viene de un influencer que de un spot tradicional.

La influencia de los kid influencers se produce en un proceso persuasivo de diferentes capas:

  1. Los niños quedan fascinados por una estética divertida e inmersiva que les hace tener una actitud positiva hacia el personaje y lo anunciado.

  2. Se crea una ilusión de intimidad que genera una relación especial con esos personajes en el tiempo (algo que se llama parasocial interaction).

  3. Se produce una identificación aspiracional con ellos, tal y como también sabemos que ocurre con los personajes de ficción seriada. De ahí que muchos padres y madres habrán escuchado a sus hijos decir "quiero eso" cuando ven este tipo de vídeos. Quieren tener lo que tienen ellos y, finalmente, ser como ellos.

Con la señalización no es suficiente

Aunque algunos de estos vídeos estén identificados como publicidad cuando hay una marca (no lo están todos), su influencia comercial sigue siendo predominante en unos niños que no tienen la madurez crítica necesaria para entender completamente un mensaje publicitario. Muchos de ellos ni siquiera saben leer de manera correcta, por lo que habría que armonizar una señalización que incluyera avisos orales, entre otras cuestiones. Es necesaria más regulación de este tipo de contenido publicitario por parte de las plataformas: reducir la presencia de marcas, las recomendaciones que hace el algoritmo y valorar qué tipo de productos es adecuado que se publiciten. Mención especial se llevarían, por ejemplo, la comida ultraprocesada que tan presente está en estos contenidos y que puede promover un estilo de vida poco saludable entre los pequeños, aunque no haya una marca concreta detrás.

Fomento del consumismo exacerbado

No podemos poner vallas al campo inmenso que es Youtube. Tampoco hay que alarmarse porque mucho del contenido de juguetes que ven es inofensivo, aunque de manera reiterada puede fomentar un consumismo exacerbado, especialmente en esta época del año, o no coincidir con los valores que quieren inculcar los padres.

Se recomienda ampliar el contenido que los niños pueden ver en Youtube y reducir o negociar el cambio de vídeos si han estado mucho tiempo viendo un tipo de contenido específico como los kid influencers. Sobre todo, es bueno sentarnos con ellos para reflexionar cuando aparezca una marca en ese contenido y reflexionar con ellos sus decisiones de consumo.

Por otro lado, es muy recomendable analizar este tipo de contenido en los colegios desde las primeras etapas de Educación Infantil, ya que la reflexión pausada con otros compañeros reforzará la actitud crítica y una auténtica alfabetización mediática que irá creciendo con los años.

Tal y como nos muestra la ciencia, los niños pueden aprender a entender la publicidad, también en los complejos escenarios en línea. Y es lo más efectivo que tenemos por el momento.

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N.R.: En todo esto hay  un trasfondo que recorre toda esta sociedad: estos fenómenos que "padecen" los niños, ¿no son similares a los que "disfrutan" los mayores de edad?. Usando indebidamente el concepto "infantilización"  hay estudios y se han hecho análisis similares sobre los adultos y la publicidad, en los que la posición de una parte no pequeña de la sociedad adulta se vería perfectamente y similarmente retratada. 
Si parte de la sociedad importante adulta no está madura para soportar, analizar y comprender la presión, los significados y la potencia persuasiva de la publicidad, por qué hemos de hacer lo "apropiado" con los niños, y no con los adultos?. 
Y si un ejemplo vale más que mil palabras,  qué pretendemos con sermonear, restringir a los niños..., si los adultos se dejan llevar, alucinan... con los anuncios igual que aquellos?.
¿No estará esta contradicción más allá de donde la estamos planteando?.

Otro punto importante es la perspectiva de niños trabajadores de estos niños influyentes.
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