sábado, 6 de marzo de 2010

LA CARTA DE UN AMIGO

Son muchos los obstáculos que hay que salvar para que una persona con cualquier tipo de discapacidad pueda disponer de una plena Vida Independiente.

Es evidente que la Administración debería intervenir en ciertos asuntos que nos afectan a las personas que tenemos algún problema. Por ejemplo, se deberían preocupar de que la Ley de Dependencia se cumpliera en todos sitios y, nadie tuviera que estar dos años, y, a veces incluso más, esperando que le lleguen las ayudas que solicita. Pero, esto, por desgracia, no es así, pues a la Administración, como todos sabemos, le da exactamente igual lo que nos pase o necesitemos.

Pero, también, las personas con algún tipo de problemas, podemos, y, debemos, conseguir una Vida Independiente, en todos los ámbitos de la vida, no sólo en lo que respecta a la Administración. Y, esta Vida Independiente, debe comenzar en casa, con nuestra propia familia, aunque, aquí, vienen, o, pueden venir muchos problemas. En la mayoría de los casos, las Personas Dependientes, estamos sobre protegidas por las personas con las que convivimos, que, obviamente, suelen ser nuestros padres; ellos no son conscientes, en la mayoría de los casos, de que no se nos puede sobre proteger de la manera que suelen hacerlo, pues, ante todo, somos personas como todo el mundo, y tenemos que correr los mismos riesgos que cualquiera, aunque a veces, se vean aumentados por causa de nuestras limitaciones, que es evidente. Pero, no se nos puede, ni se nos debe sobre proteger.

A la hora de salir a la calle, nos podemos encontrar con diversos problemas. En el caso de personas con movilidad reducida o, en silla de ruedas, son ya de sobra conocidas, las famosas barreras arquitectónicas, que tenemos que ir salvando casi en cada calle. Esto, debe y, tiene, que ser denunciable, pero…si acudimos a los Ayuntamientos, estoy casi convencido de que en la mayoría de los casos, hacen caso omiso, incumpliendo así, por otra parte, los artículos de La Convención de la ONU sobre las Personas con Discapacidad.

No podemos olvidar a las personas que tienen una discapacidad psíquica, sea ésta cual sea. Estas personas, en algunos casos, pueden realizar ciertos movimientos incontrolados, que, para una persona ajena a los problemas de la discapacidad, pueden resultar como extraños, y, de hecho, llega a suceder esto.

Para todo lo expuesto en los dos párrafos anteriores, quizá haya algunas vías de solución, o, de paliar estos problemas, como puede ser, demostrar a la sociedad que somos capaces de hacer cosas, a pesar de nuestras limitaciones. También se podrían realizar campañas de sensibilización, pero, esto, en muchos casos, puede ser que no sirva para nada, pues la sociedad, por desgracia, no está concienciada de nada de esto. Si no existe concienciación, difícilmente nos pueden ayudar a llevar una vida lo más independiente posible. Tenemos que ser nosotros mismos quienes, a través de los recursos que tengamos a nuestro alcance, consigamos esa vida independiente por la que todos luchamos y que todos merecemos.

Cuando vayamos por la calle, a un lugar público, etc., vamos a tratar de fijarnos en esas cosas que nos podemos encontrar en nuestro camino y que nos impiden tener una vida independiente e intentemos denunciarlo donde corresponda. Si nos callamos, no sólo no conseguiremos nada, sino que, en muchos casos, pueden llegar a tomarnos por tontos.

Con todo lo aquí expuesto, sólo pretendo que la sociedad sea consciente de que nosotros, las personas con problemas, también existimos y, al igual que el resto de personas, formamos parte de la sociedad, de esa sociedad, a veces tan injusta y en la que, continuamente, son vulnerados nuestros derechos.



RAFAEL LUQUE

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