miércoles, 28 de septiembre de 2011

TDAH PRIMERA PARTE (EL CONFIDENCIAL)

No son todos los que están ni están todos los que son. Desde hace años, las asociaciones de padres con hijos que padecen Hiperactividad y Déficit de Atención (TDAH) denuncian el gran desconocimiento social, y a veces médico, que aún existe en España alrededor de una enfermedad que, a menudo, deja graves secuelas académicas y psicológicas en quienes la sufren, mayoritariamente, niños y adolescentes. El Confidencial ha reunido en la misma mesa a cuatro reconocidos expertos en el tema: el doctor José Luis Pedreira, psiquiatra del Hospital madrileño Niño Jesús, el neuropediatra Daniel Martín Fernández- Mayoralas, especialista del Hospital Universitario Quirón, la pedagoga Isabel Orjales y Teresa Mora, enfermera, madre de hiperactivo y presidenta de la Asociación de Niños con Síndrome de Hiperactividad y Déficit de Atención ANSHDA.
La polémica estuvo servida:
José Luis Pedreira.- El síndrome de hiperactividad y déficit de atención es un síndrome de paradoja… ¿Qué quiero decir? Que hay aproximadamente un 30% de niños que padecen este trastorno que no están diagnosticados, aunque los estudios epidemiológicos los detectan y que, entre los diagnosticados, un 62% no cuentan con un diagnóstico correcto. Dos de cada tres menores, en tratamiento psicológico, y a veces, farmacológico, en realidad no tienen la enfermedad.
Teresa Moras.- Cada vez que un escolar tiene problemas de aprendizaje o de conducta, los profesores piensan que tiene hiperactividad o déficit de atención o las dos cosas; pero un niño que se mueve mucho no tiene por qué ser hiperactivo y si está sufriendo la separación de sus padres no tiene por qué padecer déficit de atención.
J.L.P.- Eso es porque en España diagnostica el TDAH hasta el portero de la esquina.
Isabel Orjales.- El problema, a mi juicio, no es el sobrediagnóstico. Creo que se ha avanzado mucho en el conocimiento de la patología. Lo que puede estar sucediendo es que el dictamen se esté haciendo a edades demasiado tempranas y de manera muy superficial.
T.M. -Los padres llevamos años pidiendo que la evaluación la hagan profesionales cualificados, porque la falta de consenso y de unidad de criterios en este campo es fuente constante de incertidumbre entre las familias. Llegan a ANSHDA y nos comentan: el médico nos ha visto cinco minutos y hemos salido de la consulta con una pastilla… Ahí empieza la duda, y el peregrinaje por un montón de especialistas buscando una segunda opinión, porque cómo voy yo a medicar a mi hijo, y entonces se busca un nuevo juicio. Y muchas veces los pareceres no son coincidentes y crean más incertidumbre.
J.L.P.- Mientras no haya un consenso internacional en otro sentido, hoy por hoy el trastorno por hiperactividad y déficit de atención está en el apartado F de la DSM IV de los trastornos, es decir, debe ser evaluado por un psiquiatra. El apartado que clasifica los trastornos neurológicos es el apartado G.
(Nota de la Redacción: para el diagnóstico del TDAH en niños y adolescentes, se recomienda emplear los criterios diagnósticos del DSM-IV-TR o de la CIE-10. Actualmente, tanto los criterios del DSM-IV-TR como los de la CIE-10 se encuentran en proceso de revisión, pues se están elaborando el DSM-V y la CIE-11).
T.M.- Uno de los grandes problemas que tenemos es precisamente éste, la controversia entre profesionales en el diagnóstico del TDAH. A las familias nos da igual que diagnostique un psiquiatra o un neurólogo, nosotros siempre decimos: el que sepa.
Daniel Martín Fernández-Mayoralas.- Hay muchos psiquiatras que hacen una aproximación clínica muy cercana a la de los neurólogos infantojuveniles, y otros que no…Son escuelas. Y yo creo que lo mejor es evitar las controversias que no van a ninguna parte, y colaborar. Los neurólogos no tratamos el TDAH porque sí, lo tratamos porque se nos ha exigido, y cuando uno lleva una década dedicado a esto, algo sabe, creo yo. Son miles los niños que hemos visto ya.
I.O.- La evaluación debería realizarse con un equipo multidisciplinar partiendo de una valoración médica, psicológica, educativa y social y debe estar al margen de quién tiene o deja de tener cuál o tal competencia.
T.M.- Eso es lo que llevamos pidiendo las asociaciones desde hace años… Equipos multiprofesionales. La controversia sólo lleva a la confusión, y así los padres llegan a la asociación diciendo: he ido a tal sitio y me han dicho no se qué, pero luego el psicólogo me ha dicho no se cuántos, y el niño se convierte en adolescente y tú, familia, aún no tienes una respuesta clara, y la angustia crece. Y no hay que olvidar que estamos hablando de un trastorno psiquiátrico leve cuyas consecuencias sociales pueden ser muy graves.
J.L.P.- El problema es que muchos especialistas no emplean los llamados criterios de exclusión médica, fundamentales en el diagnóstico de este trastorno. Muchos leen en los manuales los síntomas asociados a hiperactividad y dicen: los cumple, este niño tiene hiperactividad. Sin saber que hay otros muchos problemas psiquiátricos que presentan síntomas concomitantes, y por eso el TDAH está tan mal diagnosticado. A mí me han llegado niños con autismo diagnosticados como TDAH.
T.M.- Es que a veces los padres quieren que sus hijos tengan cualquier cosa menos autismo…
J.L.P.- Por eso lo más importante no es lo que diagnostico, sino lo que quito. Hay actos que parecen patológicos y, sin embargo, están en el límite de la normalidad en determinadas etapas del desarrollo.
D.M.- Pero no hay que olvidar que el TDAH es un trastorno sumamente heterogéneo y que con mucha frecuencia es comórbido con otros trastornos neurológicos y psiquiátricos, como el trastorno bipolar, o fácilmente confundible durante las fases precoces de una esquizofrenia…
J.L.P.- No estoy de acuerdo. Qué es lo que ocurre, que cuando yo diagnostico psicosis a un niño, no es que el niño sea comórbido con hiperactividad, es que el niño psicótico se mueve sin parar, eso es lo que está pasando...
I.O.- Las dificultades para determinar si unos síntomas son secundarios a un trastorno principal o, por el contrario, lo son de un trastorno comórbido son evidentes. Y nos olvidamos de que algunos cuadros no dan la cara hasta tiempo después y que durante los primeros años no encajan en otro diagnóstico reconocible más que el de TDAH. Pero seguimos empeñados en afirmar que trastornos como el bipolar o la hiperactividad son fáciles de diagnosticar, que son excluyentes, que son claros incluso a edades tempranas y en todos los casos.
(Mañana domingo continúa el debate con los detalles del origen de la enfermedad y de sus diferentes diagnósticos)

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