Hace tiempo que por salud profesional dejamos de escuchar las noticias educativas que llenan torticeramente los medios de comunicación; tal y como solemos decir siempre se quedan enredados en las mondas porque no tienen ninguna intención de llegar al meollo del asunto, que dicho sea de paso, no le interesa a ninguno de los que se dedican a pontificar en las tertulias o en las columnas de opinión, los que por cierto tampoco saben mucho de que estar minuto a minuto en las escuelas. Haciendo retrospectiva creemos que nuestro punto de desconexión con el hilo de la actualidad fue la raíz del debate alrededor del "Libro blanco de la educación", luego para rematarlo vinieron todos los discursos de los postulantes al "Gran pacto educativo" cada uno de ellos con su propia idea para redimir y salvar nuestra, según ellos, maltrecha educación y ya no pudimos aguantar más. Desde entonces iniciamos un viaje al pasado pedagógico, a la lectura de los grandes de la educación, de los que no twittean todos los días, excepto cuando alguien se acuerda de ellos con motivo del aniversario de su muerte. Sorprende su contemporaneidad y su vigencia y nos preguntamos por qué nadie recurre a ellos, será que no dan conferencias TED (debemos recordar acrónimo de: tecnología, entretenimiento, diseño).
Por qué nos costará tanto aceptar lo que está bien sin querer cambiarlo a cada golpe de viento; por qué se ha sacralizado la innovación per se; innovar será incorporar mejoras a lo hecho o tirar por tierra todo lo que hay; cuántos más ensayos-errores tendremos que soportar hasta que alguien se percate de que a quien desgastan por el camino es a los que trabajamos por la mejora de la escuela.
Tanta tecnología, tanta nueva materia, tantas emociones de colores, tanto emprendimiento, tanto discurso vano ya nos tiene hartas.
Non sabemos ben, en cualquier caso, en esta nuestra cura pedagógica nos sentimos reconfortadas cuando encontramos el libro
"¿Qué educación queremos?" de Pilar Benejam publicado en Octaedro, quien ya en su introducción escribe:
"Hay que tener la humildad y el placer de aprender de quienes nos han precedido y partir de su discurso para repensar, reformular y mejorar aquellas ideas que han sido base y el fundamento de la educación que queremos. Si estas ideas fueran nuevas, no serían básicas. Basta ya de desorientar a los maestros pretendiendo empezar siempre de nuevo. Esta soberbia, compañera fiel de la ignorancia, es un pecado frecuente en el mundo de la educación, porque se declaran obsoletas algunas aportaciones sin haber agotado y, en ocasiones, sin haber estudiado sus posibilidades, ¡cómo si estuvieran de vuelta sin haberse ido! Los cambios deben basarse en una apreciación bien digerida de las aportaciones anteriores, aceptando que la experiencia futura siempre puede comportar cambios y mejoras."
Desde el inicio la autora apunta el riesgo que corre por colocarse en la marginalidad de no seguir las consignas de moda, y en seguida va desgranando aspectos de suma relevancia educativa como son:
-Las finalidades de la educación
-Qué se entiende por conocimiento
-Qué se entiende por aprendizaje
-Las metodologías y la práctica docente
-Cómo enseñar
-Razón, emoción, valores y acción
-La evaluación entendida como una pedagogía
-La profesión docente y la formación del profesorado
Pilar Benejam expone y argumenta en este libro su pensamiento y su práctica, ella que siempre llevó con orgullo ser maestra, dice que no hay mejor teoría que una buena práctica. Reconoce que lo escribió ya con una edad avanzada, desde el conocimiento, la serenidad y la benevolencia que dan la experiencia, la reflexión y la memoria.
Puede que sea necesario que en estos momentos de incertidumbre se escuchen las voces de personas con experiencia acreditada hablando de la dignidad de la profesión docente, de su complejidad, de sus exigencias, de la satisfacción de trabajar con niños, niñas y jóvenes y de la responsabilidad social que representa.
Para leer con calma.
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