Allá por el otoño nos surgió el problema de representar plásticamente el viento. Fue tras la lectura del poema "Ese vento" de Ana Mª Fernández, recogido en el
Versos da tarde laranxa publicado en Galaxia y desde entonces andabamos dándole vueltas. Buscamos inspiración en la obra de artistas e ilustradores, pedimos ayuda a otras personas, pero no acababa de satisfacernos.
Ese vento/que fala en asubío./Ese vento/que ole a pel de esquío./Ese vento/que as follas ergue e deita./ Ese vento/que a xente trae dereita./Ese vento/que vén devagariño./Ese vento/que sopra no camiño./Ese vento que nace nas montañas./Ese vento/xa fala das castañas.
De dónde viene el viento, dónde nace, dónde se esconde cuando desaparece, de qué está hecho..., estas y otras muchas preguntas surgieron al hilo de nuestros debates, motivo por el que tuvimos que buscar información, lo que nos tuvo ocupados por largo tiempo. Bien es cierto que luego se sucedieron otras actividades y dejamos el asunto a reposar un poco, hasta que ahora a la vuelta de vacaciones, ya metidos de lleno en invierno, el viento era otra cosa bien diferente, tenía otro color, otra temperatura y otro temperamento. Ya no nos acaricia, los da punzadas; ya no trae el aroma de las castañas, sólo huele a frío; ya no es de colores cálidos, es de un blanco ceniciento; ya no juega con nosotros, nos empuja con fuerza. Pese a todo, nuestro mayor problema era representar el movimiento de las rachas de viento, su frío y matices dentro del blanco de la niebla y de la helada.
En otras entradas del blog hemos mostrado cómo nos gustan las actividades como son el recortado, enrollado y plegado de papel, de las que no es preciso abundar en sus ventajas en cuanto a la coordinación motriz, a pesar de que en los últimos tiempos fueron muy denostadas en la escuela infantil. Fruto de muchos de esos trabajos y con otros muchos elementos de desecho fuimos haciendo nuestra interpretación colectiva del invierno, para más tarde, cada niño y niña elaborar la suya propia, así como ponerle un título.
Cuando abrimos puertas y ventanas, la corriente de aire crea ese efecto de movimiento que tanto buscábamos, a veces hasta le ponemos un ventilador y música de fondo (sonidos del viento en la naturaleza) y entonces estamos totalmente satisfechos con el resultado. Con todo, es posible que aún le demos otra vuelta.
Maneras de representar lo que sentimos, maneras de sentir con lo que representamos.
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