Los virus del herpes o herpesvirus son un grupo de estos diminutos parásitos intracelulares que se contagian con facilidad de una persona a otra y tienen una recurrencia crónica; es decir, se activan, se multiplican, generan una inflamación, y vuelven a quedar latentes. El tipo 1 (Herpes Simplex Virus tipo 1 o HSV-1) tiene una amplia presencia
en los seres humanos y durante mucho tiempo se ha considerado inocuo, una calentura molesta y poco más, pero empezamos a tener más y más evidencias de que ocasionalmente puede tener efectos dañinos sobre las funciones mentales y puede modificar el comportamiento de la persona afectada.
EL HSV-1 es un patógeno neurotrópico, es decir que va hacia las neuronas, y causa un amplio rango de manifestaciones clínicas que van desde alteraciones ligeras en la piel, como lesiones en la boca y la cara
, a una infección grave del sistema nervioso central. Puede alcanzar el cerebro sin síntomas clínicos evidentes pero una vez allí es la causa más común de encefalitis esporádica en adultos, así como la principal casa de ceguera infecciosa en los países desarrollados debido a la queratitis herpética. Las encefalitis agudas se caracterizan por una neuroinflamación exacerbada y una activación neuroinmune prolongada, generando una enfermedad potencialmente mortal, pero el punto novedoso es que en casos asintomáticos genere alteraciones importantes que no relacionamos con el herpesvirus. Su presencia de por vida en el organismo produce en algunas personas cambios en procesos celulares que son imprescindibles para el normal funcionamiento de las neuronas, lo que puede llevar a patologías cerebrales, más o menos visibles, en una parte de las personas seropositivas.
El virus se adquiere normalmente durante la infancia y produce infecciones de por vida debido a su habilidad para infectar y mantenerse latente en las neuronas, uno de las pocos tipos celulares que no se recambia en el organismo.
Desde ellas puede generar nuevas oleadas de herpesvirus. A nivel mundial, el 60% de la población tiene anticuerpos contra ese virus, sin embargo, solo entre el 20 y el 40% de aquellos que han sido infectados desarrollan síntomas. Ello no obstante las personas infectadas con el HSV-1 pero asintomáticas son reservorios significativos del virus; es decir, mantienen el virus viable durante décadas y pueden contribuir también a su transmisión.
Un dato importante es que se están acumulando evidencias de que la infección del HSV-1, tanto en individuos con síntomas como asintomáticos puede llegar a causar un daño neuronal, y eventualmente, dar lugar a una enfermedad neurodegenerativa. Además, ha surgido la idea de que el virus pueda alterar algunos circuitos neuronales y, sin llegar a causar una encefalitis, generar cambios en la función neural que se manifiesten por cambios en el comportamiento.
Los herpesvirus pueden inducir de forma repetida una respuesta inflamatoria en los períodos de reactivación. La edad, el estrés, la coexistencia de otras infecciones y algunos determinantes genéticos y ambientales de la respuesta inmune son factores que pueden inducir una reactivación.
Los que tenemos una infección con HSV-1 estamos acostumbrados a que en épocas de estrés, ante una infección leve como una gripe, tras cambios de altitud o pérdida de sueño, momentos quizá de bajada en nuestro sistema defensivo, el virus se active y lo veamos en nuestros labios.
Un grupo de investigadores daneses ha estudiado si el comportamiento suicida o los trastornos psiquiátricos son más frecuentes en las personas que tienen anticuerpos contra el HSV-1 que en el resto de la población. El estudio se hizo aprovechando una gran cohorte de donantes de sangre. Se partió de 81 912 voluntarios que habían dado su consentimiento informado y se identificaron dentro de este grupo todos los casos con diagnóstico psiquiátrico en el período 1971-2013, que habían intentado o cometido suicidio (1977-2011) o que habían estado implicados en un accidente de tráfico. A cada uno de los que se localizó se le emparejó con otro caso que no estuviera en ese grupo y sirviese como control, que fuera de la misma edad en el momento de la extracción de la sangre, y el mismo sexo, se ajustó por tabaquismo e historial previo de los padres de enfermedades psiquiátricas, obteniéndose 12,500 casos y controles. En las muestras de suero sanguíneo se analizó la presencia de anticuerpos contra el HSV-1 y se hizo un análisis estadístico en 5336 individuos, 1504 casos psiquiátricos (853 mujeres), 353 casos de suicidio (193 mujeres) y 3479 controles.
La edad media en el momento de la donación eran 37,6 años y 50,9% tenían evidencia serológica de infección con HSV-1. De los que habían intentado cometer suicidio el 60,6% eran positivos a HSV-, mientras que en los que no lo habían intentado el 50% eran positivos a HSV-1.
El «odds ratio» la relación entre ambas variables es 1,40. Los «odds ratio» oscilan entre 0 e infinito. Cuando el odds ratio es 1 indica ausencia de asociación entre las variables. Los valores menores de 1 señalan una asociación negativa entre las variables y los valores mayores de 1 indican asociación positiva entre las variables. El 1,40 implica que si tienes HSV-1 tienes mayor riesgo de intentar o cometer un suicidio.
En relación la temporalidad, la infección con HSP-1 estaba asociada con tener un primer trastorno psiquiátrico después de la fecha de la extracción de sangre. La proporción del rango de incidencia es de 1,44, lo que implica que la presencia del virus está asociada con los trastornos psiquiátricos pero solo en individuos registrados con un primer trastorno psiquiátrico después de la donación de sangre; es decir, que la infección ocurre antes que el primer registro de un diagnóstico psiquiátrico.
Los resultados van más allá de los dos temas objeto del estudio: suicidio y trastornos psiquiátricos. El HSV-1 es neurotrópico, se dirige hacia las neuronas y se replica preferentemente en las regiones frontal y temporal cerebro. Allí puede generar alteraciones cognitivas y alteraciones de la memoria similares a las que se observan en las personas con esquizofrenia. Además, estos resultados apoyan que la infección primaria del HSV-1, en algunas personas, puede una década después llevar a un daño neural que promueva o contribuya al desarrollo de enfermedades neurodegenerativas.
Para leer más:
- Duarte LF, Farías MA, Álvarez DM, Bueno SM, Riedel CA, P.A. González PA (2019) Herpes simplex virus type 1 infection of the central nervous system: insights into proposed interrelationships with neurodegenerative disorders. Front Cell Neurosci 13: 1-23.
- Nissen J, Trabjerg B, Pedersen MG, Banasik K, Pedersen OB, Sørensen E, Nielsen KR, Erikstrup C, Petersen MS, Paarup HM, Bruun-Rasmussen P, Westergaard D, Hansen TF, Pedersen C, Werge T, Torrey F, Hjalgrim H, Mortensen PB, Yolken R, Brunak S, Ullum H, Burgdorf KS (2019) Herpes Simplex Virus Type 1 infection is associated with suicidal behavior and first registered psychiatric diagnosis in a healthy population. Psychoneuroendocrinology 108:150-154.
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