Los responsables de la programación infantil deberían velar por sí:
- Las imágenes que los menores reciben de sí mismo a través de los relatos televisivos contribuyen positivamente a su comprensión del mundo, de los demás y de sí mismo?
- Se inscriben en modelos pedagógicos determinados o se compadecen de los estadios de evolución psicológica en estos segmentos de edad?
- Cómo se provee los menores de conocimientos y de habilidades para la convivencia y la resolución adecuada de los conflictos vitales?
- Existen asociaciones claras entre valores positivos y personajes atractivos, o por el contrario, se tiende a la disociación?
- Se busca una representación realista del menor o por el contrario se utiliza simbólicamente su imagen para trasladar determinados mensajes?
- Cuál es a propuesta de interacción entre iguales entre los diferentes segmentos de edad, con padres/madres, profesorado y otras figuras de referencia?
Dicho de otra manera deberían hacer un análisis de los mensajes que se transmiten, tanto a nivel temático, semántico y actancial, en el que se vea su sentido narrativo (personaje presentado como positivo, negativo o neutro); las actitudes y comportamientos en la narración, los asuntos con los que aparece vinculado y con los que involucrado; las relaciones familiares que establece (paternofiliais, fraternales, etc), las relaciones extrafamiliares con adultos y con menores; y sus actitudes y comportamientos en espacios públicos y privados.
Repetimos, esto es una responsabilidad de los gobiernos. No se le puede ir con cuentos a las familias diciéndole que deben ver la televisión con los hijos/las, que deben supervisar previamente los programas que consumen, que deben charlar sobre estos programas ..., y un largo repertorio de buenas intenciones, porque si las familias habían tenido tiempo para hacer esto, a lo mejor no tenían que recurrir a la televisión.
Hace unos días, una madre nos manifestaba sus dudas en cuanto al consumo televisivo de su hijo. Por una parte era conocedora de todo cuanto se dice sobre el uso abusivo de la TV, de sus efectos nocivos y de sus consecuencias, entre ellas el sedentarismo; por otra nos decía que dada su situación familiar, tampoco disponía de muchas alternativas para el tiempo de ocio, sobre todo, en los días de invierno en los que no es posible salir a la calle. Esgrimía además que el niño aprendía mucho de la televisión, de hecho, parte del vocabulario que empleaba no podía tener otro origen que no fuera la televisión.
Sabemos que estaba tratando de tranquilizar su conciencia, no disponía de tiempo ni de recursos, la televisión está ahí a mano, es del agrado del niño y por lo tanto quería ver lo positivo de eso. ¿Qué responder en estos casos?, ¿nos mantenemos en nuestra postura totalmente contraria a la TV, aunque en nuestra casa no nos apliquemos el cuento?, ¿martirizamos a esta madre por ser una irresponsable o le damos unas claves a tener en cuenta a la hora de seleccionar programas?
Pese a la competencia de las TIC, la televisión sigue ocupando parte del tiempo de ocio de nuestro alumnado. Y los medios de comunicación pueden ser una herramienta de enorme utilidad para la educación y formación de menores pero se hace preciso protegerlos ante los contenidos inadecuados y usos abusivos. Hay que recordar que el audiovisual tiene una gran incidencia en la construcción de la identidad infantil y juvenil.
Ahora, cada vez más empiezan a aparecer estudios que ya no demonizan la televisión, sino que reseñan las ventajas de este medio. Apuntan también que el problema radica en la programación y en los productos televisivos que se le ofrecen a los más pequeños, y esto sí es una responsabilidad de los gobiernos, no de las familias.
Los responsables de la programación infantil deberían velar por que:
- Las imágenes que los menores reciben de sí mismo a través de los relatos televisivos contribuyen positivamente a su comprensión del mundo, de los demás y de sí mismo.
- Se inscriben en modelos pedagógicos determinados o se compadecen de los estadios de evolución psicológica en estos segmentos de edad.
- Como se provee a los menores de conocimientos y de habilidades para la convivencia y la resolución adecuada de los conflictos vitales.
- Si existen asociaciones claras entre valores positivos y personajes atractivos, o por el contrario, se tiende a la disociación.
- Si busca una representación realista del menor o por el contrario se utiliza simbólicamente su imagen para trasladar determinados mensajes.
- Cuál es a propuesta de interacción entre iguales entre los diferentes segmentos de edad, con padres/madres, profesorado y otras figuras de referencia.
Dicho de otra manera, debería hacerse un análisis de los mensajes que se transmiten, tanto a nivel temático, semántico y actancial, en el que se vea su sentido narrativo (personaje presentado como positivo, negativo o neutro); las actitudes y comportamientos en la narración, los asuntos con los que aparece vinculado y con los que involucrado; las relaciones familiares que establece (paternofiliales, fraternales, etc), las relaciones extrafamiliares con adultos y con menores; y sus actitudes y comportamientos en espacios públicos y privados.
Repetimos, esto es una responsabilidad de los gobiernos. No se le puede ir con cuentos a las familias diciéndole que deben ver la televisión con los hijos/as, que deben supervisar previamente los programas que consumen, que deben charlar sobre estos programas ..., y un largo repertorio de buenas intenciones, porque si las familias tuviesen tiempo para hacer esto, a lo mejor no tenían que recurrir a la televisión.
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