Vamos para atrás:
El Ministerio de Educación ha detallado sus propuestas para el anteproyecto de Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa(LOMCE), que modificará la Ley Orgánica de Educación (LOE), aprobada en 2006, cuando Rodríguez Zapatero era presidente del Gobierno.
El punto más novedoso del anteproyecto es, probablemente, la introducción de una «reválida» al final de cada ciclo educativo: Primaria (12 años), Educación Secundaria Obligatoria (16 años) y Bachillerato (18 años). La selectividad, como tal, desaparece, aunque cada Universidad podrá implantar las pruebas de acceso adicionales que considere oportunas.
En el anteproyecto, las «reválidas» se engloban dentro del capítulo de «medidas» para mejorar la calidad de la enseñanza. Serán evaluaciones de final de etapa «externas» (es decir, los alumnos se examinarán ante instancias diferentes a sus colegios de procedencia), y de «ámbito nacional». El Gobierno diseñará el examen para la parte de enseñanzas mínimas, y las comunidades autónomas, para el resto.
Al finalizar Primaria (12 años):
-Habrá una evaluación final con dos pruebas: una de competencias básicas y consecución de objetivos (con efectos académicos), y otra de conocimientos (sin efectos académicos).
-La no superación de la prueba de competencias básicas y consecución de objetivos supondrá la repetición de sexto de Primaria si el alumno no ha repetido ya en Primaria; si ya ha repetido, pasa a la ESO, pero con un informe que recomiende medidas de apoyo y refuerzo.
Al terminar la Enseñanza Secundaria Obligaroria (ESO, 16 años):
-Es necesario superar la evaluación final para acceder al Bachillerato o a la Formación Profesional (FP). Aquí, la evaluación final será de un tipo o de otro según se quiera acceder a FP o a Bachillerato. Aunque la elección de un itinerario concreto en cuarto de la ESO «no será decisiva», lo habitual será que los alumnos de «enseñanzas académicas» (es decir, los que aspiren al Bachillerato y luego a la Universidad) se presenten a la evaluación de acceso a Bachillerato, y los de «enseñanzas aplicadas», a la evaluación de acceso a FP. En cualquier caso, la elección no es coercitiva. Los alumnos podrán presentarse a la prueba que decidan.
-Para obtener el título de ESO tendrán que superar todas las materias de esa etapa o aprobar la evaluación final, incluso con hasta dos asignaturas suspensas. (Pero solo con el título de la ESO, sin la evaluación final de este ciclo, se sobreentiende que no se pueden seguir los estudios académicos, aunque este extremo no lo aclara bien el anteproyecto).
-Al finalizar tercero de la ESO habrá una prueba de diagnóstico, pero sin efectos académicos.
-Habrá un consejo orientador al finalizar cada curso de la ESO. El equipo docente recomendará el itinerario más adecuado para un alumno en concreto; también programas de mejora de aprendizaje y rendimiento o de cualificación profesional.
-Acabados los dos cursos de Bachillerato (18 años):
-Hay que superar la evaluación final para obtener el título de Bachiller.
-La nota final del Bachillerato será la medida de las calificaciones de Bachillerato ponderada al 60%, y de la evaluación final ponderada al 40%. Para que cuente esa ponderación del 40% es necesario sacar en el examen externo al menos un 5. Por debajo de esa nota, se suspende automáticamente, aunque se trajera una excelente nota media del colegio o del instituto.
-Podrá haber un certificado por la superación de todas las materias del Bachillerato si se suspende la evaluación final. Este certificado tendrá efectos laborales; efectos académicos solo si se desea proseguir en la Formación Profesional de grado superior.
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