OTRA∃DUCACION |
Posted: 31 Jul 2016 09:34 AM PDT
Durante la crisis de fines de los 1990s e inicios del 2000, en Argentina se extendió el trueque, tanto de objetos como de servicios. Millones de personas se organizaron en redes y clubes de trueque en todo el país. Vivía entonces en Buenos Aires y conocí varios sitios de trueque en diferentes lugares del país. Uno que me llamó especialmente la atención fue un mercado de trueque de servicios. Las personas habían preparado carteles para anunciar los servicios que ofrecían; los tenían sobre una mesa, en el suelo, o bien colgados del cuello, Algunos carteles incluían el nombre del oficio: dentista, enfermero, profesor, diseñador gráfico, etc. Otros describían el servicio ofrecido: cuido a personas mayores, doy clases de guitarra, ayudo con las tareas escolares, pongo inyecciones, doy masajes, hago pasteles de cumpleaños, reparo televisores, hago planos, etc.
Mientras recorría el lugar pensaba qué servicios podría ofrecer yo en un lugar de intercambio como éste. Mis oficios - los que me gustan, de los que vivo y para los que soy buena - tienen que ver primordialmente con leer, escribir, editar, investigar, asesorar, enseñar, traducir, usar la computadora y navegar en internet. ¿Qué de eso puede servirle a personas que atraviesan una crisis y que buscan satisfacer necesidades básicas con saberes y habilidades de otros?
Al llegar a mi departamento ese día lo primero que hice fue pensar y anotar en una libreta mis saberes y habilidades prácticos, potencialmente útiles en situaciones de precariedad y emergencia. La verdad es que me sorprendí con lo que 'descubrí'. Empecé explorando mis habilidades manuales. No me sorprendió comprobar que son minoritarias, pero me ayudó ratificar que tengo algunas. No me sorprendió confirmar que mis fortalezas están alrededor de la lectura y la escritura, los idiomas, la enseñanza, la asesoría, el manejo de la computadora, pero sí me sorprendió encontrar muchas tareas concretas en las que dichos saberes pueden adquirir tanto valor de uso como valor de cambio, ser herramientas útiles para otros y, eventualmente, recursos para la propia supervivencia. Nunca he participado en un mercado de trueque de servicios ni en los trueques que se hacen virtualmente, pero me he imaginado muchas veces en uno de ellos parada con mis carteles, ofreciendo mis habilidades: - tejer (bufandas, suéteres, chalecos, ponchos, chales, bolsos, colchas) - hacer crochet (cojines, agarradores de ollas, tapetes, cintillos, pulseras) - hacer o ayudar a hacer carteles, rótulos, hojas volantes (bien hechos, sin errores) - hacer o ayudar a hacer una hoja de vida (curriculum vitae) - ayudar a prepararse para una entrevista de trabajo - corregir errores de ortografía - editar cualquier texto (carta, solicitud, monografía, folleto) - enseñar a leer y escribir a niños, jóvenes y adultos - hablar, leer y escribir en inglés - leer y comprender portugués - dar clases de español o de inglés - traducir del español al inglés y viceversa - enseñar a usar una computadora, a abrir y manejar una cuenta de correo, a buscar información - hacer y enseñar a hacer y administrar un blog - hacer, enseñar a hacer o ayudar a hacer un proyecto - aconsejar sobre asuntos escolares y educativos - aconsejar sobre cómo hacer una tesis - aconsejar y acompañar a mujeres que están pasando por una crisis de pareja o un divorcio - aconsejar sobre viajes y lugares Conservo aquella lista, que luego seguí ampliando con más habilidades 'descubiertas'. Hacerla fue un ejercicio muy importante de introspección, de metacognición, de toma de conciencia y empoderamiento. Y es reconfortante saber que hoy tengo más saberes y habilidades útiles que agregar a la lista. Por ejemplo: saber qué hay que hacer en un sismo, distinguir alimentos saludables de no saludables, conocer las propiedades de cada verdura y cada fruta y los usos medicinales de muchas plantas, usar productos naturales en vez de muchas medicinas y productos de limpieza y belleza, cocinar, y cocinar sin aceite. En estos años incorporé este ejercicio de introspección (individual y colectivo) como método de trabajo en reuniones y talleres con mujeres, con grupos barriales, con organizaciones indígenas y campesinas, con docentes, con padres y madres de familia. Lo recomiendo siempre. Ser conscientes de qué sabemos (y de qué no), de cuáles son nuestros saberes y habilidades socialmente útiles, reconocibles y valorados como tales por otros, es esencial para el aprender a aprender, el aprender a ser, el aprender a hacer y el aprender a convivir con otros. Para saber más » El trueque, hijo directo de la debacle financiera, Perfil, Buenos Aires, 17/12/2011 » Vuelve el trueque para recuperar el valor de las cosas » Coraggio, José Luis, Las redes del trueque como institución de la economía popular, en: Economía Popular Urbana: Una nueva perspectiva para el desarrollo local. Cartillas del Programa de Desarrollo Local, No 1, octubre. UNGS, Buenos Aires, 1998. » Hintze, Susana (coord.), Trueque y economía solidaria. Buenos Aires, Prometeo Libros, 2003. » Fernández Mayo, Manuela, El trueque solidario: Una estrategia de supervivencia ante la crisis argentina de 2001, Universidad de Cádiz, 2008.» Red Global de Trueque Textos relacionados en este blog » Rwanda: A blog is born! » Comunidad de aprendizaje » Aprendizaje a lo largo de la vida (ALV) » El barrio como espacio pedagógico: Una escuelita itinerante (Brasil) » Necesidades y deseos de aprendizaje de jóvenes y adultos » Educar a las madres en el valor del afecto y del juego (Argentina) |
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