miércoles, 17 de junio de 2020

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UniDiversidad. El blog de José R. Alonso.

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Posted: 09 Jun 2020 03:00 AM PDT
La época de exámenes es difícil para todos los estudiantes, pero aún más para los que tienen un trastorno del espectro del autismo (TEA). El estrés, la presión, la situación inusual que es siempre una prueba académica pueden generar confusión, rechazo y unos resultados que no corresponden al esfuerzo realizado y a los conocimientos y habilidades logrados.

Por otro lado, cada vez son más las personas con TEA que consiguen avanzar en su carrera académica y en los últimos tiempos raro es el año que no tengo a algún estudiante con TEA en alguna de las asignaturas que imparto en la universidad. Es una buena señal, llegan a los niveles superiores de la enseñanza y muchos terminan su carrera. Es un estímulo para seguir trabajando en un mundo, el académico, que también debe ser más inclusivo y más justo.
Algunas de estas ideas sobre exámenes están pensadas para profesores y para las familias con autismo. Mi experiencia es que los profesores, muy mayoritariamente, estamos dispuestos a aprender, a ayudar, a hacer las cosas mejor. Es cierto que no nos gustan las excepciones, solemos tener muchos alumnos y nos da miedo el caos, los precedentes peligrosos, pero si nos explican las cosas, somos capaces de entender y de buscar los medios para echar una mano. Por otro lado las familias también necesitan modular su implicación con los exámenes de su hijo, siendo una verdadera ayuda y no otro factor de estrés. Ojalá estas ideas sencillas, fácilmente adaptables para cualquier nivel, sean útiles.
1.- Háblale con claridad, sencillez y sinceridad.
Los padres y profesores consideramos muchas veces que es nuestra obligación empujar a nuestros alumnos, insistirles, presionarles incluso. Son adolescentes y jóvenes y son muchas las tentaciones y distracciones a su alrededor. Además, padres y educadores estamos a menudo convencidos de que los exámenes próximos son lo más importante en su vida en estos momentos.  ¿No dicen que son estudiantes? Pero esto puede ser una mala idea en muchachos que a veces tienen dificultades para manejar la presión y la ansiedad. Muchos miembros del sistema educativo confundimos el mensaje; parece que lo importante no es saber, o ser una buena persona, o contribuir a la sociedad, o ser feliz en una existencia rica y fructífera, sino aprobar, sacar un título, incluso figurar.
Algunos parecen creer que lo más importante en la vida son las pruebas de acceso a la universidad, o aprobar esta asignatura o terminar el nivel educativo que sea. A veces el prestigio de la universidad o del colegio depende de sus resultados en pruebas estandarizadas y presionan a los chicos no en interés de ellos mismos sino en el de la institución. Alguna vez lo pienso en las pruebas de acceso a la universidad. He visto casos de colegios supuestamente con un ideario cristiano que se quitan de en medio a los chavales con dificultades para tener unos resultados inmaculados. Esos muchachos expulsados con una u otra excusa aterrizan en un centro público que suda tinta china para sacarlos adelante. Los profesores que no consideran a ningún muchacho un caso perdido son los que quiero siempre en mi equipo y los otros me avergüenzan.
¿Y de qué verdad estamos hablando? Lynn McCann dice que algunas de esas verdades que podemos decir a las personas con TEA son las siguientes:
  • No te vas a morir si no haces los exámenes en esta ocasión o no los haces bien.
  • No habrás fracasado en la vida si los resultados no son los que tú, tus padres o tus profesores esperaban o deseaban.
  • Puede que salga mejor de lo que esperas.
A veces también, la persona con TEA o su familia se cuestionan si está en el lugar apropiado. Los sistemas académicos cada vez son más flexibles, hay posibilidades de cambiar y si crees, no en un arrebato sino tras una reflexión, que te has equivocado puedes empezar otra cosa o en otro sitio. Son mucho más importantes los 40 años de carrera profesional que vienen después, que los 4 años de carrera universitaria.
Algunos otros mensajes sencillos:
  • Hay diferentes caminos para conseguir un trabajo en el área en el que estás interesado, Hay más tipos diferentes de trabajos de los que imaginas. Para algunas personas el autoempleo es la mejor solución, para otros aprobar una oposición, para otros trabajar en una empresa donde tus características encajen y seas un trabajador valorado, para otros un empleo en un centro implicado en el TEA, donde vas a ser mejor entendido y más apoyado.
  • Algunas personas necesitan más tiempo para llegar a donde quieren llegar. La formación académica y la vida no son un sprint, son una carrera de resistencia, un río pleno de meandros, rápidos y aguas tranquilas, cada una con su belleza.
  • Las notas de un examen no reflejan tu valía personal.
Decir la verdad es también una forma de reducir la presión Los exámenes son parte del sistema educativo pero no lo más importante, lo más importante es la educación, haber aprendido, haber madurado y mejorado. Los exámenes a menudo son como una valla que una vez superada nos permite afrontar la siguiente, pero en el mercado laboral ¡y en la vida! hay muchos caminos y la presión sobre una persona con TEA muchas veces es contraproducente. Los exámenes son muchas cosas: un reto para el cerebro que refuerza el aprendizaje, una forma de valorar y reconocer el esfuerzo, un requisito administrativo para garantizar una clasificación justa de los alumnos y un cumplimiento de la normativa, pero insisto no valoran personas ni aciertan siempre a predecir el éxito en la vida laboral.
2.- Entérate de qué pasa por su cabeza y atiende de verdad sus preocupaciones.
Las personas jóvenes con TEA reciben tantas instrucciones, tantos consejos, casi siempre de forma verbal, que les resulta prácticamente imposible recordar todo lo que se les ha contado, valorarlo, colocarlo en su justo lugar y apreciarlo en su verdadera medida. Ante tantas instrucciones, a veces contradictorias, muchos jóvenes con TEA  se sienten abrumados y les genera ansiedad intentar hacer todo lo que se les ha dicho, cuando a veces ni siquiera lo han entendido.
Una estrategia es sentarse con ese estudiante y preguntarle qué es lo que está pensando, qué siente, qué le preocupa, en qué cosas se siente seguro y en cuáles se siente confuso. A menudo surgen cosas que nos sorprenden como que un profesor le dijo en la ESO que no podría ir a la universidad si no conseguía sacar un sobresaliente en inglés. Lo que para otros es rápidamente olvidado para ellos puede ser recordado años después como un muro infranqueable.
Hacer un esquema con lo que comenta tiene algunas ventajas:
  • Sirve como prueba de qué le estás escuchando.
  • Te da pistas sobre cosas de las que es posible que no te hubieras dado cuenta antes.
  • Te facilita el trabajar juntos para identificar cuáles son las principales preocupaciones y cuáles pueden ser las mejores maneras de afrontarlas.
  • Permite establecer un plan de acción.
Para algunos estudiantes basta con ser escuchados. Para otros aparecerán soluciones simples en cuanto plasmes en un papel aquello que les preocupa. Para otras cosas habrá que poner en marcha alguna medida de apoyo, o hacer cambios o ayudarles a conseguir aquello que necesitan. Puede ser buena idea usar la misma hoja de papel en la que has establecido el mapa de la situación. Por ejemplo,  si ellos creen que van a suspender, puedes recordarles que han ido a todas las clases, que han aprobado muchos exámenes hasta ese momento o cualquier otro dato que les pueda ayudar a poner esa preocupación determinada en perspectiva.
3.- Intenta explicar y ayudar a manejar la ansiedad
Un poco de tensión, de adrenalina por el cuerpo nos puede ayudar a estar más alerta y más concentrados en una tarea, pero la ansiedad que muchos estudiantes con TEA (y sin TEA) sienten es claramente contraproducente.  Muchos pueden sentirse sobrepasados por la situación y entonces lo único que quieren es salir de allí con lo que pueden tener una rabieta considerable o quedarse «congelados», sin capacidad de reacción. Es necesario ayudar a reducir la ansiedad para que el estudiante pueda pensar con claridad y actuar de la mejor manera posible.
Parte de esa ansiedad puede ser no solo porque tengan que recordar información para un examen sino porque no saben qué necesitan hacer, no pueden predecir o imaginar cómo serán las preguntas del examen. También les cuesta adaptarse a que en el momento del examen muchas cosas cambian con respecto a las clases, puede tener lugar en otro sitio, a otra hora, puede haber cambios en las rutinas familiares, tener que sentarse en otro lugar, no poder preguntar o hacer comentarios. Puede ser importante preparar al estudiante para esta situación y reforzar todos aquellos aspectos que no cambian:
  • Puede ayudar hacer listas, usar un calendario o incluso volver a usar herramientas antiguas como los guiones visuales.
  • Puedes ayudarle a tranquilizarse mostrándole la de cosas que van a ser familiares y añadir tiempos de relajación, confort sensorial y descanso.
  • Dile que lo más importante es que está ahí y puede probar, que es algo que dura poco y que podrá ir luego a todas las actividades habituales (transporte, comida…).
  • Haz los ajustes sensoriales (un aula tranquila, sentarse en la parte de atrás del aula o cualquier otra cosa que le ayude).
  • Encárgate de que otras personas, por ejemplo los que cuidan el examen, sepan de estos cambios y que es un alumno con características distintas.
  • Puede ser útil decirles a los padres que le quiten de encima toda la presión que puedan y, de hecho, que actúen como si les diera igual qué tal le va a su hijo en los exámenes. Para muchos jóvenes con TEA la presión ya surge de ellos mismos y de sus profesores con lo que tener un hogar que reduce la presión es un alivio bienvenido.
  • Sé cuidadoso a la hora de reconocer tus propias preocupaciones y ansiedad. Explora las posibles oportunidades en vez de centrarse solamente en las barreras, precipicios y obstáculos.
4.- Mantén las rutinas, reduce las exigencias
Prepara los cambios en el ambiente, las alteraciones en las rutinas y de qué hablar después del examen. Un estudiante estaba ansioso porque tenía dos exámenes en el mismo día pero su mayor estrés venía de si tendría suficiente tiempo para comer entre uno y otro. Parte de esa preocupación era porque el comedor estaba lejos de donde eran los exámenes y se resolvió buscando una zona tranquila, cerca de las aulas donde eran los exámenes para que tuviera tiempo y espacio para comer sin tener que preocuparse de nada más.
Puede ser importante recordarle que ya ha acabado. Hay quien escribe «examen» en un post-it y lo quita del calendario cuando lo ha terminado, o simplemente tacha ese día con la anotación del examen. Hecho.
Es importante regresar a las rutinas. La familiaridad con las tareas le hará sentirse bien y tranquilo. Puedes planificar actividades tranquilas para los días que no hay clases pero no hagas que todo sea repasar exámenes, piensa en las comidas, haz una rutina y que haya tiempo para la tableta, la play o las cosas que le gustan.
Puedes pensar algo interesante para las vacaciones de verano. Dependerá del muchacho y su capacidad para iniciar nuevos proyectos después de los exámenes. Dale tiempo para descansar. Una familia se sentaba con el muchacho con TEA e hicieron una lista de cosas que querría hacer y las pusieron en post-it, esas notas amarillas con pegamento, en un corcho de elección. El joven podía elegir una cosa a la semana y podía volverla a poner en el corcho si quería volverlo a hacer. Terminaron haciendo lo mismo cada semana durante todo el verano pero eso es una de las cosas divertidas de vivir con una persona con TEA. Además, más en serio, eso ayudó a mantenerlo activo y centrado para poder volver a comenzar el curso en septiembre.

5.- Déjale que se recupere con lo que prefiera

Después de un examen todos necesitamos un tiempo de descanso. Encárgate de confirmar que tenga un tiempo de relax o de una actividad apetecible después del examen. Para algunos puede ser esconderse detrás de un sofá y otros preferirán irse a la piscina o repasar su libro favorito. Déjale que lo haga a su estilo y si no hay necesidad de que se quede en el centro educativo permítele que marche para casa después del examen.
Déjale tener un buen verano. Que puedan recuperarse del cansancio, de las tensiones, de las «heridas» del día a día.
Reduce las normas a lo mínimo imprescindible. El verano es para hacer lo que nos gusta, para explorar algo o para no hacer nada. Recupera esa maravillosa herramienta de exploración y aprendizaje: el aburrimiento.
6.- Finalmente, para esos estudiantes con TEA que probablemente no lo harán bien en los exámenes.
Haz que mantenga la perspectiva. Dale apoyo de forma constante y sin esperar a que lo pidan. Si no han repasado lo que ha estudiado en lo que va de curso, es difícil conseguir que empiece ahora de repente. Si puedes persuadirlo a intentarlo busca aquello que sea lo que mejor encaje, lo que le enganche más, quizá una asignatura se puede superar con una actividad basada en trabajo en ordenador o de otra forma distinta al examen tradicional.
Vuelve sobre lo dicho al comienzo de este post y recuerda a tu estudiante que no aprobar un examen no es el fin del mundo. Hay demasiados jóvenes con TEA con buena capacidad, que tiran la toalla y no siguen adelante en su carrera académica.

En muchos casos es porque todas las instancias del sistema educativo, les están diciendo de forma explícita o implícita que van a fracasar. No debería ser así. Y luego hay profesores que lo logran, que la mantienen a flote, que le hacen saber que creen en él, que van más allá de su obligación porque recuerdan cuál era su vocación, que por alguien así es por lo que tú elegiste esta profesión.

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