Hoy he leído el anteproyecto de la LOMCE, la reforma de la Ley Orgánica de Educación que promueve el Gobierno de España, encabezado, en estos asuntos por el Ministro Wert. Mientras leía el texto no podía dejar de imaginarme aquella viñeta en la que Frato, en el año 1970 dibujaba una escuela-factoría, en la que el alumnado, que accedía diverso, era cuidadosamente seleccionado para que, a la salida, la cinta transportadora los condujese, al menos, a dos caminos bien diferenciados: el éxito entendido desde una manera totalmente uniforme; o el más absoluto fracaso, en el que, todo aquel que no respondía a los estándares era desechado por el desagüe de la escuela.
Probablemente yo sea muy malpensado y por este motivo me creo estas imágenes mentales que, a buen seguro, no tienen nada que ver con la realidad ni con las intenciones del quienes redactan la Ley. Por este motivo, expondré sólo algunas de las cuestiones que me han llevado a pensar de este modo, simplemente, por si ustedes quieren analizarlas y después, si les parece bien, lo debatimos…
- La primera frase del preámbulo dice textualmente: "La educación es el motor que promueve la competitividad de la economía y el nivel de prosperidad de un país". Esta frase no carece de sentido, a priori. Es cierto, una mayor y mejor inversión en educación reflejará una preocupación por esta materia y por lograr que todo el alumnado tenga la mayor y mejor cualificación posible. Por ende, esta cualificación debería revertir en el progreso económico del país. Sin embargo, las cosas comienzan a descuadrarse solo cuatro párrafos más abajo: "La calidad educativa debe medirse en función del output (resultados de los estudiantes) y no del input(niveles de inversión, número de profesores, número de centros, etc.). Aquí es cuando comienzo a no entender el planteamiento: la educación es el motor de todo, pero no importa que se recorten miles de millones de euros en inversión en educación, no importa que haya menos profesorado, no importa que se cierren centros públicos en beneficio de entidades privadas… Esto no es determinante ya que, pese a todo, lo más importante son los resultados del alumnado.
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- Siguiendo con el preámbulo, se dice textualmente: "Todos los estudiantes poseen talento, pero la naturaleza de este talento difiere entre ellos, por lo que el sistema educativo debe contar con los mecanismos necesarios para reconocerlos y potenciarlos". Más adelante se habla de "un sistema capaz de canalizar a los estudiantes hacia trayectorias más adecuadas a sus fortalezas (…)". Pero, ¿cuál es esta canalización? a. Una formación profesional básica que sustituye a los programas de cualificación profesional inicial y que no conduce a la titulación de Graduado en ESO; por lo tanto, el alumnado que, dadas las circunstancias, se equivoque con 14 o 15 años, no se esfuerce lo suficiente por los avatares de la adolescencia o, simplemente, atraviese circunstancias que le impidan dedicarse más intensamente a los estudios, podría ver en esta vía el final de sus posibilidades de desarrollo académico. b. Un ciclo de educación secundaria obligatoria (de tres cursos) y un cuarto curso que se cursará por la opción de enseñanzas académicas o enseñanzas aplicadas. La primera de las opciones, conduce a los estudios universitarios (previa superación del Bachillerato) y la segunda conduce a la actividad profesional. Pero esta separación me inspira una distinción entre ideas y mano de obra, entre el pensamiento y la acción, entre lo abstracto y lo concreto. Parece que nos encontramos ante la distinción platónica de las almas: el alma racional sería la que se dirige hacia el Bachillerato y los estudios universitarios (según Platón, los gobernantes); las almas irascible y concupiscible, desembocarán en la formación profesional (según Platón, los guerreros, los artesanos y los trabajadores).
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- Aún no abandonamos el preámbulo y encontramos como una de las medidas destacadas la "Implantación de pruebas de evaluación a nivel nacional en puntos críticos de cada etapa educativa (…) (que) señalizarán de forma clara al conjunto de la comunidad educativa cuáles son los niveles de exigencia". Estas pruebas, fijadas a nivel estatal (en 3º de Primaria, en 6º de Primaria, en 4º de la ESO) serán aplicadas y calificadas por especialistas externos al centro. La calidad se entiende, desde este punto de vista, como la superación de una serie de estándares que, a modo de auditoría más propia del mundo empresarial, se aplicarán a los centros educativos y al alumnado. De este modo, si trasladamos la dinámica desde el mundo de la empresa, los productos (alumnado, en este caso) que no superen los controles de calidad podrán ser desechados por no responder a los estándares.
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- El preámbulo sigue dando de sí… Otra de las medidas que se destacan es el "aumento de la autonomía de los centros, fomento de su especialización y exigencia de la rendición de cuentas". Bien, la autonomía de los centros no parece una mala idea pero, ¿cómo se entienden esta autonomía y la especialización? En el apartado añadido al artículo 122 encontramos la clave: "El proyecto educativo de calidad podrá suponer la especialización de los centros en los ámbitos curricular, funcional o por tipología de alumnado". ¿Puede un centro estar especializado en impartir áreas de Ciencias sobre otras áreas? ¿Puede un centro destacar por adentrar de manera amena al alumnado en el mundo de la creación literaria?... Supongo que sí y que no tiene porqué estar mal, pero… ¿Qué supone que un centro pueda especializarse en una tipología de alumnado? ¿Tendremos centros que acojan al alumnado con altas capacidades? ¿Centros donde se concentre el alumnado inmigrante? ¿Centros donde se escolarice de manera preferente al alumnado con trastornos graves de conducta? ¿Centros donde recale todo el alumnado con necesidades educativas especiales? ¿Centros de chicos y centros de chicas? ¿No es esto crear un mundo artificial en el que las personas se agrupan por sus capacidades o por pertenecer a tal o cual colectivo?.
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- Nos adentramos en el articulado y, nada más comenzar, encontramos el artículo 2.bis en el que se define el Sistema Educativo Español: "(…) se entiende por Sistema Educativo Español el conjunto de agentes , públicos y privados, que desarrollan funciones de regulación, de financiación o de prestación del servicio de la educación en España (…)". Ya estábamos acostumbrados a la existencia de centros privados de enseñanza, pero este artículo introduce una novedad que daría un giro radical a lo que entendemos por sistema público de educación. Si no he leído mal, se apunta a la posibilidad de intervención privada en la regulación y en la financiación del sistema educativo. Si esto es así, ¿a qué intereses responderemos? ¿a los del Estado o a los de los inversores? Ciertamente, este artículo me ha inquietado considerablemente. Máxime cuando hace algún tiempo tuve ocasión de leer una entrevista al, ya cesado, Xabier Gisbert en la que apuntaba casi todo lo que hoy vemos en el sustrato de este anteproyecto.
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- Pero, si bien todo lo que hemos venido comentando se refiere a incorporaciones o reinterpretaciones del articulado de la moribunda LOE, conviene estar atentos también a las supresiones. Podría pasar desapercibido el texto que indica que "se suprime el apartado 2 del artículo 140". Pero, ¿qué decía ese apartado de ese artículo (dedicado a la evaluación del sistema educativo)? Miren, literalmente lo siguiente: "La finalidad establecida en el apartado anterior no podrá amparar que los resultados de las evaluaciones del sistema educativo, independientemente del ámbito territorial estatal o autonómico en el que se apliquen, puedan ser utilizados para valoraciones individuales de los alumnos o para establecer clasificaciones de los centros". Es decir que, eliminado este pequeño obstáculo, queda abierta la puerta al establecimiento de un ranking de centros educativos e incluso de alumnado. ¿Qué alumnado estará a la cabeza en ese ranking? ¿Se tendrán en cuenta todos los talentos que tanto se defienden desde el preámbulo? ¿Qué centros estarán en la cima? ¿Guardará la cima alguna relación con la casual introducción de la iniciativa privada en la regulación y la financiación de la educación?
Bueno, creo que es suficiente para opinar y para reflexionar un poco… No nos adentraremos en otras cuestiones que se relacionan de manera más directa con el currículo como por ejemplo, la distinción en Primaria entre Ciencias Naturales y Ciencias Sociales, en detrimento del área de Conocimiento del Medio que, como todos sabemos, era un fantástico núcleo central para trabajar proyectos, tareas integradas, para globalizar la enseñanza y el aprendizaje… Es decir, todo lo contrario de la "desdisciplinariedad" que defendía el ex ministro Ángel Gabilondo.
Tampoco nos detendremos en la importancia que se le da, desde el preámbulo al plurilingüismo y a la genial "coletilla" que se le añade al aprendizaje de las lenguas extranjeras: "la lengua castellana o la lengua cooficial solo se utilizarán como apoyo en el proceso de aprendizaje de lengua extranjera", es decir, que para enseñar (por ejemplo) inglés, hay que hablar en inglés… ¡Bravo!
No analizaremos tampoco las referencias a la "necesaria dignificación" de la profesión docente ni cómo, a las reducciones de salario, el incremento de la jornada, las dificultades para el trabajo colaborativo que se derivan de dicho incremento, los cierres de Centros del Profesorado a lo largo y ancho del Estado... se le añaden alusiones directas a las posibilidades de "traslados forzosos" (apartado setenta y dos. nueva disposición transitoria).
No continuaremos por hoy, aunque hay mucho más que analizar. Desde luego, sí me atrevo a extraer una conclusión en la que creo que no me equivoco: este no es el camino hacia una escuela inclusiva.
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