sábado, 29 de junio de 2013

Aula propuesta educativa






Aula propuesta educativa


Posted: 27 Jun 2013 10:04 PM PDT


 


¿Cuándo un alumno tendrá dislexia?
 
Todo educador perspicaz sabiendo que se trata de un síndrome muy

complejo, deberá estar atento a la aparición de algunas y no todas, de las

dificultades que enumero a continuación:

1. Dificultades para discriminar visual o auditivamente.

2. Dificultades para discriminar sonidos y o símbolos.

3. Dificultades en la lectura, la ortografía y la escritura.

4. Dificultades en la discriminación e identificación de fonemas o sílabas.

5. Dificultad en la comprensión del texto que ha decodificado.

6. Dificulta para escribir, aún contando con un buen nivel de lectura.

7. Déficit de memoria a corto plazo (de trabajo), frente a materiales

visuales y auditivos.

8. Problemas en al secuenciación auditiva y sensorial.

9. Problemas de organización y autoadministración, es especial lo

relacionado con el lenguaje escrito, los párrafos y redacciones.

10. Problemas con los símbolos y las operaciones matemáticas.
Fuente:
ALUMNOS CON DISLEXIA: ESTRATEGIAS PARA EDUCADORES

Prof. María Trinidad IGLESIAS MUSACH, Psicopedagoga

Universidad del Salvador, Buenos Aires

Autora de Temas de Psicopedagogía Infantil


Indexada a EBSCO Publishing, Ipswich. USA

Email: mtrinidad@mipediatra.com mtrinidad@ciudad.com.ar


Posted: 27 Jun 2013 09:49 PM PDT


Agresividad en
niños con ADHD

En el niño que padece ADHD sin comorbilidad agregada, la agresividad irrumpe casi siempre ante alguna de las siguientes circunstancias:

a)-es "reactiva" con respecto a situaciones que le son adversas: rechazo de sus compañeros, agresión de otro niño, burlas hirientes, su propia impulsividad e hiperquinesia que irrita a los demás niños generando actitudes hostiles, etc;

b)-es "consecuencia" de una frustración que se le hace insoportable (una más de las tantas que ha sufrido), revirtiendo un impulso autopunitivo en acción contra un tercero.

De aquí se infiere que la agresividad del niño con ADHD no es inherente a la expresión sintomática propia del síndrome, sino un epifenómeno emergente de su condición de niño en desventaja, y por ende de escaso relieve para la conformación del diagnóstico. Luego, podemos afirmar que se trata -por así decirlo- de una agresividad secundaria, es decir no producida por el sustrato neurobiológico del trastorno, como lo son los síntomas principales: atención deficitaria, hiperquinesia e impulsividad y también otros síntomas de segundo orden.

En oposición a lo expresado, en otros trastornos de la niñez y de modo singular en el Trastorno Disocial, la agresividad adquiere una dimensión egregia que muchas veces es casi definitoria para concluír un diagnóstico. En estos casos el comportamiento agresivo representa un patrón característico de índole recurrente que, de algún modo, impregna la totalidad del cuadro clínico. Los niños con Trastorno Disocial presentan una agresividad de emergencia espontánea, sin estímulo o causa externa que induzca o provoque su aparición. Es así como estos niños son capaces de proferir amenazas o ejecutar acciones intimidatorias que atemorizan a sus compañeros y de consumar agresiones verbales y/o físicas, sin la existencia de circunstancias causales o desencadenantes que pudieran explicar tales acciones. Estas características enmarcan una modalidad agresiva de tendencia más o menos destructiva, revelando diversos grados de discapacidad social. Estamos, así, en condiciones de afirmar que la agresividad que manifiestan estos niños es -siguiendo el lineamiento planteado- una agresividad primaria, queriendo significar con esto que se trata de un elemento sintomático "intrínseco" al cuadro clínico de los mismos y por tanto de notable importancia para la definición diagnóstica.
Refiriendo lo expuesto a los conceptos de agresividad que previamente adoptamos, vemos que la "agresividad primaria" del niño con Trastorno Disocial se acomoda sin mayores esfuerzos semánticos a la definición del Diccionario de la Lengua Española en cuanto acción tendiente a provocar un daño, mientras que la "agresividad secundaria" del niño con ADHD se subordina mejor al concepto de la Enciclopedia Iberoamericana de Psiquiatría en cuanto condición ínsita de la materia viva , que en estos niños constituye muchas veces un andamiaje defensivo frente a las adversidades que hemos citado o bajo la presión de una subjetividad dolida.
Captar y comprender esta diferencia -que no nos parece tan sutil ni difusa- es de gran importancia en la práctica asistencial, por cuanto una buena caracterización del modo en que un niño se expresa agresivamente o expone su agresividad, es un dato clínico que contribuye de manera significativa en la tarea de alcanzar un diagnóstico y muchas veces en la realización de diagnósticos diferenciales.
Posted: 27 Jun 2013 09:26 PM PDT
Súper Pepo y el Musical Vídeo-cuento para sensibilizar a los niños de Primaria sobre las enfermedades olvidadas, esas que actualmente son más graves por la pobreza de muchas regiones que por ellas en sí. Volvemos a ver a Pepo, junto con sus amigos, demostrando la importancia de nuestra implicación en la ayuda a los más empobrecidos.
Súper Pepo y el Musical from Kidekom on Vimeo.
Posted: 27 Jun 2013 09:19 PM PDT

 

 

Cómo ayudar a los niños en la muerte y el duelo por un ser querido

Fuente: 
New York University Child Study Center
La muerte de un abuelo, un padre, un hermano o un amigo es un trance por el que se puede pasar durante la niñez. No se debe ocultar la realidad a los niños ni protegerlos de la muerte, pero sí ayudarlos en el proceso de duelo. Te explicamos cómo.
La muerte, para un niño, significa algo más que la pérdida de la presencia física de la persona. También puede sufrir algunas pérdidas secundarias:

  • Pérdida (y cambio) de su identidad o la personalidad. Puede cambiar, además, su rol en la familia.
  • Pérdida (y cambio) de la seguridad en sí mismo, tanto a nivel emocional como físico.
  • Pérdida (y cambio) del significado de algunas cuestiones. El niño puede reestructurar y reevaluar las metas y los sueños de su vida.
Los niños suelen expresar su dolor ante la muerte a través del comportamiento, de las emociones, de las reacciones físicas y de los pensamientos. Su respuesta depende de varios factores: el tipo de muerte, la reacción de sus padres o personas cercanas, su personalidad o incluso la estructura y la relación entre los miembros de su familia. Los problemas de aprendizaje o patologías de salud mental pueden resultar ser un factor que complique la reacción del niño o del adolescente en estos momentos de dolor.
En todo caso, se puede ayudar a los niños a sobrellevar el duelo de diferentes maneras. Ten siempre presente la edad del niño, la situación y el contexto de la muerte:
  1. Dile la verdad al niño . Ocultarles información confunde a los niños y acaban por desconfiar de lo que se les cuenta.
  2. Sé simple y directo . No uses eufemismos del tipo "se ha quedado dormido" o "lo hemos perdido" cuando te refieras a la persona que ha fallecido.
  3. Tranquilízale si sugiere de alguna manera que tiene la culpa de la muerte . Este es un sentimiento recurrente en los niños.
  4. No ocultes tus emociones y explícale qué sientes tú. Esto le ayudará a comprenderse a sí mismo. Guárdate los sentimientos más intensos y dramáticos para los momentos privados en presencia de otros adultos.
  5. En la medida de lo posible, déjale participar en las rutinas del hospital , si se trata de una persona enferma, o asistir al funeral . Le ayudará a comprender mejor la muerte.
  6. Anímale a que hable y haga preguntas acerca de la muerte . Pídele que te explique cuáles son sus sentimientos y pensamientos.
  7. Consuélale siempre que manifieste alguna emoción fuerte.
  8. Déjale que se exprese . Por ejemplo, sugiérele que escriba y plasme lo que siente en un diario personal o que lo haga usando cualquier otra expresión artística.
  9. Acepta y normaliza las expresiones de emoción del niño.
  10. Habla con él o ella siempre que le haga falta.
  11. Ofrécele apoyo extra en sus tareas escolares y sus obligaciones sociales durante el periodo de duelo.
  12. Intenta comprender cuál es su manera de hacer frente a la muerte.
  13. Habla y busca el apoyo de otros adultos (profesores, entrenadores, monitores…) que estén en contacto con el niño.
  14. Controla la respuesta del niño en el tiempo . Tras el primer año después de la pérdida, un 10% o un 15% de los niños puede sufrir problemas, principalmente en forma de depresión. En caso de necesidad, hay que consultar a un especialista en salud mental.
  15. Explícale que conservar los buenos recuerdos que ha vivido con su ser querido, y mantenerlos, le ayudará en el futuro.
Los niños, al igual que los adultos, experimentan la pena y el dolor a su manera. Los sentimientos cambian con el tiempo pero, en ocasiones, el proceso de duelo continúa durante toda la vida. Sin embargo, a medida que pasan las semanas y los meses, el enfoque emocional intenso y los sentimientos pierden importancia ya que se restablece el equilibrio en la vida y, sobre todo, los niños y adultos refuerzan los recuerdos positivos.
Referencia bibliográfica
Goodman, R.F. Los niños y el dolor: lo que saben, cómo se sienten, cómo ayudarlos. NYU Child Study Center [acceso: 9 de noviembre de 2012]. Disponible en: http://www.aboutourkids.org/articles/los_ninos_y_el_dolor_lo_que_saben_como_se_sienten_como_ayudarlos

 Fuente:Faros
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