Celda 217, cárcel de Murmansk, 15 de octubre de 2013
Querida familia Greenpeace:
No sé cómo agradeceros todo el apoyo, cariño y amor que nos dais. Recibirlo encoge mi corazón y hace que me salten las lágrimas. ¡Tenemos tanta suerte de contar con vosotros! Siento pena por todos los activistas que están encarcelados y no tienen tanto apoyo como nosotros. Recibir todas las cartas y mensajes es lo que me hace llevar bien el día a día. Los leo una y otra vez y me hacen sonreir, reir y llorar al mismo tiempo. Traen muchísima luz al oscuro y temprano invierno de Murmansk.
Quiero deciros a todos que yo y las otras chicas del equipo estamos bien. Todas estamos en la misma prisión, y eso me hace sentir más segura. En la cárcel nos tratan bien, y las demás reclusas nos respetan y apoyan. Por fin tenemos acceso a algunos libros de la biblioteca de la prisión, y nuestro equipo de apoyo en Murmansk nos envía comida y ropa. Sin ellos todo sería mucho más difícil, y tendríamos hambre y frío.
El invierno ya está llegando a Murmansk y ha nevado durante un par de días. Me paso mucho tiempo mirando por la ventana cuando el sol brilla. Me hace pensar en todos los que nos apoyáis, me alegra y me hace sonreir. Cuando está nevando pienso en el Ártico, en el hielo del mar y en la hermosa naturaleza del lugar. Eso me da fuerza y le da sentido a todo esto.
¡Gracias, gracias, gracias!
Con miles de abrazos y cariño, os echa de menos,
Sini
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