martes, 30 de junio de 2015

UniDiversidad. El blog de José R. Alonso.





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Posted: 29 Jun 2015 01:23 PM PDT
flandersLos estudios sobre zurdos y diestros abundan como la hierba. Los malos estudios sobre zurdos y diestros abundan como la mala hierba. Numerosos psicólogos, biólogos y médicos han intentado relacionar la preferencia de mano con aspectos cognitivos,
comportamentales, neuropsicológicos, neurobiológicos, fisiológicos o patológicos. Dentro de los estudios sobre preferencia de mano, los problemas en la selección de la muestra, en el diseño del estudio y en el análisis estadístico dan para impartir una asignatura sobre Errores y pifias de la investigación científica porque la información disponible y la frecuencia y el tamaño de las meteduras de pata son considerables.
Hay quien piensa que el error de partida es clasificar entre zurdos y diestros y que debería ser entre los que tienen una marcada preferencia de mano -la mayoría de los diestros- y los que hacen un uso más habitual de ambas manos -la mayoría de los zurdos y todos los ambidiestros. Al parecer, una preferencia menos consistente va asociada con una mayor interacción entre ambos hemisferios cerebrales y encajaría con los resultados de que la asimetría cerebral es menos marcada y más heterogénea en estas personas. 768Por su parte, una preferencia de mano más consistente está asociada con un cuerpo calloso más pequeño y con una reducción en la activación del hemisferio derecho. La idea más moderna es que la preferencia de mano es una variable cuantitativa que se mueve en un amplio rango desde zurdos puros a diestros puros pero siguen existiendo muchos mitos sobre los zurdos, uno de los cuáles es que viven menos que los diestros.
Hay muchos mitos que uno no sabe de donde surgen. Aparecen de repente y se extienden como un incendio, difícil de extinguir y donde parece que los pirómanos -los magufos- consiguen más audiencia que los bomberos -los verdaderos científicos. Este mito, en cambio, tiene padres y fecha de nacimiento. Un artículo publicado en la prestigiosa revista Nature en 1988, cuyos autores eran Diane Halpern y Stanley Coren llevaba el intrigante título de Do right-handers live longer? traducible como ¿Viven más los diestros? Los dos autores del estudio, psicólogos, analizaron los registros de defunción de jugadores de béisbol, un particular grupo del que se sabe mucho sobre su preferencia de mano y sus vicisitudes médicas y biográficas.

La conclusión del estudio fue que los beisbolistas zurdos habían muerto, de media, ocho años antes que los diestros. Los rugidos de la comunidad científica solo fueron superados por la preocupación de los zurdos que sentían que una vez más eran castigados sin tener culpa de nada.
Tres años más tarde Halpern y Coren publicaron otro artículo, también en una revista con excelente reputación, el New England Journal of Medicine titulado Handedness and Life Span donde contestaban a las numerosas críticas recibidas en el estudio anterior. nejmEn esta publicación consiguieron los datos de los registros de defunción de dos condados del sur de California y mandaron más de 2.000 cartas al domicilio del difunto rogando que les indicaran qué mano usaba preferentemente el finado. Recibieron 987 respuestas útiles (495 hombres y 492 mujeres). La edad media en el momento de la muerte era 75 años para los diestros y 66 para los zurdos, nueve años de diferencia.
Halpern y Coren propusieron dos líneas distintas para esa diferencia en las expectativas de vida:
  • Un problema ambiental. Fue lo que se denominó «un mundo de diestros». La idea es que los zurdos se enfrentan constantemente a dificultades en un mundo diseñado por y para diestros y eso lleva a accidentes, estrés, enfermedades… todas ello circunstancias que harían aumentar la mortandad entre los zurdos.
  • Un problema biológico. Coren propuso que los zurdos podrían tener una tendencia hereditaria a problemas del sistema inmune o a trastornos fisiológicos o psicológicos. De nuevo esas circunstancias genéticas minarían la salud de los zurdos y causarían muertes prematuras frente la longevidad de los diestros. También propuso que podría deberse a un problema neuropatológico causado por alguna alteración en el período prenatal o perinatal.
_69735599_left_handedness_624grCuando estas cosas suceden, un estudio polémico publicado en revistas de alto impacto, la ciencia lo que hace es poner en marcha nuevos estudios, revisar las aseveraciones y ampliar las muestras. Varios estudios intentaron replicar los datos del estudio de los beisbolistas pero no lo lograron. Un estudio centrado en mujeres no encontró diferencias entre zurdas, diestras y ambidiestras (Cerhan y cols., 1994). Un estudio longitudinal sobre personas mayores de 50 años no encontró una correlación entre preferencia de la mano y deterioro cognitivo ligado a la edad (Van der Elst y cols., 2008). Finalmente, un estudio neurológico estudió la evolución de los pacientes que había tenido una parada cardíaca concluyendo que los zurdos tenían menor riesgo de una muerte súbita tras un problema coronario que los diestros (Ozdemiry y Hachinski, 2008). ¿Entonces?
Chris McManus ha explicado estos datos indicando que es un problema de un mal diseño del estudio, un artefacto estadístico. Como todos sabemos, a lo largo del siglo XX fue cambiando nuestra respuesta ante la preferencia de mano. A comienzos del siglo, la zurdera era vista como un defecto, una mala costumbre, algo que debía corregirse y controlarse. Los pedagogos publicaron libros donde explicaban cómo prevenir y corregir la zurdera. A finales del siglo XX, por el contrario, la zurdera era algo perfectamente respetable y sobre lo que no se hacía ninguna intervención «correctiva». 6a00d83542d51e69e201a3fd19bb54970b-500wiEl resultado fue que cada vez hubo mayor número de zurdos por lo que eran claramente más numerosos en las últimas décadas del siglo XX que en las primeras. Por lo tanto, si recogemos los fallecimientos en un año determinado, hay más zurdos proporcionalmente nacidos en las últimas décadas por lo que su edad media en el momento de la muerte es menor.
McManus lo explica utilizando el ejemplo de las novelas de Harry Potter. Si coges las esquelas del último año y llamas por teléfono a dar el pésame y al hacerlo preguntas la edad del finado y si le gustaba Harry Potter te encontrarás que leer las aventuras del niño mago parece acortar significativamente la esperanza de vida. Evidentemente no es así, sino que simplemente los fans de Harry tienden a ser más jóvenes que los que no han leído nunca las novelas de J.K. Rowling.
En 1994 se publicó un estudio en el British Medical Journal que también comparaba la preferencia de mano y la longevidad pero no usó los datos de los jugadores de béisbol, un deporte típicamente anglosajón y minoritario, sino ¡los de los jugadores de críquet! aún más anglosajón y más minoritario. Algunas cosas justifican esta elección:
  • Los registros de los jugadores de críquet de primera división están bastante completos en los últimos doscientos años. Los autores (Aggleton y cols., 1994) eligieron el intervalo entre 1840 y 1960 porque antes de 1840, aunque había datos, el número de jugadores era muy escaso y después de 1960, porque aunque había algún fallecido, era algo muy esporádico.
  • En ambos deportes lanzar la pelota requiere una enorme precisión y destreza y es algo que es casi imposible hacerlo con la calidad de un jugador de primera división con ambas manos. Aún así, cuatro jugadores que podían lanzar con ambas manos fueron excluidos y tampoco se tuvo en cuenta con qué mano manejaban el bate, porque eso es algo que muchos zurdos realizan con la mano derecha.p019qtnl
  • Lanzar una pelota es algo que no está sujeto a presiones culturales ¾a alguien le podían decir que no escribiera con la mano izquierda pero no parece probable que a nadie le prohibiesen tirar una pelota con la mano que le diera la gana o, en nuestra sociedad hispanohablante y futbolera, pegarle patadas al balón con la pierna que quisieras.
  • En los equipos de críquet un zurdo es un elemento valioso por lo que no hay presiones para que aprenda a lanzar con la otra mano.
  • Los equipos se configuran entre muchachos de la misma edad, lo que evita que se vaya produciendo un sesgo de preferencia de mano al ir haciéndose mayores. Desde el punto de vista epidemiológico serían lo que llamamos cohortes.
El estudio analizó 6.173 jugadores de críquet de primer nivel nacidos entre 1840 y 1960, de los cuáles 5.041 eran diestros y 1.132 eran zurdos. De los 3.599 que habían fallecido, 2.936 eran diestros y 663 eran zurdos. El estudio concluyó que no había ninguna relación entre mortandad y preferencia de mano. Curiosamente, en los zurdos la posibilidad de haber muerto de causas no naturales era algo mayor, un efecto que se vio que tenía que ver con las épocas de guerra, en particular la I y la II Guerra Mundial. La proporción de zurdos en el grupo de los que murieron de causas no naturales era mayor (26,6%) que su proporción en la población general de jugadores fallecidos (18,4%). Cuando se excluían a los fallecidos de causas no naturales las curvas de supervivencia para los jugadores de críquet diestros y zurdos eran similares. Mauser_M59_closeupCon respecto a la mayor mortandad durante los conflictos bélicos la explicación más plausible puede ser que tanto el equipo como la instrucción están diseñados para diestros, así que no es culpa del enemigo o no es solo culpa de ellos. Por poner un ejemplo, el cerrojo de un máuser, uno de los fusiles más comunes del siglo XX, lleva la palanca en el lado derecho. Un diestro podrá manejarlo con agilidad y rapidez pero puede ser una pesadilla para un zurdo, que tendrá más posibilidades de dar la vida por la patria en vez de cumplir su obligación, que es que el enemigo la dé por la suya.
Los mitos siempre se resisten a morir. En este caso puesto que parecía claro que la zurdera no estaba unida al incremento de la mortandad se volvió a la carga con un mito similar, difundido por Geschwind, que indicaba que los zurdos eran más vulnerables a las enfermedades del sistema inmune. Chris McManus y Phil Bryden analizaron los datos de 89 estudios que recogían 21.000 pacientes y un número aún mayor de controles, llegando a la conclusión de que los «zurdos no mostraban ninguna tendencia sistemática a sufrir trastornos del sistema inmune». Aún así, no descarte que vuelvan a surgir mitos acientíficos sobre la zurdera. Esto siempre es así.


Para leer más:
  • Aggleton JP, Bland JM, Kentridge RW, Neave NJ (1994) Handedness and longevity: archival study of cricketers. BMJ 309(6970):1681-1684.
  • Cerhan JR, Folsom AR, Potter JD, Prineas RJ (1994) Handedness and mortality risk in older women. Am J Epidemiol 140(4): 368-374.
  • Halpern DF, Coren S (1991) Handedness and life span. N Engl J Med 324(14): 998. http://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJM199104043241418
  • McManus C Right Hand, Left Hand. The Origins of Asymetry in Brains, Bodies, Atoms and Cultures.
  • Van der Elst W, Van Boxtel MP, Van Breukelen GJ, Jolles J (2008) Is left-handedness associated with a more pronounced age-related cognitive decline? Laterality 13(3): 234-254.
  • http://healthpsych.psy.vanderbilt.edu/2008/LeftHand.htm

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