sábado, 31 de diciembre de 2016

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Posted: 23 Dec 2016 01:30 AM PST
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Seguro que te habrá ocurrido alguna vez que estando felizmente sentada en el metro o autobús de repente entra una persona de edad incierta y durante unos microsegundos tu cerebro entra en ebullición intentando decidir si esa persona es más mayor que tú, si parece que necesita sentarse, si será de esas que se ofenden por insinuar que son mayores, y en definitiva intentando responder a la pregunta de: ¿debo ofrecerle mi asiento? Para evitar estas dudas y las subsiguientes excusas utilizadas para justificar uno u otro comportamiento, Transport for London acaba de anunciar que a partir de la próxima primavera va a generalizar, tras haber completado en los últimos meses una prueba piloto con más de mil usuarios, el uso de las chapas y carnés con la frase "Por favor, ofrézcame un asiento" que permiten visibilizar a los pasajeros con necesidad de sentarse en el transporte público.

¿Cómo funciona?

El funcionamiento de esta iniciativa, pionera en Europa, es muy sencillo. Cualquier persona que justifique debidamente tener una discapacidad, y en particular la necesidad de tomar asiento en el transporte público, puede obtener de manera gratuita una chapa y un carné como los mostrados en la fotografía. [caption id="attachment_54128" align="aligncenter" width="225"]Fuente: firuzef a través de imgur.com Fuente: firuzef a través de imgur.com[/caption] Con ello, la persona portadora de la insignia consigue un reconocimiento que le permitirá obtener un asiento cuando lo necesite, bien sea porque los demás pasajeros, al ver la chapa, le cedan uno sin dudas ni remordimientos sobre si lo necesita o no; o bien porque dicha persona muestre la chapa o el carné para reclamar un asiento, en particular alguno de los reservados. [caption id="attachment_54129" align="alignright" width="280"]Fuente: www.notonthehighstreet.com Fuente: www.notonthehighstreet.com[/caption] La medida surgió como extensión de otra iniciativa muy exitosa desde su implantación en 2006 y que concede a las embarazadas que así lo soliciten una chapa con la frase "Baby on board" (bebé a bordo), que sirve al resto de pasajeros para tener más cuidado con sus movimientos y para evitarles el bochorno de ofrecer un asiento a una mujer que parece estar embarazada pero no lo está en realidad. De hecho, esta medida es muy popular no solo entre las embarazadas sino también entre el resto de viajeros precisamente por evitarles situaciones bochornosas, que los ingleses sufren con especial incomodidad.

¿Por qué es una buena idea?

Está claro que en un mundo ideal en el que se respetan los asientos reservados, en el que se piensa en las necesidades de los demás, en el que los desconocidos se hablan entre sí en el metro sin que a nadie le parezca raro, y en el que ninguna de las personas sentadas en el metro agacha la vista, se aísla con sus auriculares y se esconde detrás de un libro, periódico, o aparato electrónico cuando entra alguien que puede necesitar su asiento más que ella, esta iniciativa no sería necesaria. Pero creo que todos coincidiremos en que no vivimos en ese mundo ideal. Y eso, por suerte o por desgracia, convierte esta iniciativa en excelente por muchas razones:
  • Sirve para visibilizar las necesidades especiales de una gran parte de la sociedad, y sobre todo de aquellas personas que tienen alguna de las llamadas discapacidades invisibles. Es frecuente ver ofrecer un asiento a personas con muletas, bebés, mayores, o ciegos. Sin embargo, existen muchísimas otras discapacidades absolutamente invisibles: por ejemplo, personas con problemas del oído interno y vértigos que pueden marearse y caerse fácilmente, personas con enfermedades óseas, prótesis de cadera, etc. que no pueden permanecer mucho tiempo de pie, o incluso gente con problemas de ansiedad que necesitan más espacio. Esta iniciativa vale para todas ellas y les da el poder y la confianza de reclamar algo que es suyo por derecho sin tener que entrar a discutir ni dar explicaciones a desconocidos.
  • También contribuye a acabar con el estigma de las discapacidades, mostrando que hay un gran número de personas que las sufren, y quitando a estas parte del estrés y esfuerzo que supone usar el transporte público y el reparo de tener que reclamar algo que les es vital.
  • Indudablemente, son también muy útiles para el resto de viajeros, que se pueden despreocupar de tener que analizar en detalle si cada persona que ven entrar necesitará o no el asiento, o si se estarán equivocando al ofrecerlo.
  • La participación es totalmente voluntaria. Por lo tanto, todas aquellas personas que tengan reparos o estén en desacuerdo con la iniciativa pueden simplemente no participar, dejando que otros que así lo deseen se beneficien de ella.
  • Y por último, es una cosa sencillísima y baratísima de implementar, que además envía un mensaje muy positivo a la sociedad reconociendo que existen personas con necesidades especiales y que los servicios públicos se preocupan por ellas.
¿A ti qué te parece esta medida? ¿Funcionaría en Madrid o crees que su éxito está limitado a la cultura inglesa?  
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