Los partidos políticos con responsabilidades de gobierno en las dos últimas décadas, o bien participan de este plan, o bien han cerrado los ojos ante lo que se cernía sobre la raíz de la enseñanza pública. Por tanto, han perdido legitimidad, o han caído en la complicidad, y no sirve de nada recurrir a ellos. No, no es una respuesta política lo que se necesita, y tampoco la respuesta puramente sindical va a cohesionar a la sociedad en esta dura batalla. No hay más respuesta posible que la de la misma sociedad.
No podemos sentarnos a esperar una reacción intelectual que dé argumentos para esa respuesta, y hasta pongo en duda, por más desmoralizador que resulte hacerlo, que exista ya en este país una intelectualidad capaz de dar tal respuesta.
Por tanto, no existe más camino que el que parte de la base, comenzando por asambleas de profesores, padres de alumnos y estudiantes, que reflexionen sobre la gravedad del proceso, y que vayan haciendo crecer una marea de respuesta inversa...
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