domingo, 30 de noviembre de 2014

Ratios, ¿de 12 a 16?




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Ratios, ¿de 12 a 16?

by Jordi Martí
Uno de los principales temas, y de los más recurrentes a la hora de hablar de necesidades educativas, es el de hablar de ratios. Ratios que, más allá de la manipulación que realizan unos y otros, consisten grosso modo en el número de alumnos por clase (o más bien, el número de alumnos por asignatura o materia -sigo sin aclararme qué concepto usar-). ¿Cuál es la ratio perfecta? ¿Cuál es ese número clave que permite personalizar el aprendizaje a los alumnos y que puede ser asumible con los recursos actuales?
Pues bien, en mi opinión, las aulas podrían mantener ratios de 12 a 16 alumnos. Menos implica un despilfarro de recursos y más, ya sabemos muchos lo que comporta. Por tanto, ¿cómo es que con las plantillas actuales, pudiendo mantener esos bajos ratios, nos encontramos con asignaturas con 25, 30 e incluso 40 alumnos? ¿Qué estamos haciendo mal para que se den los datos anteriores de concentración de alumnos? ¿Quién es el responsable de lo anterior?
Toca entrar en terreno pantanoso. En mantenimiento de privilegios de algunas asignaturas, en la profusión de optativas con pocos alumnos, en la existencia de un entramado que eleva la optatividad hasta el infinito y que obliga a gastar recursos humanos en lo anterior. ¿Alguien me puede explicar qué sentido tienen asignaturas con cinco alumnos? ¿Alguien me puede explicar, más allá de lo imprescindible que es su materia y lo bien que les irá a los alumnos si escogen su asignatura, qué hacen esas asignaturas en el currículum de ese centro? ¿Alguien me puede explicar qué pinta tanta optatividad en etapas obligatorias? ¿Alguien me explica por qué, en lugar de jugar con los recursos que tenemos para reducir las ratios de forma global, cargamos unas determinadas asignaturas mientras otras tienen menos alumnos de lo que sería coherente?
Sí, sí, conozco el discurso. Que se debe favorecer la personalización del aprendizaje aumentando la optatividad. Que dicha optatividad permite una mejor atención a la diversidad del alumnado. Que grupos de cinco, seis o siete alumnos permiten que esos alumnos que van mal en Matemáticas o Lenguas puedan aprender de forma más fácil. Si un docente no es capaz de personalizar un aprendizaje para 12 (tirando largo hasta 16 alumnos) es que hay algo que falla. Y lo que falla no sería el ratio. Que lo que no tiene sentido es que para beneficiar a algunos se estén cargando las clases hasta ratios insostenibles. Que dar Informática con 24 mientras hay 3 que dan Religión o 4 Meteorología no tiene ningún sentido. Quizás es que lo que falla es la autonomía de centro. Quizás es que hay más intereses en defender chiringuitos que en disminuir las ratios de forma global. Quizás es que conviene cargarse la Meteorología de 3 horas semanales y hacer de los dos grupos de 25 alumnos en Ciencias Sociales tres de 16 alumnos. Quizás es que no estamos tan mal de profesorado pero sí de saber gestionarlo bien.
Al final lo de las ratios no deja de ser un problema de gestión porque, siendo realistas y pisando un poco los centros, ¿alguien se plantea que con el profesorado actual -al menos en Secundaria- no podríamos reducir las ratios a los números que considero ideales? ¿Alguien se plantea que si no hubiera el típico profesor que quiere su optativa de Bachillerato de ratio mínima con alumnos filtrados no mejoraría la posibilidad de destinar horas de profesorado para reducir ratios? Que una cosa es defender los derechos de los alumnos y los nuestros pero, otra muy diferente, es querer vivir bien a costa de que los alumnos se vean perjudicados por lo anterior. Porque, vamos a ser serios de una vez, la optatividad y el chiringuitismo educativo es lo que hace no poder destinar recursos a los alumnos que lo necesitan.
Sí, y si alguno quiere ir aún más lejos... ¿por qué no nos dejamos de querer taxonomizar a los alumnos y nos ponemos a diseñar unos aprendizajes reales a los que los alumnos deben llegar? Que no son competencias, son habilidades. Que no es ser de letras o de ciencias (sí, hablo de los Bachilleratos), que es ser una persona global. Y, seamos sinceros, algunos ya estamos cansados en que los de ciencias no sepan de literatura y los de letras de matemáticas porque, al fin y al cabo, lo que la sociedad necesita son personas completas y no parceladas.
Jordi Martí | noviembre 30, 2014 en 8:33 am | Etiquetas: profesorado, ratios | Categorías: EDUCACIÓN | URL: http://wp.me/pGAud-4Rk
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