martes, 20 de octubre de 2015

OTRA∃DUCACION




OTRA∃DUCACION


Posted: 19 Oct 2015 06:08 AM PDT
Rosa María Torres
Unidad Educativa del Milenio Tarqui. Foto: El Telégrafo


La fuerte inversión en infraestructura educativa en los 1960s y 1970s con financiamiento y asesoría del Banco Mundial, fue posteriormente reconocida por el BM como un error. Mucha de esa infraestructura no se aprovechó cabalmente y, pasado un tiempo, la falta de mantenimiento dejó una dura lección de imprevisión y supuso altos costos.

En la década de 2010 la infraestructura educativa vuelve a tener alto perfil en varios países de América Latina; a ella se destinan prespuestos millonarios. Un estudio del BID sobre infraestructura escolar en la región, basado en información provista por el Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo (SERCE) de la UNESCO, aplicado en 2006, llamó la atención sobre los serios problemas de infraestructura y servicios básicos que persisten en la mayoría de países, y su impacto sobre las condiciones de enseñanza y aprendizaje.

El Ecuador es uno de los países que viene dando prioridad a la construcción y mejoramiento de la infraestructura en todos los niveles del sistema escolar. El gobierno dice que quiere convertirse en un modelo en este rubro no solo para la región sino para el mundo.

La construcción de las llamadas Unidades Educativas del Milenio (UEM) constituye un aspecto neurálgico de la política educativa. Planteles grandes, con equipamiento moderno, que buscan ofrecer desde la educación inicial hasta el fin de la educación media, a menudo en dos jornadas. Algunos tienen cabida para más de 2 mil estudiantes. Su costo actual supera, en general, los 4 millones de dólares.

Cada UEM es inaugurada con gran despliegue mediático. Se han construido 55 hasta la fecha (octubre 2015) en todo el país, 9 en la Amazonía. Correa afirma que en 2017 (fin de su período de gobierno) dejará construidas 300 UEM (antes había dicho que llegarían con 1.000), lo que implica una carrera contra el tiempo. En enero 2014 afirmaba que se necesitan 5.000 UEM para generalizar el 'modelo UEM' a todas las instituciones escolares del país.

Al mismo tiempo, han venido cerrándose las escuelas comunitarias, interculturales bilingües y unidocentes, en muchos casos en medio de protestas y resistencia de las comunidades. En la Amazonnía, el 'modelo UEM' implica trasladar diariamente a los estudiantes en transporte escolar desde comunidades a veces lejanas, no siempre conectadas por caminos. Para los pueblos y nacionalidades indígenas está previsto crear 14 UEM 'Guardianes de la Lengua'. La Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) rechaza este modelo, pide reabrir las escuelas comunitarias y recuperar la autonomía sobre el sistema de educación intercultural bilingüe. (ver Resolución de la Asamblea Anual Ordinaria de la CONAIE, 17-18 julio 2015).

La construcción de infraestructura se extiende también a los llamados Centros Infantiles del Buen Vivir (CIBV), en los que se ofrece atención a niños pequeños, y a las cuatro nuevas universidades públicas creadas por este gobierno: Yachay, Ikiam, Uartes y UNAE, con amplios y costosos campus en construcción.

Después de un período largo e inédito de bonanza, la drástica caída internacional de los precios del petróleo desde 2013 ha llevado al gobierno a reducir su presupuestoy recortar gastos. No obstante, Correa afirma que la obra física no se suspenderá. Ahora se hace con endeudamiento y con ayuda, entre otras, de empresas chinas así como de Bielorrusia.
Espejismos de la infraestructura

Los espejismos que crea la infraestructura es una vieja constatación en la educación y lo es concretamente en América Latina. Una encuesta realizada por el BID en 2007 junto con Gallup concluía que, pese a los serios e históricos problemas de calidad de la educación en esta región, "la mayoría de latinoamericanos están satisfechos con sus sistemas educativos". Entre otros porque valoran tres aspectos - la disciplina, la seguridad y la infraestructura - antes que el aprendizaje. La sobre-satisfacción de las familias y las sociedades latinoamericanas con sus sistemas educativos pasa a ser, así, un obstáculo al mejoramiento de la calidad de la educación.

Analizamos aquí algunos de los espejismos que favorece la infraestructura, todos ellos presentes en el caso ecuatoriano.

El espejismo de la inversión


En el mundo de la educación, cuánto se invierte es tradicionalmente un indicador potente que revelaría la importancia asignada a la educación. Pese a que sabemos y se reitera que más importante que cuánto se invierte es cómo y en qué se invierte, esto - la calidad del gasto - sigue sin incorporarse seriamente como tema. En este contexto, la obra física tiende a asumirse como buena inversión, sin preguntas (acerca de su pertinencia, calidad, relevancia, oportunidad, costo, etc.). El gobierno que invierte mucho en construcción escolar es bien visto y bien calificado, tanto por el común de la ciudadanía como por los organismos internacionales.

El espejismo de lo tangible

La infraestructura es tangible, visible, ocupa espacio, puede tocarse, medirse, fotografiarse, inaugurarse, recorrerse. Tangibles son asimismo los docentes, el mobiliario, los equipos, las computadoras, los textos y otros materiales de enseñanza, la alimentación escolar. No obstante, los aspectos fundamentales de la educación y de la calidad educativa no son directamente observables: el currículo, la pedagogía, las relaciones, el clima escolar, la calidad docente. Nadie puede tocar el currículo, tomarse una foto con la pedagogía o medir el clima escolar. Y son precisamente esos aspectos invisibles, o menos tangibles, los más importantes en la educación y en la buena educación.

El espejismo de los exteriores

La obra física generalmente se mira y aprecia desde los exteriores. El "adentro" - los espacios interiores, su distribución, sus usos y dinámicas - está oculto o es indescifrable para la mayoría. Los padres de familia, los medios de comunicación, la sociedad, juzgan la escuela a partir de la fachada, desde las rejas; el espejismo radica en creer que se está viendo la escuela o, más aún, la educación. Esto es como juzgar un libro por la portada, la buena receta culinaria por la foto, la calidad de un documento por su volumen.

Un caso claro es la encuesta de opinión del Foro Económico Mundial en su Informe Global de Competitividad y otros. Sus conclusiones acerca de la calidad de la educación las obtiene preguntando acerca de la calidad de las escuelas ("En su país, ¿cómo evaluaría usted la calidad de las escuelas primarias?"), lo que mal orienta a las personas encuestadas, al fijar la mirada en el edificio escuela antes que en la actividad educación. (Ver: El Foro Económico Mundial y la calidad de la educación)

El espejismo de la modernidad

Dada la precariedad de las instalaciones educativas en muchos países, una construcción nueva suele percibirse automáticamente como moderna (aunque arquitectónicamente replique, sin innovar, el modelo convencional de la escuela-hospital, la escuela-cárcel). A su vez, lo moderno de la construcción suele confundirse con lo moderno de la educación (aunque no haya cambios significativos ni en el currículo ni en la pedagogía). Así, el padre o la madre de familia, e incluso el periodista y el maestro, pueden tener la ilusión de que lo que se ofrece en un edifico nuevo es, de la noche a la mañana, una educación moderna, una 'educación del siglo 21'.

El espejismo del progreso


La infraestructura se asocia a progreso. Se espera, por ende, la complacencia de las familias, de las comunidades, de la sociedad toda. No se consideran necesarias consultas. No se esperan preguntas, mucho menos dudas, discrepancias, resistencias. Quien duda niega el progreso o, como lo pone Correa en el Ecuador, es "atrasapueblos", quiere perennizar la pobreza, "volver al pasado".

El espejismo de la calidad

En el imaginario social de la mayoría, educación es en primer lugar edificio. Pocos pueden concebir educación sin aulas o al margen del sistema escolar. Pese a que se reconoce al docente como el factor más importante en la calidad de la educación, la infraestructura puede ser percibida no como uno de los factores de la calidad sino como equivalente, por sí misma, a calidad de la educación.

El actual gobierno ecuatoriano viene afirmando que la educación pública es ahora gratuita y de calidad. Es cierto que es gratuita, pero está lejos de ser de calidad. En lo fundamental, el modelo pedagógico no ha cambiado; los niveles de violencia y bullying en el sistema escolar son altos; la educación básica sigue teniendo serios problemas de aprendizaje especialmente en lectura y escritura (como reveló el estudio TERCE de la UNESCO, en el cual el Ecuador avanzó respecto del SERCE pero quedó ubicado en la media y por debajo de la media regional). La calidad educativa es un largo proceso y se juega principalmente en el terreno de la enseñanza y el aprendizaje; ningún país de América Latina está satisfecho con sus resultados escolares.

El espejismo de la homogeneidad

La infraestructura vuelve aceptable la idea de lo homogéneo, del modelo único igual para todos. Incluso quienes tienen ya incorporado el reconocimiento de la diversidad y la necesidad de currículos y pedagogías diferenciadas, pueden aceptar modelos arquitectónicos estandarizados (sin atención a las diversidades geográficas, climáticas, culturales, de género, etc.). El modelo escolar convencional - la escuela-hospital - está fuertemente arraigado; la mayoría de personas no puede siquiera imaginar alternativas. El argumento de las "economías de escala" convence: sale más barato construir todo con un mismo molde.

En el Ecuador, las UEM están estandarizadas. Hay patrones establecidos en cuanto a diseño arquitectónico, organización y tamaño de los espacios, etc. Se argumentan razones de eficiencia y costos. No obstante, el 'modelo único' y la estandarización son cuestionables en el siglo 21 tanto en la arquitectura como en el currículo, la pedagogía o la evaluación.


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