Hoy os dejamos esta fantástica guía para niños y niñas TEA realizada por Natalia de Francisco Nielfa para
Autismo Sevilla. En ella se puede encontrar una serie de consejos y actividades para trabajar en los recreos las habilidades sociales.
Dentro de la jornada escolar, los momentos en los que no hay una estructura clara que establezca "qué debo hacer" o "cómo debo relacionarme con los demás" son los momentos en los que los alumnos con Trastorno del Espectro del Autismo (en adelante TEA) suelen tener mayores dificultades.
El recreo es el momento dentro del contexto escolar donde más se ponen en juego las habilidades sociales y se favorece el desarrollo de las interacciones con otros iguales, con el fin de compartir momentos de diversión e intercambio que harán que poco a poco se vayan creando lazos de amistad si se dan de forma más o menos frecuente y estable, y que el paso de un alumno por el centro, genere relaciones significativas.
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Dadas las dificultades de las personas con TEA en lo que se refiere a las habilidades socio-comunicativas y de inflexibilidad mental, el recreo se convierte en el momento de la jornada escolar en el que se pueden poner de manifiesto sus dificultades, especialmente por la falta de estructura que suele tener este contexto y de lo complejo que resulta socialmente para ellos la comprensión de las interacciones sociales. Así, los alumnos con TEA pueden llegar a tener en los momentos de recreo (u otros momentos no estructurados de la jornada escolar, como podrían ser los intercambios de clase y de profesor) uno de los mayores retos de la jornada lectiva. Esto plantea dificultades para presentar un comportamiento ajustado a las situaciones del día a día con otros iguales, derivando en actividades poco funcionales en unos casos o en comportamientos hacia otros iguales poco ajustados socialmente, que influyen de forma directa en su nivel de inclusión en la comunidad educativa en general, y con los iguales de su grupo de referencia en particular.
Diversos autores apuntan que "el foco no debe limitarse sólo a las habilidades que pueda desarrollar el niño/a con TEA para interaccionar con los demás, sino también en ´como mejorar las competencias de los otros niños y cómo disponer de entornos sociales para facilitar su comprensibilidad y la inclusión del niño con TEA" (Zamora y Vidriales, 2014). La inclusión educativa para cualquier alumno con diversidad funcional es un derecho, de eso ya no hay duda, tal y como lo refleja la Convención Internacional de los Derechos de Personas con Discapacidad (ONU, 2006) donde se establece la necesidad de inclusión de las personas con TEA desde los primeros años de su desarrollo.
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