La Marea | 20 junio 2016
Abuso, explotación y muerte. Son los riesgos a los que se enfrentan cada día los niños refugiados y migrantes que viajan solos. Nueve de de cada diez niños que han llegado a las costas italianas han viajado sin la protección de ningún adulto, según Unicef, que calcula que, desde enero, más de 7.000 menores no acompañados han emprendido el viaje desde el norte de África hasta Italia, el doble que en el mismo periodo del pasado año.
La situación no mejora en Europa, como muestra un estudio de la organización sobre los campos del norte de Francia basado en los testimonios de 60 niños no acompañados de entre 11 y 17 años de Afganistán, Egipto, Eritrea, Etiopía, Irán, Irak, Kuwait, Siria y Vietnam: esclavitud por deudas y actividades criminales forzadas, como por ejemplo asistencia a contrabandistas en los muelles; violación de chicos y violación y prostitución forzada de niñas; y "favores sexuales" por la promesa de un pasaje al Reino Unido o de acelerar su viaje. Muchos de ellos, añade Unicef, han huido de conflictos y están ahora atrapados en los campamentos y asentamientos desesperados por reunirse con su familia que ya vive en Reino Unido.
Según Unicef, los traficantes cobran ahora entre 5.000 y 7.000 euros por persona para cruzar el Canal de la Mancha: "Nunca antes se había pedido un precio tan elevado. Además, debido a una mayor presencia de las fuerzas de seguridad, la situación ha empujado a los niños a manos de estos traficantes, o les ha forzado a asumir mayores riesgos para pasar sin pagar, en algunos casos escondiéndose ellos mismos en camiones frigoríficos".
La organización concluye que existen indicios claros de situaciones de trata de seres humanos: "El camino es extremadamente peligroso y la experiencia, tal y como la cuentan, traumática. En la mayoría de los campos, además, los traficantes cobran una cuota de entrada para permitir que los menores se queden". Como se desprende de las entrevistas, algunos niños han expresado su voluntad de ser hospitalizados en un centro psiquiátrico tras sufrir colapsos mentales y episodios agresivos y violentos.
"La creación de espacios de protección, permitiendo dar información en su idioma y adaptada a su edad es primordial para todos los niños solos que van a seguir llegando a Francia. Con el fin de que no vivan lo que han vivido los niños no acompañados en el invierno de 2015", afirma el director general de Unicef Francia, Sebastien Lyon.
Desde Unicef Reino Unido se exige, por su parte, una acción inmediata por parte del Gobierno británico: "El primer ministro dice que los niños no acompañados deberían ser traídos al Reino Unido si sus familias están aquí a través de los procesos de reunificación familiar, pero estos procesos avanzan con demasiada lentitud. Estos campos no son lugar para niños. Cuanto más tiempo tengan que esperar estos niños, más desesperados pueden llegar a estar y más fácil será que arriesguen sus vidas huyendo de las terribles condiciones de los campos, para reunirse con sus familias", denuncia.
El informe calcula que en marzo de 2016 había 500 niños no acompañados viviendo en siete puntos del norte de Francia, incluyendo Calais y Dunkerque, y que aproximadamente 2.000 niños solos han atravesado el Canal de la Mancha desde junio de 2015. Permanecen de media cinco meses en estas "junglas", pero algunos de ellos llevan, al menos, nueve meses y uno en concreto está allí desde hace más de un año.
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