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UniDiversidad. El blog de José R. Alonso. | |
Posted: 29 Oct 2016 02:15 AM PDT
estimulación neuroauditiva. Ya sabe, de padres gatos, hijos michinos o de pseudociencias sin escrúpulos, más pseudociencia y más timo. Hay más metodologías parecidas, como Fast ForWord, The Listening Program, Earobics y el Interactive Metronome, todas con la misma ineficacia, pero esas tres son las más conocidas. El funcionamiento de todas las pseudoterapias basadas en la audición es muy similar: se colocan al niño unos auriculares y se le ponen grabaciones sonoras a lo largo de sesiones múltiples durante diferentes días. La grabación puede ser música clásica, voces familiares o sonidos distorsionados. Para evitar que un posible cliente lo pueda hacer por su cuenta en su casa, la música se altera digitalmente, normalmente modificando las frecuencias más extremas, variando frecuencias altas y bajas de una forma aleatoria o modificando el volumen en uno o los dos oídos. El método Bérard fue propuesto por Guy Bérard, que se formó durante un período corto de tiempo con Alfred Tomatis. Según él, dejó el método de Tomatis porque era ineficaz y se centraba en los aspectos emocionales de la emoción. En su web, Bérard dice «[Tomatis] echaba la culpa a las madres de niños autistas de causar la discapacidad de su hijo. Dijo que si la voz de su madre era malévola o estridente durante el embarazo, el feto se sentía rechazado y no amado. Una vez nacido, el niño se sentiría no querido y entonces se convertía en autista. ¡Esto es ridículo!». Bérard tenía toda la razón -unas de las cosas más asquerosas del autismo es echar la culpa a las madres- pero en vez de dedicarse a la medicina basada en la evidencia, lo que hizo fue desarrollar sus ridiculeces propias y hacer lo que hacen todos: montó un instituto, inventó o aprobó dos aparatos: el AudioKinetron y el Earducator, organizó la formación de «terapeutas» que compraran sus aparatos y difundieran sus postulados, y desarrolló su propia técnica: el método Bérard, Terapia de Integración Auditiva o Reeducación auditiva.
Bérard
La segunda pseudoterapia derivada de las ideas de Tomatis fue la terapia de sonido de Samonas, creada por Ingo Steinbach y que entre los grandes avances aportados estaba que usaba compact disk en vez de cintas magnetofónicas y que incrementaba la frecuencia de la música para que según los samonianos la música fuese terapéutica y bella de escuchar. Los charlatanes que propugnan estas historias siempre dicen vaguedades: que el desarrollo del cerebro necesita de estímulos, algo que es cierto y que se consigue acunando al niño, diciéndole ñoñerías y sacándole de paseo y, en segundo lugar, que sus aparatos suponen un extra de estimulación, algo que también sucede si ponemos a un bebé una tele 24 horas dentro de su cuna. Lo que no dicen es cómo sus manipulaciones del sonido, variar las frecuencias o poner más alto el volumen en un oído que en otro soluciona la mala caligrafía o el déficit de atención. No lo hacen porque no tienen ninguna prueba fiable, ninguna evidencia, no explican porqué es mejor usar sus grabaciones que poner una cinta de Bisbal o sintonizar Carrusel Deportivo. Otra pista de que es un camelo, es que ante los posibles controles en Estados Unidos, donde son muy rigurosos con los timos que quieren hacerse pasar por tratamientos médicos, es que digan que sus métodos y sus afirmaciones son «solo para información y educación» o como ponen en su página oficial: «El Método Bérard es una intervención educativa. No se utiliza para tratar o curar trastornos médicos». No se atreven a que las agencias del medicamento como la FDA o la AEM les hagan una auditoría en condiciones. ¿Quieren más datos de la nula calidad de esta pseudoterapia? En su página web presumen de tener un artículo arbitrado por pares publicado en la revista Autism Insights. El problema es que esta revista no aparece en los listados de revistas indexadas del Institute for Scientific Information, que son los miles de revistas que tienen unos estándares mínimos de calidad. Es decir, lo publicado en una revista no indexada como Autism Insights no tiene ninguna garantía, un científico verdadero se avergonzaría de publicar en una revista de ese ínfimo nivel. De hecho, la revista ha debido ser un fracaso total porque ya ni siquiera se publica. Pero no acaba aquí, esta revista ha conseguido superar en su corta existencia las más altas cotas de la miseria moral y científica, ¿saben quien formaba parte de su comité editorial? Andrew Wakefield, el responsable de relacionar vacunas y autismo, el médico que fue expulsado de la profesión por falta de ética y hacer tratamientos de riesgo en niños sin autorización y mintiendo a los comités éticos, el desalmado que atacó con datos falsos a las vacunas eficaces para poder vender la patentada por él. La tercera de estas pseudoterapias auditivas es el llamado método Sena. El inventor se llama Jordi Galcerán —no confundir con el magnífico dramaturgo del mismo nombre— y utiliza también distintos cacharritos: ecualizadores, amplificadores y filtros de sonido. El pseudotratamiento consiste en escuchar música sinfónica durante diez días y se hacen todas las audiometrías que haga falta y más. De nuevo es un sinsentido, sin ninguna base científica, sin un solo estudio que demuestre su eficacia y Galcerán lo recomienda para temas de aprendizaje incluido el retraso escolar, para el sistema emocional en temas como la ansiedad o la depresión, y como no, para el autismo. Las primeras críticas importantes sobre las terapias de integración auditiva las hizo la Academia Americana de Pediatría en 1998. En términos muy claros dijo que la investigación de calidad que demostrara que esta terapia era eficaz era poca o nula y que su uso no tenía garantías. En 2006, la Asociación Americana de Pediatría revisó la literatura científica de los últimos años y reexaminó su posición. De nuevo los resultados fueron que no había datos derivados de investigaciones bien diseñadas que apoyasen esas terapias y confirmó su política de recomendar que no se usaran estas metodologías. Otro escrutinio en 2010 de la misma organización referente de los pediatras norteamericanos mantuvo esas conclusiones. En 2004 y en 2011 se hicieron sendas revisiones Cochrane sobre estas terapias basadas en la audición. Cochrane es una organización no gubernamental e independiente, con más de 37.000 expertos, que ayuda a valorar la evidencia disponible en los estudios, intervenciones y diagnósticos para todo tipo de problemas de salud. Esta conclusión es muy sólida por el proceso usado para llegar a ella. Durante más de quince años, investigadores de todo el mundo y de diferentes disciplinas han evaluado todo lo publicado y han utilizado las mejores herramientas científicas disponibles: calidad del diseño experimental, definición de variables y términos, fiabilidad, validez y reproducibilidad de los resultados. Todos los investigadores independientes han llegado a la misma conclusión una y otra vez: Para leer más:
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