Una de las obligaciones de las entidades locales es promover la cultura en los municipios, cuidar esos tesoros que llamamos bibliotecas, organizar conciertos, exposiciones y conferencias. Los recursos son limitados así que siempre toca elegir y por eso en ocasiones se recibe gustosamente a quien propone una conferencia gratuita, solicita un local público y pide difusión de los actos.
El problema es
que bajo ese paraguas de cooperación, incremento de la oferta y apertura al mundo se cuelan personas e ideas que tienen un efecto nocivo y en algunos casos las instituciones locales no están suficientemente alerta. Si alguien presenta una conferencia promoviendo el maltrato a las mujeres, la discriminación de las minorías o la desatención de los niños, montaríamos en cólera y a ningún responsable se le ocurriría colaborar pero ¿qué pasa cuando alguien dice que el cáncer no existe o es culpa de un conflicto que tuviste con tus padres, que el SIDA no existe y lo han inventado las compañías farmacéuticas, que el autismo se cura con una planta o que las vacunas, en realidad el mejor invento de la humanidad, son la causa de cualquiera de estas enfermedades y trastornos?
Quiero pensar que muchos alcaldes, concejales y técnicos de cultura rechazan estas ofertas y no nos enteramos del riesgo corrido pero constantemente aparecen anuncios de charlas de curanderos peligrosos como Josep Pamiès, Andreas Kalcker y otros, en ciudades y pueblos de nuestro país. En esos casos, junto con otros científicos, profesores, médicos, farmacéuticos, enfermeros, estudiantes y varias asociaciones comprometidas escribo al ayuntamiento o al alcalde y le ruego que cumpla su obligación, que es proteger a sus vecinos. En la gran mayoría de los casos, preguntan, se informan y se suspende el intento de timo pero hay algunos tristes ejemplos donde mantienen la conferencia y dan respuestas como las siguientes:
No es cosa nuestra. Señor alcalde, son sus instalaciones, muchas veces aparece el escudo o logo de su ayuntamiento y tampoco es raro que algún responsable, el alcalde o un concejal, presente el programa, intervenga en el acto inaugural o aparezca en una foto con el conferenciante. Si no tiene nada que ver, no consienta nada de esto, ni sus instalaciones, ni sus logos, ni su nombre, ni los responsables políticos deben ir asociados a una actividad peligrosa y fraudulenta.
No hemos tenido nada que ver. No puede haber dejación de responsabilidades. Hay una serie de personas e instituciones en cada provincia y comunidad autónoma que tienen obligaciones con temas como el fomento de la salud pública o la protección de los consumidores. Hay demasiados casos que parecen una dejación de funciones y es necesario exigir responsabilidades a quien cobra por ejercer esa función y no hace nada al respecto en estos casos donde los consumidores son engañados (los productos que les venden no tienen las propiedades con que los presentan), se incumple la ley (la policía y la guardia civil también deben vigilar esto) y la salud de la población se pone en riesgo con cosas como abandono de tratamientos médicos o consumo de productos tóxicos prohibidos.
Solo dejamos un local. Esto es una forma de colaboración y financiación. Ese local tendrá unos gastos de personal, calefacción, luz, limpieza… Usted los pone al servicio de intereses privados, que venden sus productos, promueven sus falsas terapias y consiguen difusión y clientela gracias a su colaboración.
Es una forma de incrementar la oferta de charlas. La oferta cultural se debe incrementar en calidad y no admitiendo lo que sea. Hay muchos investigadores, profesores, escritores, artistas que están dispuestos a dar una charla si usted contacta con ellos. ¿Por qué hacerlo con alguien que pone en riesgo la salud de sus vecinos? ¿Su nivel de actividades es tan penoso que acepta lo que sea?
Es por la libertad de expresión. La libertad de expresión es un derecho constitucional y un aspecto clave de la democracia. Pero todas las constituciones, la nuestra también, aclaran que debe hacerse respetando los derechos de las personas; es decir, la libertad de expresión no es una patente de corso para mentir, engañar y timar. La Declaración de los Derechos Humanos deja muy claro el derecho a la vida y el derecho a la salud. El artículo 42 de la Constitución establece:
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Se reconoce el derecho a la protección de la salud.
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Compete a los poderes públicos organizar y tutelar la salud pública a través de medidas preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios. La ley establecerá los derechos y deberes de todos al respecto.
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Los poderes públicos fomentarán la educación sanitaria, la educación física y el deporte
El que colabore con la charla de un farsante donde se difunde información errónea y peligrosa, está incumpliendo en mi opinión los tres apartados del artículo. Si tenemos a un señor con un sobre lleno de estampitas que nos quiere vender ¿eso que hace es libertad de expresión?
Es un acto libre. También es un acto libre fumar o beber alcohol pero desde el servicio público intentamos implementar políticas que lo eviten, que lo disminuyan. Aunque haya también vergonzosas excepciones, no apoyamos a quien hace apología del consumo de drogas, las prácticas sexuales de riesgo o cualquier otro tema que acorte la vida de nuestros conciudadanos.
Es gratuito. Muchas veces no es cierto. Se piden «donaciones» a la entrada, ayudas para gastos de viaje, se venden libros, remedios, cursos… ¿Controla el ayuntamiento a dónde van esos fondos que se recaudan en un local suyo? ¿Controla que se hagan las retenciones que indica nuestro ordenamiento jurídico? ¿Colabora su ayuntamiento en el movimiento de dinero negro?
No es para tanto. Esto es lo que más me indigna. Pau tenía seis años el 27 de junio de 2015 cuando murió en Girona de una infección de difteria. Murió porque sus padres no le habían vacunado, porque creían las cosas que cuentan estos curanderos, porque habría responsables que miraron y miran para otro lado cuando los niños no son vacunados o cuando dicen que las vacunas son más peligrosas que no vacunarse. Cuando murió, todo eran llantos y que qué pena pero ¿qué hacemos para que no vuelva a suceder? ¿qué hace usted para que no vuelva a pasar? Yo haré todo lo que pueda para que nunca más un niño muera por culpa de la ignorancia de unos, la codicia de otros y la complicidad por omisión de unos terceros. Nunca más.
Intento con esta carta no tener que «empezar» cada día. Pienso mandarla por correo, fax o mail a cualquier ayuntamiento y alcalde que ayude a estos desaprensivos. También la enviaré si no hay respuesta a la oposición de cada sitio porque no todos son iguales y quiero que en cada localidad sepan quién está a favor de la gente y quién a favor de los que se aprovechan de la gente. Agradeceré a cualquiera que me ayude a completarla y mejorarla. Si usted comparte estas ideas es libre de usarla, más aún, por favor úsela. La causa merece la pena.
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