Es bastante habitual en estas fechas encontrar cocos en las fruterías; aún así, ninguno de nuestros/as alumnas lo había probado nunca, salvo en productos como galletas, yogures o dulces. Por ello, buscamos
información en la red, vimos su procedencia, el árbol, los
frutos así como otros usos en la cosmética (bronceadores, champús, cremas…) y en la cocina. Descubrimos que parte de su interés se debía a la serie televisiva "
George de la jungla", donde al parecer, el protagonista abre los cocos de una forma muy singular.
Contamos en el aula con "
Una cocina tan grande como un huerto" de Alain Serres, un hermoso libro de cocina y de arte, que le dedica un capítulo al coco; alí supimos alguna de las particularidades de este fruto, entre otras, que puede flotar. Esto nos llevós a realizar unha interesante experiencia de comparación y de flotación. Tras el debate sobre cuales son los motivos por los que creen que flotan los cocos, pensaron si esto le sucede a otras frutas, si influye su corteza de madera, el estar hueco por el medio, o tener auga dentro. Todo esto fue contrastado para ver si era aplicable a outras.
Debemos confesar que la degustación del agua y de la carne de coco no fue lo más memorable de toda la actividad, por lo que repetimos el conocido trabalenguas:
¡Compadre, cómpreme un coco!
¡Compadre, coco no compro!, porque el que poco coco come, poco coco compra y como yo poco coco como, poco coco compro!.
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