No puedo ser ambigua cuando antes fui tajante, pero debo responder: depende … Depende de la edad del niño/a, depende de las actividades a las que asista, depende de lo acertadas que estas sean según el carácter y los gustos del pequeño, depende del contexto en el que viva, depende de su situación familiar, depende del niño, depende … Pero generalizando, a tenor de lo que se oferta hoy en día en los centros para llenar la tarde y en educación infantil, digo rotundamente: ¡NO!
Cosa bien distinta es si la familia no tiene otra solución, entonces no le queda más remedio; ahora digamos claro la razón por la que los inscriben y no busquen justificaciones de otro tipo, como de carácter académico y/o educativo.
Si comparo a los que asisten a actividades con los que pasan la tarde con sus padres/abuelos, diré que los primeros, como diferencia, presentan una mayor "resignación", menor atención y más difícil motivación, y los segundos un mayor dominio de la lengua oral y de conocimiento del medio físico y social. Ahora bien, esto no es atribuible al hecho de asistir o no asistir, sino, más bien, al perfil de familia que opta por una u otra posibilidad. Cada uno de los dos grupos tienen unas creencias diferentes sobre lo que es "lo mejor" para sus hijos; tienen una concepción distinta de su papel como padres y como educadores; y no son coincidentes sus ideas sobre la infancia, sobre la escuela y sobre su responsabilidad para con sus hijos e hijas.
Por otra parte y en tiempos de epidemia de mal diagnosticados casos de hiperactividad, se puede constatar una elevada correlación entre niños inquietos, revoltosos, trastes o rebeldes, y asistencia a actividades fuera del tiempo lectivo. Se puede entender como que debido a ser así los matriculan en todo tipo de ocupaciones, o bien que por matricularlos en todo son así. Hay de todo.
En cualquier caso, en mi experiencia, nunca una familia que le propicia tiempos de descanso a su hijo/a, que realizan actividades cotidianas conjuntamente y que comparten tiempo, nunca, insisto, nunca una familia de estas me vino a preguntar si su hijo/a sería hiperactivo/a.
Una vez más, el ambiente familiar y el compromiso con la educación de los hijos es determinante.
Queda por hacer una observación. Ahora cuando se le aplica la evaluación a todas las actividades y a las relaciones coste-resultados, sería necesario un análisis objetivo y externo de la incidencia real de estas actividades en la educación de los niños/as, más allá de lo que suponen de "conciliación" –o mejor dicho de "traspaso de responsabilidades". No podemos entender que en tiempos de crisis económica se sigan haciendo grandes inversiones de dinero público –que se resta de otras partidas presupuestarias prioritarias- en algo que en la mayor parte de los casos tan sólo sirve para lo cual algunos malentienden como"respiro familiar", como si tuviesen que descansar de estar con sus hijos y no les pareciesen suficientes las horas que ya están en la escuela.
Reparad que aquí también estamos delante de otra "burbuja" que, como la inmobiliaria, mueve ingentes cantidades de euros -que no existen-, genera necesidades donde no las hay, absorbe subvenciones, fomenta empleos precarios -a veces con personal poco cualificado-, edifica mal con malos ladrillos, promueve el consumismo, persigue una satisfacción momentánea de las familias que se traduzca en votos -eximiéndoles de las responsabilidades que le corresponden para con los hijos- hipotecándoles su futuro, algo que finalmente tendrá unas consecuencias nefastas para las próximas generaciones.
Por último, decir que de PISA hay conclusiones que se divulgan, otras que se tergiversan o malinterpretan y otras que no parecen interesarle a nadie. Periódicamente, publican el boletín "PISA in Focus", en el que se analizan aspectos concretos a tenor de los resultados de las evaluaciones internacionales. Al hilo de lo que estamos hablando, con las reservas precisas y salvando las diferencias existentes, recomendamos la lectura de:
No hay comentarios:
Publicar un comentario