El próximo miércoles 14 de noviembre la Marea Verde se juega mucho más que una guerra de cifras sobre el seguimiento de la Huelga General en los centros escolares. En términos gremiales, las movilizaciones educativas fueron de las denuncias más precoces contra primeros pasos del cambio de modelo social; ahora todas las profesiones y capas sociales (excepto ricos, altos políticos, grandes empresarios e iglesia católica) ya sufren en sus carnes el desmantelamiento del estado del bienestar. Ese mensaje apocalíptico que nadie se creyó ("¿cómo se van a atrever a hacer eso?") asomaba disfrazado de periodo de transición en el que casi toda la sociedad (el 99%) debía asumir sacrificios en nombre de la macroeconomía, algo creido y confirmado por mayoría en las elecciones de hace casi un año exacto.
Desde entonces, aunque los objetivos del 1% siguen siendo los mismos, la situación ha cambiado: nadie se cree que los recortes sirvan para algo (pregúntenle a los griegos si viven mejor tras 5 años de austeridad y privación de derechos), y aunque la sociedad aún no ha llegado a convencerse de que es necesaria la unidad total para vencer a los verdaderos culpables -todavía muchos se pierden en guerras "internas" contra sindicatos, funcionarios, inmigrantes o cualquiera al que sea fácil culparle de todo-, es el momento de plantarse y canalizar toda esa lucha por la propia supervivencia. Sí, aunque sea por propio interés: ¡señora, que le están robando su merecida habitación en la residencia pública! ¡Currante, que te están quitando tu puesto de trabajo! ¡Mujer, que te están robando tu cama de tu hospital público! ¡Padre de familia, que te están obligando a pagar para que tus hijos sepan leer y escribir!
En Educación, este 14-N es un órdago tras unos meses en los que la Marea se ha ido convirtiendo en marejadilla. Solo hay que echar un vistazo a los pocos blogs que sobreviven (mil millones de gracias por resistir: Apuntes de un profe de lite y lengua, Profesorgeohistoria, Soy Pública, PICAM, MSEPA...), el bajón de las iniciativas y movilizaciones, el poco interés en los claustros... Es entendible que la gente se desmoralice ante la falta de resultados a corto plazo, pero no podemos permitirnos el lujo de rendirnos: cualquier paso atrás ahora serán cien kilómetros irrecuperables dentro de 10 años. Es el momento de luchar, antes de que lo prohíban y el miedo se apodere de la mayoría, tras lo que será casi imposible hacer frente a las injusticias. ¡Estamos retrocediendo a la época anterior de la revolución industrial, y algunos aún dicen que no se pueden permitir una huelga! Nosotros somos el verdadero motor social, por nuestras manos pasan las personas que formarán la sociedad del futuro, ¿y les queremos enseñar que ante la injusticia hay que rendirse poniendo excusas estúpidas?
Si el miércoles la Huelga en Educación es un éxito (ni caso a las cifras oficiales: cuenta la indignación de los padres, los alumnos que no acudan, la conciencia removida de los compañeros), la Marea volverá a cobrar su fuerza. Sí: la cúpula sindical solo mira por sus intereses, hasta ahora nada ha servido de nada, el tutor de 2º ya ha dicho que no secundará... lo de siempre. Es necesario recordar una cosa: luchar por lo que es justo siempre es bueno, ¿o es que también te han recortado los principios? Por encima de circunstancias puntuales (sindicatos de cachondeo que no convocan, un mes que no salen las cuentas, o lo que sea), esta Huelga hay que apoyarla en todos los ámbitos: información y concienciación; ese día ni trabajo ni consumo.
- ¿Dónde vas, Marea Verde?
- A la Huelga, por supuesto.
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