sábado, 7 de marzo de 2015

Si no me conoces ¿por qué me sonríes?



Si no me conoces ¿por qué me sonríes?


Posted: 05 Mar 2015 04:07 AM PST
Aunque ya se ha discutido ampliamente y se ha explicado con claridad por parte de profesionales y familias, no me resisto a comentar el tema…
Yo también he trabajado en un centro de educación especial. Pero no recuerdo ningún subnormal. Recuerdo a Dani, Maitane, Paolo, Marta, Laurita, Mikel, Aitziber, Cristina… 
Dani, por ejemplo, era muy gracioso. Yo acababa de llegar cuando un día vino un señor preguntando por Juan de Dios, y le dije que no estaba, que no lo conocía. El señor insistió hasta que de repente pasó Dani por el pasillo y dijo "¡¡Papá!!". Allí me enteré de que "Dani", en realidad, se llamaba Juan de Dios. La cosa es que su nombre no le gustaba nada y había decidido que todos le llamáramos Dani. 
Maitane, otro ejemplo, era tranquila, reflexiva, siempre sonreía. Hablaba despacito, mirándote a la cara y con mucha dulzura. Solo movía la cabeza pero era, de lejos, la alumna más independiente de todos. Era presumida y coqueta. Tenía los ojos verdes y un pelo rizado, muy fino, que se recogía en una coleta alta. Siempre le decía que parecía una fuente y ella me respondía que lo que pasaba era que tenía envidia! (Sabía que siempre he querido tener el pelo rizado y le daba mucho gusto recordármelo con malicia…) 
También tengo una tía con síndrome de Down. Pero tampoco la veo subnormal. No creo que lo sea. Es gruñona, bailona, graciosa, quejica, cabezona, golosa. Es divertida, a veces mandona, caprichosa, cariñosa, charlatana. También es bajita, lleva gafas, no le gusta que le corten las uñas, le dan dentera las gomas de pelo, le gusta el azul, siempre lleva un bolso de cuero (no se lo quita ni para comer), le encanta el café (y más si es en una cafetería y con un bollo). También le gusta ir a la tómbola aunque a veces se enfada si no le toca lo que quiere. Le encanta la música (Ojalá que llueva café en el campo de Juan Luis Guerra, Qué bonito de Rosario…). 
Hace poco conocí a Gloria. Y no me dijo "Hola, soy Gloria, soy subnormal, encantada". En cambio, sí me dijo cuántos años tenía, a qué colegio iba, qué era lo que más le gustaba, lo que menos, cómo se llamaba su mejor amiga, y lo buena que era en atletismo. Y yo, ahora pensando en ella, no recuerdo a "una subnormal". Recuerdo a Gloria, una adolescente de 16 años, muy tímida, que se escondía detrás de su madre mientras me hablaba.
Todavía muchos, cuando se cruzan con Dani, Maitane, Gloria o con mi tía solo ven "subnormales". Y no, no es cuestión únicamente de lenguaje (que también). Es cuestión de que etiquetas tan poderosas como esta eclipsan el resto de la realidad. Y así, es muy difícil avanzar. 

Que se lo pregunten a ellos. 

Imagen de la campana SPREAD THE WORD

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