Ayer el gobierno barajó, en uno de sus múltiples anuncios preelectorales, la
posibilidad de reducir las ratios (número de alumnos por aula) para el curso que viene a niveles previos a los recortes del 2012. Hablando de números, planteó volver a los 25 en Primaria, 30 en Secundaria y 35 en Bachillerato. Lamentablemente, para aquellos que planteen lo anterior como posible, debo darles una mala noticia: se trata sólo de una de esas múltiples cesiones de boquilla que, a poco para las elecciones, conviene dar para ver a cuantos incautos se ganan. Sí, a poco más de una semana que vuelvan los docentes y a dos que se incorpore el alumnado cuando ya hace tiempo que se han cerrado las matriculaciones, no hay posibilidades de cambiar los ratios anteriores. No es cuestión de no querer, es cuestión de no poder hacerlo. Cambiar a estas alturas el ratio en los centros educativos implicaría, en algunos casos, aumentar clases y, con ello, necesitar un par más de docentes (cada curso de más lleva asociado, de promedio, cerca de dos docentes). Amén de todo el desbarajuste organizacional que supondría para los equipos directivos que ya, por desgracia, están cada septiembre temblando por las nuevas ideas que pueda tener el gobierno de turno que les obligue a rehacer todo el trabajo que han hecho en julio.
Otra cuestión nada banal es que las decisiones del Ministerio, cuando hablan de mejora de situaciones educativas, no tienen afección sobre las Comunidades Autónomas. Las Comunidades no pueden dejar de cumplir aumentos de ratios (como hicieron en su momento) pero sí negarse a reducirlo porque, no lo olvidemos, la autonomía de gestión les permite ejecutar mayores restricciones en sus zonas de influencia (no olvidemos que, hasta este último curso, hay Comunidades que aún no pagaban la extra a sus docentes y el Ministerio ya había restituido ese pago para los docentes que dependían directamente de él -a día de hoy sólo el profesorado de Ceuta y Melilla-). Por tanto, ¿alguien cree que, a día de hoy, a excepción quizás de Cataluña -por la cercanía de las elecciones-, va a reducir a estas alturas las ratios en sus territorios.
Por tanto, tengamos claro que lo del PP es sólo otra cortina de humo. Una declaración de intenciones que se sabe que, a día de hoy, va a ser imposible de cumplir. Una nueva promesa electoral (¡ojalá hubiera elecciones cada año!) que, siendo demasiado difícil de gestionar a estas alturas, se vierte en los medios de comunicación como una gran apuesta por la Educación. Una apuesta que el año 2012 consistió en aumentar las ratios. No lo entiendo, ¿las ratios son o no importantes? Porque si uno para justificar su aumento dice que no lo son y, al cabo de unos años vuelven a serlo, es que hay algo que no funciona.
Tampoco me gustaría dejar en el tintero hablar un poco del tema de las ratios. Las ratios tienen la influencia que tienen pero, sinceramente, en un centro educativo que gestionara bien su oferta académica y apostara por ofrecer desdobles en lugar de beneficios personales para determinados docentes (asignaturas con muy pocos alumnos que se ofertan en etapas obligatorias), se podría haber minimizado los efectos de ese aumento de ratios. Incluso se podría haber mejorado las ratios en algunas asignaturas previas a los recortes porque, a veces, cuando uno gestiona horarios y asignaturas, se ve sometido a la presión de determinados Departamentos y "vacas sagradas" que hacen ir de culo al resto del personal. A propósito, cuando uno habla de ratios por aula no está, en ningún momento, hablando de ratios por asignatura ya que, en la mayoría de ocasiones, se ofrecen desdobles en las mismas. Sobre lo anterior escribí unas
líneas hace ya un tiempo. Y sí, tengo claro que las ratios ideales por docente serían de 12 a 16 :)
Creo que es otra más de esas noticias que, algunos van a aprovechar para darles un sesgo ideológico y, algunos otros, para defender los recortes que hicieron los suyos porque, no lo olvidemos, una decisión es buena o mala en función de si la hacen o no los míos. A mí, personalmente, en ese caso me entra un simple conato de hilaridad al ver, como otra vez, unos y otros nos intentan tomar el pelo. Y lo de los múltiples anuncios y promesas del Ministerio de Educación, desde que se fue Wert a su retiro dorado de París, es de traca.
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