sábado, 26 de marzo de 2016

UniDiversidad. El blog de José R. Alonso.





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Posted: 25 Mar 2016 03:14 AM PDT
cryonics-redLos seres humanos tenemos siempre un deseo de permanencia, de inmortalidad. Llevamos milenios buscando la fuente de la eterna juventud, diseñando técnicas de momificación o elixires que regateen a la muerte y hay muchas personas dispuestas a dar una parte significativa de su fortuna a quien les ofrezcan que una persona querida, o ellos mismos, tenga una segunda oportunidad, una nueva vida en un futuro más o menos lejano. Son los que nos ofrecen conservar nuestro cerebro esperando tiempos mejores.

Evidentemente, los «emprendedores» que ofrecen estos servicios juegan con distintas ventajas: lo primero es que todos tenemos miedo de morir y nos gustaría esquivar a la parca de alguna manera. Lo segundo es que el cliente, muerto, no va a poder reclamar pues nunca hay una fecha fija en que se prestará el servicio. Normalmente tienes que pagar una cuota anual de mantenimiento para tu cuerpo o tu cabeza y si dejas de pagar y tus restos son destruidos, has perdido todo el dinero invertido y todas las opciones de éxito. Lo tercero es que es imposible predecir el futuro, con lo que no sabemos qué es lo que se podrá hacer dentro de un siglo, de diez o de mil. Nadie puede afirmar que nunca será posible revivir a un humano a partir de su cerebro preservado aunque todas las evidencias actuales señalen la escasa probabilidad de lograrlo. Los defensores de esta idea ponen ejemplos de cómo hace siglos se dijo que sería imposible pisar la Luna, una hazaña que ahora forma parte de nuestra historia o incluso volar, algo que ha hecho ya una buena parte de la humanidad. Lo cuarto es que no nos conformamos con tener una copia física de nosotros, un clon para el que valdría quizá guardar una célula madre o un poco de ADN, queremos el lote completo, con nuestros sentimientos, nuestros recuerdos, nuestra personalidad, nuestras experiencias y eso solo está en el cerebro completo. Lo quinto es que creemos en cosas que pueden suceder aunque su probabilidad sea mínima, algo que se ha llamado el sesgo de disponibilidad, la tendencia a juzgar probabilidades basándonos en la facilidad con que nos vienen ejemplos a la mente. enhanced-buzz-24402-1370562092-14Es algo que aprovechan habitualmente las administraciones de loterías y demás juegos de azar. Todos vemos cada navidad a los afortunados ganadores del gordo descorchando champán en un bar sin que nos cuenten nada de los millones a los que no nos ha tocado ni un reintegro después de intentarlo durante años. Aunque haya más probabilidades de morir por la caída de una pieza de un avión a que te toque la lotería, compramos décimos en vez de cascos de seguridad. En el caso de la conservación de cerebros, las historias de seres preservados –Walt Disney es un nombre que siempre sale– o de personas que vuelven de la muerte –vampiros, zombis, fantasmas, etc.– o que viven en un paraíso eterno –con arpas o con huríes de ojos de gacela– forman parte de nuestras mitologías culturales y nuestras religiones.
La criopreservación de cerebros surgió como idea en un libro publicado en 1962 por Robert Ettinger, profesor de la Wayne State University y titulado The Prospect of Immortality (La Expectativa de la Inmortalidad) donde decía «Más pronto o más tarde, nuestros amigos del futuro serán capaces de revivirnos y curarnos». Una década después surgía la primera organización dedicada a la criónica, Alcor Life Extension Foundation, que todavía sigue en activo en Arizona (Estados Unidos). Poco tiempo después, el propio Ettinger fundaba el Cryonics Institute junto con tres socios, otra institución que habla en su web de «otra oportunidad en la vida», «reunirse con los seres queridos», «curas futuras para enfermedades de hoy», «preservación de órganos», «juventud y salud renovada», «ver el futuro», «vivir más tiempo» e incluso «preservar las especies amenazadas». ¿Quién puede negarse a una oferta tan sensacional? Los que no pueden pagarlo y los que no creen en ello.
Estos dos dos proveedores tienen actualmente 279 «pacientes» en sus depósitos de almacenamiento y varios miles de socios apurando su ¿primera? existencia en la Tierra. Alcor cobra 200.000 dólares por almacenar un cuerpo completo y 80.000 por una cabeza, lo que llama un «neuropaciente», que es un término cargado de intención pues el tema es no aceptar que esa persona ha fallecido, aunque la técnica de preservación, por ley, solo se puede utilizar después de que una persona está muerta y lo contrario sería un delito. gallery_523_24_4054El Cryonics Institute no conserva cabezas sueltas porque considera que la decapitación tiene mala fama, algo en lo que no le falta razón, aunque las empresas dedicadas a este tema han inventado distintos eufemismos como «neuroseparación» o «aislamiento cefálico» para esa operación cuyo fundamento es puramente económico, resulta más barato preservar una cabeza que un cuerpo porque requiere menos espacio y menos nitrógeno líquido. Los defensores de esta tecnología, o más bien esta idea, señalan que tanto el Cryonics Institute como Alcor son fundaciones sin ánimo de lucro, que nadie se está forrando con este tema. Alcor (y quizá Cryonics) requieren que los directivos de la organización se hayan apuntado para su criopreservación; es decir, que prediquen con el ejemplo.cryonics-15
Un nuevo jugador es la llamada Brain Preservation Foundation (Fundación para la Conservación) que utiliza, además de la criopreservación, la plastinación, una técnica con más de un siglo. Consiste en fijar el cerebro con aldehídos, antes lo hacíamos con formol y ahora con glutaraldehído, metiéndolo por el sistema circulatorio. Estos aldehídos forman puentes con las proteínas y estabilizan las estructuras celulares. Luego se puede incluir ese tejido fijado en plástico o en cera y se puede conservar a temperatura ambiente de forma indefinida. Esa es su gran ventaja y el inconveniente es que los tratamientos químicos necesarios para que el plástico entre y polimerice o la temperatura necesaria para que la cera fundida entre en el interior de las células causan también sustanciales alteraciones en muchos componentes neuronales. Para criopreservar los cerebros hacen la misma fijación con aldehídos seguida después por otra perfusión con etilenglicol (un anticongelante que está en los radiadores de nuestros coches) en concentraciones crecientes y finalmente cuando la concentración de etilenglicol ha alcanzado el 65% se congela a -135 ºC. Las instituciones criónicas insisten en llamarlo vitrificación. Básicamente es una congelación donde el tratamiento químico previo evita que se formen cristales de hielo que rasgan y rompen las células. Esta técnica es similar a la que usamos para estudios de microscopía electrónica, tiene más de cincuenta años y permite un detalle excelente de las neuronas y sus sinapsis, de los componentes estructurales del cerebro. oc0xvf8fejvjwymuk8grSin embargo, esta técnica no preserva la información que utiliza el sistema nervioso para funcionar ni la química cerebral, muchos de cuyos componentes son destruidos, estropeados o lavados durante el proceso de preservación. No hay nada que demuestre que un cerebro fijado con glutaraldehído conserva «las memorias, la identidad y un sustrato para una futura consciencia». Las conexiones sinápticas son una parte esencial de la historia pero también hay una gran complejidad bioquímica que es destruida por la fijación., incluidos neurotransmisores, hormonas, pequeños compuestos que son lavados durante la fijación, etc. En realidad estas técnicas de fijación con aldehídos y congelación no preservan la vida, preservan la muerte.
Hay una regla en ciencia que dice que las afirmaciones extraordinarias requieren demostraciones extraordinarias y hay una segunda regla que dice que la carga de la prueba tiene que estar en el que propone la novedad, en este caso el nuevo sistema de conservación con el objetivo de reactivar los cerebros en un futuro. Son ellos y no nosotros los que tienen que demostrar que la fijación y congelación de cerebros funciona, los que deben aportar evidencias de que lo suyo es algo más que una charlatanería con un barniz científico, lo que llamamos una pseudociencia. La prueba puede ser sencilla, en vez de hablar de preservar y revivir un cerebro humano con sus 86.000 millones de neuronas, háganlo con un gusano –Caenorhabditis elegans tiene solo 302 neuronas– o con una mosca, que tiene unas cien mil. Si cogen uno de estos animales, le fijan, lo congelan y luego son capaces de descongelarlo y hacer que se mueva, que se alimente, que se empareje y se reproduzca empezaré a pensar que tiene sentido lo que proponen y no son simplemente una panda de timadores, tecnotimadores, buscando lo de siempre, desplumar a unos incautos aprovechándose a menudo del dolor y la desesperación de una persona.
Ha habido varios casos famosos, uno de ellos bastante reciente, Kim Suozzi, una estudiante de Neurociencia que escribía en la página de Reddit
Soy una chica de 23 años con un glioblastoma multiforme recurrente, un tipo de cáncer cerebral muy agresivo. Puse un post hace un par de meses pidiendo sugerencias para cosas que debería probar antes de morir (la expectativa de vida eran 3-6 meses) y me llegaron un montón de grandes ideas (muchas de las cuales he completado). Mi pronóstico es bastante malo en este momento y aunque confío en superar los 6-10 meses de supervivencia media, me tengo que preparar para morir. En cierta manera, soy afortunada porque el tumor está primeramente en mi tronco encefálico (que controla cosas como respirar) así que lo más probable es que moriré antes de que el tumor se extienda a áreas centrales a quién soy yo. Estoy de nuevo en Reddit fundamentalmente para pedir ayuda porque quiero ser preservada criogénicamente tras mi muerte. He causado un montón de controversia en mi familia cuando les di la noticia a mis padres. Puedo decir que les generó bastante rechazo porque son cristianos y no entienden porqué quiero ser preservada. En sus mentes, voy a ir al cielo y mi alma vivirá para siempre cuando deje mi cuerpo cuando muera. […]Qdkzn
Quiero explicar con un poco más de detalle porqué pienso que merece la pena darle una oportunidad a la criopreservación (aunque sea una oportunidad cara).
Primero, quiero dejar claro que no estoy apostando mi vida a la criopreservación. Soy consciente de los problemas en el estado actual de la criónica, pero tengo la esperanza de que la tecnología conseguirá una solución en el futuro. Nadie sabe qué tecnología habrá disponible dentro de 50 años. Sí, requiere "fe" en la tecnología, pero requiere fe asumir que la tecnología no será suficiente para revertir estos problemas algún día.
El punto clave que quiero hacer aquí es que es mejor una opción de vivir otra vez que si si me estuviera descomponiendo en algún lugar o cocinada a cenizas. El valor relativo incluso de una mínima posibilidad de vivir otra vez es un retorno enorme para lo que ahora me parece una enorme cantidad de dinero, pero probablemente sería una decisión sencilla si tuviera un trabajo estable. Compara el coste de la preservación con el coste de cruzar el océano a la búsqueda de tratamientos experimentales […] Estoy intentando que me preserven porque he hecho todo lo demás a mi alcance para extender mi vida. He prestado atención a cada dieta, suplemento, ensayo clínico y "tratamiento milagroso" que había por ahí. Esta es la última cosa que puedo posiblemente hacer para luchar por otra oportunidad, y si llega a funcionar, será increíble. Vive otra vez o muere intentádolo.
Se montó con éxito un crowdfunding. Ella había indicado que necesitaba 30.000-35.000 dólares pero Alcor lo presupuestó en 80.000, indicando que la factura se reduciría si Suozzi se trasladaba a Scottsdale, la ciudad de Arizona donde están sus instalaciones. Suozzi falleció el 17 de enero de 2013 y fue criopreservada junto con el glioblastoma que le mató y le llevó, no a la tumba, sino a un recipiente de acero inoxidable.
humaiSiguen llegando jugadores. Josh Bocanegra, el director ejecutivo de una nueva empresa tecnológica llamada Humai (Human Resurrection through Artificial Intelligence) ha declarado en prensa que su empresa será capaz de «resucitar al primer humano en los próximos treinta años». Su propuesta es congelar cerebros humanos en nitrógeno líquido y reimplantarlos en cuerpos biónicos, que serán controlados por el propio cerebro. El primer paso ha sido modesto, crear una aplicación llamada Soul (Alma) que se encarga de aprender todo lo posible sobre la persona candidata mientras está todavía viva, de manera que se pueda acomodar el robot receptor lo mejor posible cuando el cerebro congelado sea implantado. Bocanegra no es la primera vez que logra la fama, fue también el creador y director ejecutivo de LoveRoom, una mezcla entre oferta de alojamiento y sitio de citas por internet pues solo te alquilaban una habitación si eras atractivo-a.
Las polémicas que se organizan cuando sale la conservación de cerebros son muy interesantes. No solo sobre el proceso en sí sino también sobre los resultados. ¿Y si consiguieran revivirte y te encontraras metido en la vitrina de un museo como el primer cerebro resucitado? ¿Y si hubieran hecho varias copias idénticas tuyas? ¿Y si al revivir te encontraras que debías millones de euros de todos los años que te habían tenido congelado? ¿Y si en vez de conservar el cerebro, intentásemos descargar su contenido a un sistema informático? ¿Y si tu cerebro hubiese sido cargado en un robot que es utilizado como un esclavo para tareas degradantes? ¿Puede llegar un día en que morir sea solamente una opción?

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