No somos mucho de reseñar todas las conmemoraciones que hay a lo largo del año, pero vamos a hacer una excepción porque la fecha bien merece una reflexión.
Hoy se celebra el Día del Sueño con la finalidad de concienciar a la población sobre la necesidad de dormir, la importancia del descanso y sobre los trastornos que su falta produce. Un 25% de los niños y niñas sufre problemas de sueño y sus consecuencias se evidencian tanto en su desarrollo como en su carácter. Detrás de niños irritables, de niños "hiperactivados" y de niños con falta de atención, lo que hay es una carencia de horas de sueño.
Ya lo hemos dicho en más de una ocasión, a nosotras
no nos cuadran los horarios de los niños, es imposible que descansen el tiempo necesario en estas edaditaes (10-12 horas), cumpliendo los prolongados e intensos horarios "laborales" que tienen; si a esto se le añaden las horas que estiman los expertos que pasan delante de la televisión u ordenador, sólo caben dos explicaciones razonables: o simultanean tareas o no duermen lo suficiente.
Una de las cosas que más llamó nuestra atención cuando visitamos las escuelas de Reggio Emilia, fue la rutina diaria de descanso tras la comida. Allí, empleando el espacio que tenían para actividades de psicomotricidad, tan sólo sacaban una pequeña almohada y una mantita y se acostaban en el suelo, oscurecían la sala, ponían música relajante y proyectaban una imagen agradable. Nada que no se pueda hacer en nuestros centros; nada costoso, aunque, una mejor alternativa que la de ver una película después del tiempo del comedor.
No creemos que sea muy difícil de implantar en nuestros centros, tan sólo precisa de la voluntad del Consejo Escolar y del ANPA. Un descanso reparador, para luego continuar con la dura jornada de extraescolares que aun tienen por delante. No consideramos que sea pedir demasiado para criaturas de entre 2 y 6 años. Perderán de hacer algunas cosas, pero los beneficios que se obtienen para su salud física y mental, lo compensan.
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