En un momento en el que parece haber una intrumentalización de la educación infantil atribuyéndole un nivel preparatorio o prebásico para ciertos aprendizajes escolares y sobreenfatizando el desarrollo anticipado de la escritura, de la lectura, del cálculo, de la introducción de las tecnologías, y de otras lenguas extranjeras –con sofisticados programas "de calidad" e inverosímiles proyectos didácticos, ya se empiezan a escuchar voces autorizadas y críticas con esta tendencia que deja de lado aspectos esenciales como son la creatividad, la imaginación, la mentalidad abierta y la expresión artística, algo que afecta profundamente al derecho y a la alegría del niño a aprender a través del juego.
Entendiendo que el bien-estar o estar-bien debe ser una de las grandes finalidades de la educación de la primera infancia, preocupa lo mal que lo están pasando los menores en muchas instancias sociales entre las que se encuentra –a veces- la propia familia y/o la escuela. Coinciden muchos de los expertos en que hace falta una reflexión profunda sobre lo que necesitan los niños en el mundo actual. Se preguntan, nos preguntan y quieren que nos preguntemos si los niños son felices nos diversos escenarios en los que participan; si experimentan bienestar o están continuamente presionados por diversos factores de competencia del ámbito de los adultos; y si viven esta etapa desde sus características infantiles tan propias.
Una obra organizada en dos partes:
-La primera de ellas pretende proporcionar una base teórica sobre aspectos clave para la educación infantil, aludiendo a la necesidad del bien-estar o del estar-bien, de las buenas interacciones entre las personas adultas y los niños, así como de estrategias metodológicas que cumplan con esos requisitos.
- La segunda parte, centrada en la práctica educativa, se estructura en cuatro temáticas: el juego y el arte, la atención a la diversidad, en los ambientes desafiantes para los niños y en el sistema paralelo de educación formal/no formal.
Una lectura y una reflexión necesaria que nos obliga a parar y repensar la atención que le estamos dispensando a los más pequeños, así como en los verdaderos atributos de la calidad educativa.
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