El próximo día 8 de marzo, se conmemorará el día internacional de la mujer, un día en el que como cada año, se recordará el arduo camino que hemos tenido que recorrer las mujeres a lo largo de la historia para hacer valer y respetar nuestros derechos. Un día en el que desde las administraciones públicas, asociaciones y colegios, se llevarán a cabo actividades en las cuales se recogerá la importancia de lo que reivindica y conmemora este día.
Sin lugar a dudas la importancia de este día es indiscutible y el concienciar sobre la necesidad de alcanzar una igualdad real es una tarea, que más que importante, es vital para nuestro completo desarrollo como personas y nuestra integración en sociedad.
Resulta imprescindible que se luche por erradicar los estereotipos y roles de género que las mujeres venimos arrastrando desde tiempos ancestrales, y que han hecho un daño impresionante en nuestro progreso y avance en todos los ámbitos del desarrollo humano (
personal, social, laboral...). Por todo eso, es fundamental implantar programas coeducativos, especialmente en los colegios, que se desarrollen a lo largo del año y que potencien y fomenten una participación igualitaria en sociedad, en la que mujeres y hombres tengamos los mismos derechos y deberes.
Se deben trabajar estos aspectos desde muy temprano, porque no debemos olvidar que l@s niñ@s son como esponjas que aprenden y asimilan muy rápido todo tipo de conocimientos y lecciones de vida. Además, hay que mencionar, que los /as niños /as aprenden modelos de conducta por observación (aprendizaje vicario) y que de manera positiva o negativa, esto puede influenciar sus conductas para bien o para mal. Lo que pone de manifiesto igualmente, de qué forma puede tener o no lugar, la coeducación en el hogar.
Aún son muy numerosos los hogares en los cuales, la práctica totalidad de las tareas domésticas recaen sobre la mujer, estando el marido e hijos exentos de cualquier responsabilidad en éstas. Este panorama, unido a la incorporación de la mujer en el mundo laboral, ha derivado en la aparición de la llamada "doble jornada"; es decir, la mujer ha conseguido incorporarse al mundo laboral, lo que, (a pesar de las dificultades y obstáculos que aún quedan por saldar en este sentido), ha supuesto un avance, pero no hemos logrado deshacernos de la prácticamente completa responsabilidad de las labores domésticas, lo que supone trabajar dentro y fuera de casa.
¿ Cómo se puede combatir este fenómeno?
En primer lugar, debemos hacer especial hincapié en lo anteriormente mencionado, el aprendizaje vicario. Si queremos coeducar, con todo lo que esto implica, las bases deben establecerse lo más temprano posible y desde los entornos más cercanos al niñ@. El hogar, es un lugar de referencia donde debe darse ésta de manera principal. Así, las tareas domésticas deben ser responsabilidad de todos los miembros de la familia, pudiéndose llevar a cabo un reparto de éstas según la edad de cada uno ya que evidentemente, habrá tareas que requieran más complejidad que otras.
Pueden tener lugar casos en los cuales, algún miembro sea reacio a hacerse cargo de sus responsabilidades. Ante esta situación, no debemos perder la calma, debe emplearse el diálogo, haciéndole comprender que sus tareas son responsabilidad suya y que de no hacerlas por sí mim@, quedarán sin hacer, dificultándose así igualmente las tareas de los demás, ya que al ser el hogar responsabilidad de todos /as, también de manera conjunta se contribuye a crear un ambiente de convivencia mejor o peor.
Con la finalidad de que cada cual realice las tareas que le han sido asignadas, ningún otro miembro deberá asumir la responsabilidad del que se niegue a realizarlas, pues de darse esto, estaremos reforzando una conducta inadecuada que tenderá a repetirse en el tiempo. Lo que sí se puede permitir, es el cambio de tareas entre los miembros, siempre y cuando aquellas por las cuales sean sustituidas, tengan el mismo nivel de dificultad que las iniciales.
Se debe trabajar en familia, potenciándose así el trabajo en equipo y la realización conjunta de las tareas del hogar, que son responsabilidad de todos /as los /as que lo constituyen. Además, algo muy recomendable y que puede contribuir a potenciar la contemplación del hogar como lo que es, asunto de tod@s, puede ser establecer acuerdos; de manera que al final de la semana, por ejemplo, toda la familia realice alguna actividad conjunta, una actividad motivadora como recompensa por haberse hecho cargo de sus propias tareas, y haber contribuido a la creación de un ambiente familiar positivo, en el que absolutamente todos / as hayan salido ganando. Así, se consigue promover comportamientos igualitarios.
No debemos olvidar que la familia es uno de los motores principales en la transmisión de valores, ya que dentro de ella se transmiten expectativas con respecto a lo que se espera de unos y otros miembros. Estableciéndose según éstas, las relaciones que tendrán lugar entre ellos (comportamientos que se esperan, relaciones entre los padres, entre los hermanos /as etc). Dentro de ella, por tanto, puede establecerse la coeducación desde bien temprano, con todo lo que ello implica; o por el contrario, pueden aflorar roles y estereotipos de género, que deberán ser atajados antes de que se conviertan en una manifestación de discriminación de cualquier tipo.
Aún hoy, como decíamos anteriormente, existen familias en las cuales el absoluto desempeño de las labores del hogar recae sobre la madre y las hijas, estando el marido y los hijos exentos de cualquier responsabilidad. De esta manera no tiene cabida ningún tipo de igualdad, ya que lo que se está transmitiendo es una serie de roles y estereotipos sexistas, que influirán negativamente en la construcción de la identidad de los miembros de la familia.
El colegio es otro de los contextos en los cuales se desarrollan las conductas sociales, con lo cual dentro de éste, se debe trabajar diariamente para promover la igualdad y hacer "brillar" la coeducación por encima de todo. Se debe trabajar para desmontar cualquier manifestación de desigualdad, lo que hace imprescindible que dentro de la programación que cada maestro/a elabore para impartir su materia, incorpore recursos y dinámicas que contribuyan a concienciar al alumnado, del problema que supone la existencia de esos roles y estereotipos mencionados.
Es cierto que en los colegios se conmemora el día de la mujer, que se conciencia sobre la lacra social que implica la existencia de la violencia de género y la necesidad de combatirla y erradicarla... pero en una amplia mayoría de ellos, estas actividades de concienciación tienden a llevarse a cabo en días puntuales (el 8 de marzo, el 25 de noviembre); y realmente, a lo largo del curso y teniendo en cuenta el amplio abanico de recursos pedagógicos de los que hoy en día disponemos - destacando dentro de estos, especialmente la presencia de las nuevas tecnologías- se podrían desarrollar infinidad de tareas de concienciación y coeducativas, en cualquier momento del año.
Se debe aprovechar el potencial de aprendizaje que poseen l@s niñ@s, teniendo en cuenta también que los mejores conocimientos en ocasiones se aprenden jugando.En este sentido y teniendo en cuenta esto, se podrían incorporar actividades destinadas al fin que perseguimos, como las siguientes; Juegos de roles, es decir "role playing" donde analicen la influencia negativa de los roles de género; Talleres donde analizaran los programas que ven en televisión (algunos muy influenciados por estereotipos de género); Talleres de lectura y cuentacuentos; Juegos interactivos, que podemos encontrar en internet y que además de concienciar, estimulan la atención y la memoria de los más pequeños /as...
Es decir, existen infinidad de herramientas didácticas que se pueden emplear para perseguir este fin y cuyo uso en ocasiones se echa en falta en algunos colegios.
Se deben aprovechar todos los recursos que tenemos a nuestro alcance, para conseguir hacer realidad algo tan necesario, imprescindible y vital como la igualdad. Maestros/as y demás educadores, deben emplear su imaginación y creatividad incorporándolos en el día a día, pues la escuela es uno de los principales agentes socializadores, no sólo es un lugar de adquisición de conocimientos, es un lugar donde se transmiten valores que contribuirán a la formación y desarrollo integral de las personas.
Mariela Clemente Martos. Psicóloga
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