A quien nos pregunta qué es lo que pasa con la falta de actividad de InnovArte, le contestamos que estamos en paro biológico.
Al igual que en la pesca, nos vimos en la necesidad de dejar de explotar un caladero con la finalidad de que se recupere y regenere. En este caso, más que del caladero se trata de nosotras. Puede que hayan sucedido muchas cosas que nos desbordaron y que nos dejaron fuera de juego.
La primera y más importante, la acentuación de la crisis económica de las familias y su incidencia en nuestro alumnado. Hay que innovar cuando se puede, cuando el clima del aula es el propicio, pero hoy por hoy los niños y niñas que atendemos precisan de otras cosas, de otras intervenciones más inmediatas que le ayuden a encontrar la serenidad en el aula para que este espacio y ese tiempo les hagan olvidar el mal trago por el que están pasando los suyos. En los años que llevamos trabajando nunca vimos nada igual. Cierto es que el entorno del centro es especialmente sensible ya que todo se basaba en trabajos temporales relacionados con la actividad de un polígono industrial, en consecuencia, está suponiendo la marcha de muchas familias y la precarización de la situación de otras muchas. Seríamos unas inconscientes de seguir con lo nuestro sin reparar en que el estado de los niños/as necesita, ante todo, de seguridad y estabilidad afectiva. Ahí es donde centramos en este momento nuestros esfuerzos, InnovArte es una actividad secundaria.
Relacionado con la crisis y con la actual situación social, ya no sabemos si atender las noticias de los medios de comunicación o escondernos en una cueva y esperar a que escampe. Cada día, antes de ir para el trabajo, nos sorprenden con un nuevo caso de corrupción; un montón de desvergonzados que se quedan con lo que no les pertenece ni trabajaron, ni ganaron y que luego tiene unas consecuencias que todos tenemos que pagar, especialmente los funcionarios y la educación. Esto le quita el aliento incluso a los más animosos. Y se nota, se nota mucho, nunca vimos tanto desánimo entre los compañeros, por ello consideramos que no era momento de ponernos a pontificar desde nuestra particular tribuna, InnovArte.
Las iluminaciones de los políticos y de los sabios del momento tampoco son certeras. Curiosamente, casi ninguno de estos personajes tiene una experiencia acreditada en el campo educativo y con todo no tienen ningún reparo para dar soluciones definitivas a problemas que ellos mismos –o los de su camada- crearon. Nadie debería ejercer ningún cargo relacionado con la educación –o con otro ámbito- si previamente no conoce el percal. Sobran personas que saben de educación -de todos los colores políticos- y siempre tienen que poner al frente a quien nunca vio un "niño crudo". Así nos va. No deberíamos pasar por esto, pero tampoco queremos estar a dar la réplica a lo que ni siquiera tendríamos que tomar en consideración. InnovArte tiene su música y su ritmo, nadie le puede marcar el compás. Y el silencio también es una forma de ignorar, no dando crédito a quien no se lo merece.
Las redes sociales que podrían ser una oportunidad de intercambio de experiencias educativas nuevas entre el colectivo docente y una plataforma para mostrarle a la sociedad lo que se hace en la escuela, no son más que una autopista de aforismos, consignas, manifiestos y otras hierbas, que en nada contribuyen al avance educativo. Sin mencionar como corren por la red mensajes que no se analizan detalladamente. Hay una búsqueda de lo más sorprendente, que no promueve más que lo visceral, lo efímero, el consumo rápido. En medio de todo eso, ya no sabíamos si había lugar para las aportaciones de InnovArte, de modo que paramos y reflexionamos.
Añadido a todo lo anterior, la resaca de los exámenes y múltiples "trabajitos" del máster que estamos haciendo, unido a la valoración que como alumnas tenemos de la situación actual de la universidad, tampoco es una fuente de estímulo. Algún día de estos hablaremos con calma, porque las facultades de educación o se renuevan o están abocadas a su desaparición, y lo más triste es que nadie las echará en falta. Ser alumnas a nuestra edad no es cosa fácil, ni para nosotras ni para quien nos tiene que aguantar, pero -sin arrogancia- la vertiente innovadora de la universidad en el campo de la educación está, a nuestro entender, hoy por hoy, muy fallida y muy lejos de las inquietudes de la escuela. Con sosiego y con distancia, hablaremos de ello.
Coincide también ahora que nos admitieron un curso del INTEF en el que estábamos muy interesadas, "
Evaluaciones externas internacionales del sistema educativo", y que como todos los cursos a través de la red, requiere de la elaboración de múltiples tareas que nos resta tiempo para InnovArte. De lo que también hablaremos más adelante.
Con todo, cuando cuando comentábamos con las personas más cercanas a nosotras, que se preocupaban porque InnovArte no se movía, siempre le decíamos que si bien la falta de horas nunca fue un problema para nosotras porque supimos sacárselas al sueño, ahora el desánimo, el ver cómo se derrumba todo a nuestro alrededor, cómo se descalifican las instituciones de referencia, percibir la manipulación informativa, vivir en el engaño, en la superficialidad y frivolidad que impera en la escuela –que oculta la involución que la está invadiendo- , todo eso es lo que sacó a InnovArte de los circuitos.
De modo que queremos avisar de que seguiremos, pero a otro ritmo, al que nosotras marquemos, cuando pensemos que tenemos algo que decir que pueda ser de interés para los demás. Por el momento, y para quien quiera, hay mucho que ver y leer en InnovArte, 800 entradas y 3 años de trabajo dieron para mucho. Ahora no tenemos tanto que contar y no vamos banalizar nuestra aportación por mantenernos vivas en las redes o por conservar el número de visitantes.
Gracias por vuestra preocupación y comprensión.
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