Mujeres en la historia |
Posted: 15 May 2016 05:26 AM PDT
Ciega desde que era una niña, Maria Theresia Von Paradis superó su discapacidad física y se convirtió en una respetada intérprete y compositora, admirada por grandes nombres de la música como Mozart, quien al parecer le habría dedicado una de sus obras. Aprendió de los mejores músicos de su Viena natal y viajó por media Europa mostrando su talento. La falta de visión no le impidió componer sinfonías, óperas y otras piezas musicales. Aunque algunas de sus obras no se han conservado, su música se continúa interpretando en la actualidad, manteniendo viva la memoria de esta mujer que no sólo tuvo que enfrentarse a su condición femenina para hacerse un hueco en el mundo de la música sino que su ceguera fue un impedimento que tuvo que superar, demostrando que nada podría frenar su talento.
Maria Theresia Von Paradis nació el 15 de mayo de 1759 en la ciudad de Viena. Maria Theresia era hija de Joseph Anton Paradis, Secretario Imperial en la corte de la emperatriz María
Teresa de Austria. No se sabe por qué razón médica, siendo una niña de poco más de dos años empezó a perder la visión hasta quedarse ciega. Y aunque fue tratado por algunos de los médicos más respetados de su tiempo, nunca pudo recuperar la vista. A pesar de su discapacidad, Maria Theresia mostró desde bien pequeña un gran talento para la música. Como no podía leer, memorizaba las notas de memoria para poderlas tocar luego en el piano. Parece ser que la emperatriz, en cuyo honor su padre le había puesto el nombre de Maria Theresia, la ayudó económicamente y la puso en contacto a la pequeña con los principales compositores de la Viena de su tiempo. Así, pudo aprender de Leopold Kozeluch, Antonio Salieri o Carl Friberth.
Con tan sólo once años dio su primer concierto tocando el órgano y cantando y a los dieciséis ya era reconocida por los círculos artísticos vieneses como una cantante e intérprete virtuosa.
En 1783 se embarcó en una larga gira de tres años por Europa, mostrando su talento en ciudades como París, Londres, Berlín o Praga. En París tuvo ocasión de conocer a Valentin Haüy, uno de los pioneros en la integración de los invidentes en la sociedad. En el tiempo que permaneció en la capital francesa, además de triunfar con sus conciertos colaboró con Haüy en la creación de una escuela para ciegos. Maria Theresia von Paradis compuso cinco óperas, tres cantatas, conciertos para piano y su famoso concierto Sicilienne. Pudo componer sus obras gracias a un tablero para componer inventado por su compañero Johann Riedinger, compositor y libretista, y a una máquina de escribir para ciegos ideada por Wolfgang von Kempelen. Su obra fue admirada por grandes compositores de su tiempo como Haydn o Mozart. Al parecer, el gran compositor de Salzburgo le habría dedicado su Concierto para piano nº 18. Con el cambio de siglo, Maria Theresia von Paradis se centró más en la composición que en la interpretación, además de dedicar buena parte de su tiempo a la enseñanza musical. En 1808 fundó su propia escuela para niñas en Viena, donde ejerció como maestra hasta el final de sus días. Maria Theresia von Paradís falleció en Viena el 1 de febrero de 1824. |
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