Tras el tratamiento de la
pyracantha para convertirla en el bonsai que nos regalaron para clase, los padres del alumno aun nos reservaban más sorpresas: trajeron un pequeño
boj o un
cotoneaster para que que cada niño/a lo convirtiese en bonsai. Esto se hizo al día siguiente.
Con paciencia fueron enseñándole a cada uno a descubrir cuál sería la forma ideal de la planta que le habían asignado. Como algunos niños les pedían formas de letra u otras, se hizo preciso aclarar la diferencia entre bonsai y
topiario. Para crear ese clima de calma de relajación pusimos ambientación de música japonesa (de
meditación,
tradicional y
Kitaro).
Tras atender a las explicaciones que nos dieron sobre los cuidados que requerían en cuanto a luz y agua, buscamos un lugar donde colocar nuestras macetas y creamos un hermoso jardín de bonsais con piedras y decoración con motivos japoneses.
Ahora no queda más que esperar.
Esta actividad nos dio ocasión de conocer sobre plantas, tradición, cultura, arte, música ..., y otras muchas cosas que iremos desarrollando y contando en próximas ocasiones.
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