UniDiversidad. El blog de José R. Alonso. |
Posted: 02 Mar 2014 11:51 AM PST
Herófilo había situado el alma en el cuarto ventrículo y los “espíritus animales” —aquellas cosas que no eran privativas del ser humano como el sistema motor, el encargado de los movimientos— en el propio encéfalo. Galeno extendió estos trabajos de los médicos alejandrinos con respecto al cerebro.
En esos comentarios, he hecho las demostraciones probando que el alma racional está alojado en el encéfalo; que ésa es la parte con la que razonamos; que contiene una gran cantidad de pneuma psíquico; y que ese pneuma adquiere su calidad especial de la elaboración que tiene lugar en el encéfalo
A la muerte de Galeno, en torno al año 200, la idea griega anterior a Aristóteles de que el encéfalo era el centro coordinador del cuerpo y el lugar del alma se había recuperado pero no gozaba de una aceptación general. Por otro lado, sí había cuajado el concepto del sistema nervioso como una unidad funcional, donde cerebro, médula espinal y nervios forman un todo integrado. En el siglo IV un cirujano de Bizancio llamado Poseidonio probablemente también tras observar los efectos de los traumatismos craneoencefálicos concluyó que cuando las lesiones eran en la parte anterior de la cabeza afectaban a la captura de todos los tipos de información sensorial, el daño en la zona media generaba trastornos de la razón mientras que los traumas en la zona posterior de la cabeza causaban problemas de memoria. Un coetáneo de Poseidonio, Nemesio, obispo de Emesa, ahora la ciudad de Homs en Siria -desgraciadamente famosa en estos últimos años- postuló de nuevo en torno al año 390 la localización de las funciones mentales en los ventrículos cerebrales y propuso un esquema que se mantendría durante siglos.
Ahora si nosotros hacemos esta afirmación, que los sentidos tienen sus fuentes y raíces en los ventrículos frontales del cerebro, que aquellos de la facultad del intelecto están en la parte central del cerebro y aquellos de la facultad de la memoria en la parte posterior del cerebro estamos obligados a demostrar que es así como estas cosas funcionan, de no ser así parecería que damos crédito a esa afirmación sin una base racional. La prueba más convincente se deriva de estudiar las actividades de las distintas partes del cerebro. Si los ventrículos frontales han sufrido algún tipo de lesión, los sentidos están dañados pero la facultad del intelecto continúa como antes. Esto sí que sucede cuando el medio del cerebro está afectado, pero entonces los sentidos quedan en posesión de sus funciones naturales. …Si el cerebro posterior es dañado, solo se produce una pérdida de memoria mientras que las sensaciones y el pensamiento no muestran daño.
No sabemos de dónde surge esta “prueba” para localizar estas funciones en esos supuestos tres ventrículos. Nemesio probablemente plantearía su teoría partiendo de algunas afirmaciones de Galeno, muchos de cuyos manuscritos no han llegado hasta nosotros. Galeno asociaba la región frontal del cerebro con las funciones sensoriales principalmente porque era más blanda que el cerebelo mientras que consideraba que la imaginación, el intelecto y la memoria eran cosas distintas que podían estar separadas. Nemesio defendió la preexistencia de las almas y el libre albedrío. Hay quien dice que descubrió también la circulación de la sangre por lo que se adelantaría en más de 1000 años a Miguel Servet (1509 o 1511-1553) y William Harvey (1578-1657). La teoría de la localización ventricular fue también apoyada por San Agustín (354-430). Agustín de Hipona, el hombre que dijo esa frase maravillosa de “Señor, concédeme la castidad, pero no todavía” consideró que las sensaciones eran conducidas a la cavidad anterior, el ventrículo central o medio se encargaba de la recolección y el ventrículo posterior del movimiento. Puesto que en toda la Edad Media no hubo observaciones directas pues tanto el poder eclesiástico como el civil prohibían las disecciones, todos los libros médicos de la época reprodujeron este esquema de tres vesículas esféricas, que serían estos tres ventrículos cerebrales con dichas funciones localizadas. La idea de la localización mental y del alma en los ventrículos fue la dominante en Europa y Oriente medio. El más famoso de los científicos persas Abu Àli al-Husain ibn ‘Abudullah ibn Sina o Avicena (980-1037) escribió al respecto en su Canon:
Una de las facultades internas animales de percepción es la facultad de la fantasía, en otras palabras, sensus comunis, localizada en la parte anterior del ventrículo frontal del cerebro. Recibe todas las formas que son grabadas en los cinco sentidos y transportadas desde ellos. Lo siguiente es la facultad de representación localizada en la parte posterior del ventrículo frontal de cerebro, que preserva lo que el sensus comunis ha recibido de los cinco sentidos individuales incluso en ausencia del objeto sentido…
Al final de la Edad Media la localización ventricular todavía era la base sobre la que se explicaban distintos problemas neurológicos. Así, Antonio Guainerio, un médico italiano describía el caso de dos hombres en su libro Opera medica publicado en 1481. Uno de los dos no podía hablar más de tres palabras y el otro era incapaz de recordar el nombre de nadie. Guainerio creía que estos trastornos —que parecen ser una afasia motora y una amnesia, respectivamente— eran debidos a una memoria defectuosa causada por una “acumulación excesiva de flema en el ventrículo posterior”.Eso se mantuvo y por ejemplo un dibujo de 1503 del enciclopedista alemán Gregor Reisch (ca. 1467-1525) seguía asignando funciones mentales a las tres cavidades, repitiendo los conceptos de Nemesio de mil años atrás. Para leer más:
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