lunes, 3 de marzo de 2014

UniDiversidad. El blog de José R. Alonso.



UniDiversidad. El blog de José R. Alonso.


Posted: 02 Mar 2014 11:51 AM PST
ventriculoEl sistema de cavidades del encéfalo está formado por dos ventrículos laterales con astas anteriores, posteriores y ventrales y que se unen a un tercer ventrículo conectado por un pequeño conducto con el cuarto, que a su vez se continúa con el canal del epéndimo de la médula espinal. En su interior los ventrículos presentan un fluido, el líquido cefalorraquídeo que es movido por unas células ciliadas, los ependimocitos, que tapizan el contorno de los ventrículos.
vent
Herófilo había situado el alma en el cuarto ventrículo y los “espíritus animales” —aquellas cosas que no eran privativas del ser humano como el sistema motor, el encargado de los movimientos— en el propio encéfalo. Galeno extendió estos trabajos de los médicos alejandrinos con respecto al cerebro. hommediaDeclaró que el alma —que era algo inseparable de la mente— no estaba en los ventrículos cerebrales como había dicho Herófilo sino en el propio tejido nervioso del encéfalo. En De usu partium escribe así
En esos comentarios, he hecho las demostraciones probando que el alma racional está alojado en el encéfalo; que ésa es la parte con la que razonamos; que contiene una gran cantidad de pneuma psíquico; y que ese pneuma adquiere su calidad especial de la elaboración que tiene lugar en el encéfalo
galenoGaleno pensaba que las funciones mentales podían ser afectadas de forma independiente por las lesiones o la enfermedad pero no llegó a localizarlas en distintas partes del encéfalo. Harían falta 1.500 años más. Mediante sus observaciones de las heridas en la cabeza de soldados y gladiadores el médico romano dedujo que las lesiones que llegaban a alcanzar los ventrículos privaban a esos hombres de capacidades motoras o sensoriales pero no eran mortales inmediatamente, como cabría esperar si el alma estuviera alojado en esas cavidades y escapara por esa herida.
A la muerte de Galeno, en torno al año 200, la idea griega anterior a Aristóteles de que el encéfalo era el centro coordinador del cuerpo y el lugar del alma se había recuperado pero no gozaba de una aceptación general. Por otro lado, sí había cuajado el concepto del sistema nervioso como una unidad funcional, donde cerebro, médula espinal y nervios forman un todo integrado.
En el siglo IV un cirujano de Bizancio llamado Poseidonio probablemente también tras observar los efectos de los  traumatismos  craneoencefálicos concluyó que cuando las lesiones eran en la parte anterior de la cabeza afectaban a la captura de todos los tipos de información sensorial, el daño en la zona media generaba trastornos de la razón mientras que los traumas en la zona posterior de la cabeza causaban problemas de memoria.
Un coetáneo de Poseidonio, Nemesio, obispo de Emesa, ahora la ciudad de Homs en Siria -desgraciadamente famosa en estos últimos años- postuló de nuevo en torno al año 390 la localización de las funciones mentales en los ventrículos cerebrales y propuso un esquema que se mantendría durante siglos. IMG_0970Nemesio en su obra más famosa titulada “Sobre la naturaleza del hombre” —y no debía ser alguien modesto puesto que puso el mismo título usado anteriormente por Hipócrates— mezcló medicina galénica con teología cristiana. El padre de la Iglesia indicó que el ventrículo anterior —que en realidad serían los ventrículos laterales— se encargaba de la mezcla de sensaciones de todos los sentidos —y se llamó el sentido común— y de la imaginación; el ventrículo central —que correspondería al tercer ventrículo— para la razón y la cogitatio (pensamiento, actividad mental o espiritual) y el ventrículo posterior —nuestro cuarto ventrículo— para la memoria. Nemesio escribió así
Ahora si nosotros hacemos esta afirmación, que los sentidos tienen sus fuentes y raíces en los ventrículos frontales del cerebro, que aquellos de la facultad del intelecto están en la parte central  del cerebro y aquellos de la facultad de la memoria en la parte posterior del cerebro estamos obligados a demostrar que es así como estas cosas funcionan, de no ser así parecería que damos crédito a esa afirmación sin una base racional. La prueba más convincente se deriva de estudiar las actividades de las distintas partes del cerebro. Si los ventrículos frontales han sufrido algún tipo de lesión, los sentidos están dañados pero la facultad del intelecto continúa como antes. Esto sí que sucede cuando el medio del cerebro está afectado, pero entonces los sentidos quedan en posesión de sus funciones naturales. …Si el cerebro posterior es dañado, solo se produce una pérdida de memoria mientras que las sensaciones y el pensamiento no muestran daño.
No sabemos de dónde surge esta “prueba” para localizar estas funciones en esos supuestos tres ventrículos. Nemesio probablemente plantearía su teoría partiendo de  algunas afirmaciones de Galeno, muchos de cuyos manuscritos no han llegado hasta nosotros. Galeno asociaba la región frontal del cerebro con las funciones sensoriales principalmente porque era más blanda que el cerebelo mientras que consideraba que la imaginación, el intelecto y la memoria eran cosas distintas que podían estar separadas. am1El ventrículo anterior que estaba asociado con la percepción, era el más cercano a la cara donde estaban los órganos periféricos de la vista (ojos), el olfato (nariz) y el gusto (lengua), así como el tacto presente en el propio rostro (labios, cara). Es posible que sobre la teoría de Nemesio influyeran también los aspectos filosóficos o religiosos donde para un teólogo cristiano primitivo era más sencillo poner a los espíritus etéreos responsables de las funciones superiores en cavidades huecas —como los eremitas santos que vivían en cavernas— que en la propia sustancia densa del tejido nervioso.
Nemesio defendió la preexistencia de las almas y el libre albedrío. Hay quien dice que descubrió también la circulación de la sangre por lo que se adelantaría en más de 1000 años a Miguel Servet (1509 o 1511-1553) y William Harvey (1578-1657). La teoría de la localización ventricular fue también apoyada por San Agustín (354-430). Agustín de Hipona, el hombre que dijo esa frase maravillosa de “Señor, concédeme la castidad, pero no todavía” consideró que las sensaciones eran conducidas a  la cavidad anterior, el ventrículo central o medio se encargaba de la recolección y el ventrículo posterior del movimiento.
Puesto que en toda la Edad Media no hubo observaciones directas pues tanto el poder eclesiástico como el civil prohibían las disecciones, todos los libros médicos de la época reprodujeron este esquema de tres vesículas esféricas, que serían estos tres ventrículos cerebrales con dichas funciones localizadas. La idea de la localización mental y del alma en los ventrículos fue la dominante en Europa y Oriente medio. El más famoso de los científicos persas Abu Àli al-Husain ibn ‘Abudullah ibn Sina o Avicena (980-1037) escribió al respecto en su Canon:
Una de las facultades internas animales de percepción es la facultad de la fantasía, en otras palabras, sensus comunis, localizada en la parte anterior del ventrículo frontal del cerebro. Recibe todas las formas que son grabadas en los cinco sentidos y transportadas desde ellos. Lo siguiente es la facultad de representación localizada en la parte posterior del ventrículo frontal de cerebro, que preserva lo que el sensus comunis ha recibido de los cinco sentidos individuales incluso en ausencia del objeto sentido… Avicenna1347Lo siguiente es la facultad de imaginación sensible en relación con el alma animal y de la imaginación racional en relación con el alma humana. Esta facultad se localiza en el ventrículo medio del cerebro… Entonces está la facultad de la estimación localizada en el extremo más alejado del ventrículo medio del cerebro. Lo siguiente es la retentiva y la facultad de rememorar localizada en el ventrículo posterior del cerebro.
Al final de la Edad Media la localización ventricular todavía era la base sobre la que se explicaban distintos problemas neurológicos. Así, Antonio Guainerio, un médico italiano describía el caso de dos hombres en su libro Opera medica publicado en 1481. Uno de los dos no podía hablar más de tres palabras y el otro era incapaz de recordar el nombre de nadie. Guainerio creía que estos trastornos —que parecen ser una afasia motora y una amnesia, respectivamente— eran debidos a una memoria defectuosa causada por una “acumulación excesiva de flema en el ventrículo posterior”.
Eso se mantuvo y por ejemplo un dibujo de 1503 del enciclopedista alemán Gregor Reisch (ca. 1467-1525) seguía asignando funciones mentales a las tres cavidades, repitiendo los conceptos de Nemesio de mil años atrás. fig1En toda  la Edad Media el conocimiento del sistema nervioso apenas evolucionó, mientras que otros sistemas corporales como el esquelético o el muscular habían sido progresivamente mejor conocidos. Todo eso cambiaría con la obra de Leonardo da Vinci (1452-1519). Él, usando un encéfalo de buey y las técnicas que usaba para hacer las esculturas de bronce, consiguió realizar un molde interno de los ventrículos cerebrales aclarando para siempre su estructura, diferente de las tres “celdas cerebrales” esféricas que se habían mantenido hasta entonces. Finalmente, Vesalio retó la idea de que las facultades del alma racional estaban localizadas en los ventrículos cerebrales “incluso aunque están así asignadas por esos que hoy se precian con el nombre de teólogo“. Vesalio basaba sus dudas en la observación de que los ventrículos del encéfalo humano se parecían mucho a los de los animales, los cuales evidentemente no podían contener un alma racional. La puerta del Renacimiento se estaba abriendo también para el conocimiento del cerebro.

Para leer más:
  • Corsi P (1991) The enchanted loom. Chapters in the History of Neuroscience. Oxford University Press, Nueva York. p. 71.
  • Finger S (1994) Origins of Neuroscience. Oxford University Press, Nueva York. p. 18-20.
  • Marshall LH, Magoun HW (1998) Discoveries in the human Brian. Neuroscience prehistory, Brian structure and function. Humna Press, Totowa, Nueva Jersey.
  • http://www.cerebromente.org.br/n06/historia/ventricles_i.htm


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