miércoles, 9 de abril de 2014

Un mes en el Ecuador…



cooperandoporlavida publicó:"Un mes en el Ecuador… Parece que fue ayer cuando me despedí de toda mi familia, de l@s buen@s amig@s, de todo lo que conozco, de lo cierto, lo estable, lo seguro… Y sin embargo, siento que llevo aquí meses, años… Me despierto un día cualquiera en una habi"
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Un mes en el Ecuador…

by cooperandoporlavida
Un mes en el Ecuador… Parece que fue ayer cuando me despedí de toda mi familia, de l@s buen@s amig@s, de todo lo que conozco, de lo cierto, lo estable, lo seguro… Y sin embargo, siento que llevo aquí meses, años… Me despierto un día cualquiera en una habitación prestada, sencilla, que al principio no entendía, pero que ahora sé que la hice mía, la hicimos nuestra. Me ducho y, aunque no tengo opción de regular el agua, lo agradezco. Eso me ayuda a despertar… cosa difícil con el calor, que aplasta. ¡Es una sensación casi constante…! Luego me visto, bajo a la cocina para desayunar en buena compañía, y con frutas. Es una casa viva, llena de movimiento, siempre acompañadas. Nazaret, Martha, Ilda, Teresa, María Isabel, la figura fugaz de Cirilo, Maryorie, Miriam, Don Belis... A todos los saludamos, de todos nos despedimos.
Y rumbo al Centro de Especial, aún me faltan ojos con los que mirar, las calles que nunca duermen, los carros y las motos… Estas últimas con tres, cuatro y hasta cinco pasajeros. Siempre la preferencia para el que circula. Polvo que se levanta y que nos nubla la visión… Una joven que intenta barrer el piso de su terraza; un perro que se asoma y ladra sin parar desde la azotea, frenando su impulso por querer saltar; casas a medio terminar; cableados al descubierto, entre postes de madera; dos niños descalzos, que sonríen y saltan en la carretera, parece que esperan… Igual a alguien que les dedique tiempo, igual a nosotras… por intuir y confirmar en esta semana que son niños especiales.
Nos acercamos al Patronato y ya nos conocen en toda la zona, algún joven se atreve a gritar mi nombre y saludarme en la distancia.
En el centro, contrastes de tiempo y color. Guardan cola para el médico de familia mujeres, niños y ancianos de piel oscura, mestizos y algún blanco. Todos, más morenos que yo, nos miran sin reparo y responden a nuestro "¡Buenos días!". Aún no sé qué piensan de nosotras, si conocen por qué estamos allí, qué es lo que venimos a hacer… Será el tiempo y los nuevos cambios los que hablaran por nosotras. Mientras tanto, metas cortas: escuchar para entender y comunicar para que nos entiendan, tarea difícil aunque aparentemente compartamos el mismo idioma.
Familias y maestras que nos esperan cada día, con muchas carencias, pero con aparentes ganas de aprender.
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